Segunda vuelta: Entre la restauración y las reformas

por La Nueva Mirada


No hay dos lecturas para interpretar los resultados de las recientes elecciones.

Algo sorprendente para una derecha hoy alentada tras sus descalabros en las pasadas contiendas municipales, de gobernadores regionales y, esencialmente, en el plebiscito constituyente y la elección de convencionales. ¿Estaremos transitando del estallido social a un gobierno de extrema derecha, pariente cercano de Jair Bolsonaro? 

 Un severo traspié para los sectores progresistas y un respiro alentador para una derecha hoy más diversa con la irrupción de nuevos integrantes bajo el liderazgo algo incómodo de José Antonio Kast (JAK). El candidato de la ultraderecha, con la primera mayoría relativa, enfrentará a Gabriel Boric en segunda vuelta presidencial, con un Senado equiparado, avances en la Cámara de Diputados y la mayoría de los consejeros regionales.  

Con razón se abrieron botellas de champagne, los mercados celebraron en la bolsa y se relajó el precio del dólar. Silencioso e implacable adiós sin lágrimas para el vapuleado Sebastián Sichel. Con su pan se lo coma, parecen pensar los dirigentes del oficialismo, que no han demorado su apoyo sin condiciones al republicano que saca cuentas alegres.

Sebastián Piñera – ya más que vapuleado – ha sido cauto y sus palabras moderadas y de buena crianza tienen sin cuidado a JAK.

Se ensayan múltiples explicaciones para estos resultados. La más recurrida es el agotamiento y temor de los electores ante la violencia y el desorden que le pasarían la cuenta al progresismo. Entonces JAK representaría el orden, autoritario y algo más, mientras Boric el cambio sin garantías de gobernabilidad.

Explicación plausible y simplona – como la primitiva propuesta programática de JAK – aunque ciertamente insuficiente. ¿Cómo se explica que, tras el estruendoso fracaso del actual gobierno, una mayoría ciudadana opte por una alternativa de extrema derecha? ¿Qué cambió desde el estallido social hasta ahora? Y en lo más evidente de las propias cifras ¿Por qué el descalabro de la candidatura de Yasna Provoste y de los partidos que la acompañaron? ¿Qué representa Franco Parisi y a quien apoyarán sus partidarios en segunda vuelta?

Para la mayoría de los observadores resultó una sorpresa la hoy “apreciada” alta votación obtenida por Parisi. Un aspirante virtual – que no pudo aterrizar en el país por problemas judiciales pendientes y un supuesto contagio de COVID – alcanzó el tercer lugar, imponiéndose al aspirante de Chile Vamos y a la postulante de la centroizquierda.

Franco Parisi ya había obtenido el 10 % de los votos en la anterior elección presidencial y ahora hizo una agresiva campaña virtual, con su calculada oferta populista, obteniendo el tercer lugar y eligiendo seis parlamentarios (as).

No hay demasiadas dudas que un porcentaje importante de aquella votación la puede captar JAK en la segunda vuelta. Siendo más que dudoso que Parisi llame a votar por el candidato de la ultraderecha, sí marca distancia con Boric y su entorno. Y la mayoría de sus parlamentarios, sino todos, se alinearán finalmente con JAK.

Mención aparte merece el ya referido y discreto desempeño de Yasna Provoste, ubicándose en un quinto lugar de las preferencias, por debajo de un debilitado Sebastián Sichel y a escasos tres puntos de Marco Enríquez (MEO). Que sectores socialistas, incumpliendo el compromiso adquirido en la consulta ciudadana, hayan decidido votar por Boric en primera vuelta, no alcanza para explicar el mal resultado de Provoste . En definitiva, la magra votación de la centroizquierda obliga a sus partidos a una severa revisión de identidad y proyectos de renovación, sin despreciar fenómenos similares más allá de nuestras fronteras.

El desafío de la segunda vuelta

Con todo, lejos de estar definida, la segunda vuelta promete ser altamente competitiva. Ciertamente JAK parte con ventaja. No tan solo por haber obtenido la primera mayoