Osvaldo Rosales
Desde hace varios meses se debate sobre la probabilidad de una recesión en la economía norteamericana en el 2020, la que ciertamente – y dependiendo de su magnitud – podría propagarse al resto del mundo. Los vaivenes de la guerra comercial USA-China sólo contribuyen a potenciar dicha probabilidad. Veamos primero algunos antecedentes globales sobre la evolución del crecimiento global y del comercio internacional.
- Desaceleración en producción y comercio globales.
Le ha costado a la economía mundial retomar el dinamismo que mostraba antes de la crisis sub prime. Al final de la actual década, el PIB y el comercio mundiales se expanden a tasas entre 40 y 50% inferiores a las de ese lapso. Preocupa particularmente la marcada desaceleración en los flujos del comercio de bienes.
Una vez que en 2017 la UE parecía finalmente recuperarse de los impactos de la crisis sub prime, los motores del crecimiento mundial parecían alinearse. En efecto, por primera vez desde 2008. USA, China, Japón y la UE volvían a tasas de crecimiento que permitían proyectar el retorno a crecimientos globales del 4%. Ello se ha frustrado por las tensiones comerciales entre USA y China, actores principales de la economía mundial y por algunos datos de la geopolítica, así como por los eventuales impactos que un Brexit sin acuerdo podría implicar sobre la economía europea, actor relevante en el comercio mundial. De esta forma, la incertidumbre crece, se reduce el apetito por riesgo, afectándose la inversión y perturbándose las cadenas globales de suministro y tecnologías. En ese contexto, el comercio internacional se desacelera marcadamente. Luego de crecer a un 5% anual en la primera década de este siglo, al final de esta década ese crecimiento es inferior al 3% anual.[1]
Cuadro 1: Tasas medias de crecimiento de la economía y el comercio mundiales
2010-2019 | 2012-2019 | |
PIB | 3,7 | 3,5 |
Comercio Mundial | 4,6 | 2,7 |
Fuente: Cálculos sobre la base de International Monetary Fund, op.cit.
El FMI (julio 2019) acaba de rebajar por cuarta vez en 12 meses la proyección de crecimiento para la economía mundial en 2019. Desde un valor cercano al 4%, proyectado hace 12 meses, hoy la proyección de crecimiento para 2019 se reduce a un 3.2%, el segundo menor valor en dos décadas.[2]
Cuadro 2: Proyecciones de crecimiento de la economía mundial van a la baja
(Para años 2019 y 2020)
Realizada en | Julio 2018 | Octubre 2018 | Enero 2019 | Abril 2019 | Julio 2019 |
2019 | 3,9 | 3,7 | 3,5 | 3,3 | 3,2 |
2020 | 3,9 | 3,7 | 3,6 | 3,6 | 3,5 |
Fuente: International Monetary Fund, World Economic Outlook, July 2019; April, January 2019; July, October 2018.
- Recesiones en la historia económica de USA
En los últimos 50 años, USA ha enfrentado 9 recesiones, aproximadamente una cada 7 años. No se trataría, por ende, de algo demasiado curioso. Todo ciclo expansivo concluye y da origen a uno recesivo. Las duraciones de uno y otro dependen de las circunstancias concretas que los condicionan. En la actualidad, la economía norteamericana está enfrentando el ciclo expansivo más largo de posguerra, sumando al mes de septiembre 121 meses de expansión ininterrumpida, con un promedio de crecimiento anual de 2,3%. Por mera comparación estadística entonces cada mes adicional de expansión se acerca más al fin del ciclo expansivo. Lo novedoso en esta ocasión es la conjunción de la fortaleza de los fundamentos de la economía norteamericana con una tendencia creciente en los especialistas que alertan sobre una probable recesión en 2020.Veamos que explica esta aparente contradicción.
- El desempeño económico de Trump
Trump busca apropiarse de esta larga expansión económica, pero en rigor, ¾ partes del ciclo expansivo se dieron en las presidencias de Obama y sólo ¼ en el actual período de Trump. Este ciclo expansivo no es tampoco el más dinámico pues el de los 90´s alcanzó un crecimiento promedio anual de 3,6%. El crecimiento del empleo también ha sido más lento que en previas recuperaciones.
Los empleos generados, en su gran mayoría, son de baja calidad y como en paralelo se asiste a niveles de concentración del ingreso y de la riqueza sólo comparables a los previos a la Gran Crisis de los años 30, esto genera las bases para un amplio descontento social, marcado por elevadas deudas educacionales, alto costo de la salud y un fuerte aumento del precio de las viviendas en muchas localidades.
Producto de esta expansión, el desempleo está en uno de sus menores niveles históricos, siendo el más bajo desde 1969. Los salarios, sin embargo, han permanecido rezagados y sólo en los últimos meses empiezan a subir lentamente. De hecho, el salario mínimo tiene hoy menos poder adquisitivo que en 1968. Los empleos generados, en su gran mayoría, son de baja calidad y como en paralelo se asiste a niveles de concentración del ingreso y de la riqueza sólo comparables a los previos a la Gran Crisis de los años 30, esto genera las bases para un amplio descontento social, marcado por elevadas deudas educacionales, alto costo de la salud y un fuerte aumento del precio de las viviendas en muchas localidades.
Los motores de este largo ciclo expansivo son una bajísima tasa de interés, una política fiscal expansiva y un brusco aumento en la deuda pública. Luego de la crisis sub prime, la tasa nominal de interés se mantuvo cercana a cero entre 2009 y 2016; llega al 1,5% en 2017 y hoy está en un rango de 2-2,25%. Se trata de una década con tasa de interés real negativa (tasa nominal de interés inferior a la tasa de inflación) en un intento de reflotar las inversiones, objetivo que no se ha logrado.La rebaja de tasas ha operado más bien sesgando el comportamiento de inversionistas hacia los activos más riesgosos, generando un masivo efecto riqueza que se expresa en consumo antes que en inversión, en recompra de acciones y en fusiones y adquisiciones antes que en generación de capacidad productiva.
El rescate de la banca y de empresas afectadas por la crisis ha llevado el déficit fiscal a un 4,7% del PIB, en tanto la deuda pública ya supera el PIB (107% del PIB), lo que ha llevado a que tanto el FMI como la Oficina del Presupuesto del Congreso dictaminen que tal evolución es insostenible, requiriéndose políticas que permitan reducir el déficit y la deuda pública.
El rescate de la banca y de empresas afectadas por la crisis ha llevado el déficit fiscal a un 4,7% del PIB, en tanto la deuda pública ya supera el PIB (107% del PIB), lo que ha llevado a que tanto el FMI como la Oficina del Presupuesto del Congreso dictaminen que tal evolución es insostenible, requiriéndose políticas que permitan reducir el déficit y la deuda pública.
Este ciclo de expansión en la economía norteamericana es llamativo porque se afirma básicamente en el consumo, ya que pese a una tasa de interés real negativa y a una reforma tributaria plutocrática (como la denominó Martin Wolf, editor económico del Financial Times), la inversión no repunta. La economía USA creció 2,9% en 2018, sin embargo, la meta de crecimiento de este año (3%) se ve cada vez más difícil. El crecimiento en el primer trimestre fue 3,1% y en el segundo 2,1% y tanto The Economist como Goldman Sachs proyectan un crecimiento de sólo 2,2% para 2019. Bien lejos queda la promesa inicial de Trump de crecer al 4%. Por cierto, Trump culpa a la Fed por ese bajo crecimiento, recriminándola por no bajar más agresivamente la tasa de interés.
- Debates sobre la recesión en USA
El 60% de 53 destacados economistas consultados por la National Association for Business Economics pronostica una recesión a mediados de 2020.
Un escenario de recesión no es lo más probable en USA, en virtud de sus fundamentos económicos: crecimiento en torno al 2%, bajísimo desempleo, ausencia de burbujas desestabilizadoras. Sin embargo, el accionar de Trump sí puede hacer una diferencia, generando condiciones para una recesión, pese a buenos fundamentos económicos. El 60% de 53 destacados economistas consultados por la National Association for Business Economics pronostica una recesión a mediados de 2020. El 48% de líderes financieros consultados por el CFO Global Business Outlook de la U de Duke espera una recesión para mediados del 2020 y el 69%cree que la recesión será a fines del 2020.
Lawrence Summers (ex Secretario del Tesoro con Clinton y Ex Economista Jefe del Banco Mundial) indica que se trataría de una “recesión sadomasoquista” pues sería autoinducida por las decisiones de Trump y bien acompañadas por la incompetencia de su equipo económico.
En general, la probabilidad de recesión en USA en el 2020 se ubica en 30-40%, sin embargo, se agrega que el factor clave es el comportamiento de Trump y la evolución de la guerra comercial. Por eso es que Lawrence Summers (ex Secretario del Tesoro con Clinton y Ex Economista Jefe del Banco Mundial) indica que se trataría de una “recesión sadomasoquista” pues sería autoinducida por las decisiones de Trump y bien acompañadas por la incompetencia de su equipo económico.
Un factor clave que se menciona es la llamada “curva de retornos invertida”, esto es, que la tasa de interés de los bonos a corto plazo supera a la de aquellos a 10 años[3]. Esta curva invertida se la visualiza como un variable predictora de recesiones pues ello se ha dado en 8 de las 9 recesiones norteamericanas. Esta inversión de la curva de retornos ya lleva 4 meses en USA y la estadística indica que tiende a anticipar recesiones con 10-20 meses de antelación.
La llamada guerra comercial (en rigor, una pugna por la hegemonía tecnológica y global) empieza a afectar a la economía norteamericana. Tanto la inversión como la producción manufacturera llevan dos trimestres de contracción. Los sectores más expuestos al conflicto comercial son los que se están desacelerándose o contrayéndose y la inversión en esos sectores es la que más cae. Por cierto, en China acontece algo similar.
La Fed tiene espacio para recortar tasas de interés, pero mucho menos que en el caso de la sub prime. En esa ocasión, la tasa de interés era 5,25% y pudo llegar a cero. Hoy, esa tasa es de 2-2,25% y, por ende, el margen disponible es mucho más acotado. En cualquier caso, tampoco es claro que en esta ocasión ello sirva mucho, si es que la recesión surge como producto de la guerra comercial. Como dice Roubini, la guerra comercial ocasionaría shocks negativos de oferta: importaciones de insumos y bienes de consumo que dejarían de estar disponibles, obligando a proveerse con productores domésticos o externos menos eficientes; menor producción por escasez de insumos o encarecimiento de éstos; disrupciones en las cadenas internacionales de suministros y procesos de desglobalización pues muchas empresas dejarán de confiar en la estabilidad de largo plazo de las cadenas de valor.
La resultante sería un escenario de menor oferta y mayores precios, es decir, algo parecido a una estanflación, situación que no podría revertirse con medidas monetarias o fiscales tradicionales. La ortodoxia económica sugiere adecuarse a los shocks de oferta, dejando que los precios relativos reflejen esa nueva situación de abastecimiento, ya que una política de expansión de demanda no ayudaría a superar las limitaciones de oferta, agravando sí las presiones inflacionarias. Es claro entonces que los mercados financieros están sobreestimando la capacidad de la Fed de lidiar con una eventual recesión de esas características. Por lo demás, un período tan largo de condiciones financieras tan relajadas ha reducido el poder del recorte de tasas de interés para impulsar el crecimiento.
Por tanto, hoy el margen disponible de política para reaccionar frente a un ciclo recesivo en la economía USA es menor que en el 2008: las tasas de interés son muy bajas, los niveles de déficit fiscal y de deuda pública son bastante elevados y además en lo político, hay más resistencia a los rescates financieros. La posibilidad de coordinar políticas contra-cíclicas en el G20 estaría limitada en sus aspectos técnicos, pero además bastante bloqueada en sus aspectos políticos. Con los sucesivos ataques de Trump a China y a sus socios europeos, los acuerdos en el G20 no se ven fáciles como lo fue en el 2009 y menos aún si la causa que gatillase una recesión fuesen las políticas proteccionistas y agresivas de Trump. Tampoco se ve fácil que Trump pueda acordar un programa de reactivación económica con los demócratas en el 2020, en pleno período electoral.
Por tanto, hoy el margen disponible de política para reaccionar frente a un ciclo recesivo en la economía USA es menor que en el 2008.
Los mercados financieros están sobrevalorados y, por tanto, un ajuste es necesario. La pregunta es qué tan gradual y ordenado pueda ser. Si este ajuste se produjese por un incremento de la incertidumbre por las locuras de Trump, entonces es probable que ese ajuste se produzca de la peor forma, abonando espacio para una probable recesión.
Los mercados financieros están sobrevalorados y, por tanto, un ajuste es necesario. La pregunta es qué tan gradual y ordenado pueda ser.
Los datos preocupantes siguen apareciendo: los embarques marítimos mundiales tuvieron en junio una caída anualizada de 5,3%, acumulando 7 meses consecutivos de caídas; el Banco Mundial proyecta un incremento del comercio mundial de bienes de sólo 2,6% para este año, la tasa más baja desde la crisis sub prime; Alemania bordea la recesión; un Brexit desordenado conduciría a la recesión en el Reino Unido, afectando el ya anémico crecimiento de la zona euro. De acuerdo a información de The Economist (Economic and Financial Indicators), en el segundo trimestre, muestran una contracción anualizada respecto del trimestre anterior R. Unido, Alemania, Noruega, Suecia, Hong Kong, Singapur, Argentina, Brasil y Perú.
De acuerdo a información de The Economist (Economic and Financial Indicators), en el segundo trimestre, muestran una contracción anualizada respecto del trimestre anterior R. Unido, Alemania, Noruega, Suecia, Hong Kong, Singapur, Argentina, Brasil y Perú.
Las recientes medidas arancelarias de Trump contra China llegan en un momento peligroso, constituyéndose en una real amenaza al crecimiento en USA. En efecto, mientras la inversión y las exportaciones netas se contraen, el consumo crece al 4,7%, más que compensando la caída de las variables anteriores. Sin embargo, la confianza de los consumidores va decayendo y ya en agosto mostró su mayor caída en 6 años. Las medidas arancelarias previas de Trump se preocuparon delimitar el impacto en los consumidores, afectando sólo al 29% de los bienes finales chinos. Con estas medidas de inicios de septiembre – 15% de arancel a US$ 112 mil millones de exportaciones chinas-, se verá afectado el 69% de esas exportaciones chinas a USA, incluyendo textiles, confecciones, zapatos, equipos deportivos y aparatos de televisión (Peterson Institutefor International Economics). De esta forma, según cálculos de JP Morgan Chase, el incremento en la factura de los consumidores por efecto de la guerra comercial que era de US$ 600 anuales, con estas medidas subiría a US$ 1.000 anuales, justo antes de las ventas navideñas.
La geopolítica tampoco está ayudando. A las disputas comerciales-tecnológicas entre USA y China se agregan los conflictos en Hong Kong; la venta de armas de USA a Taiwán; la guerra comercial Japón-Corea del Sur y el mal escenario que se abre en Europa con un Brexit sin acuerdo.
Definitivamente, el principal peligro para la economía mundial radica en Trump, quien parece esmerarse en desatar una recesión internacional, frente a la cual las medidas tradicionales de reactivación de la demanda serán menos eficaces que antaño. Lo único que podría detener a Trump serían caídas severas en Wall Street, una marcada desaceleración en el segundo semestre o un alegato más vociferante de las agrupaciones empresariales afectadas. Estás últimas están ya levantando la voz. Habrá que ver cómo siguen operando estas fuerzas, pero el pronóstico sigue siendo reservado.
Definitivamente, el principal peligro para la economía mundial radica en Trump, quien parece esmerarse en desatar una recesión internacional, frente a la cual las medidas tradicionales de reactivación de la demanda serán menos eficaces que antaño.
[1]El Cuadro 1 muestra una expansión anual de 4,6% para la década 2010-2019. Sin embargo, ese valor está fuertemente influido por los altos valores de 2010 y 2011, años inmediatamente posteriores a la sub prime y que recogieron los paquetes de estímulo fiscales y monetarios que llevaron a cabo las economías del G20. Si tomamos el período 2012-2019, el comercio internacional crece sólo a 2.7% anual. En su versión de julio 2019, el W.E.O del FMI informa que en el primer trimestre 2019 el comercio mundial creció sólo 0.5% en doce meses.
[2]Este valor sólo supera al de 2001, cuando. con ocasión de la crisis punto.com, USA creció 0.8% y la economía mundial lo hizo en 2,5%. (IMF, W.E.O, April 2007)
[3]En condiciones normales, los inversionistas piden un mayor retorno a sus inversiones de largo plazo. Cunado imperan la incertidumbre y los malos pronósticos, están dispuestos a aceptar rendimientos menores en el largo plazo, a condición de asegurar su capital. En esos casos, aumenta la demanda por bonos de largo plazo, con lo que aumenta el precio de éstos, reduciéndose entonces su rendimiento, inversamente relacionado con el precio.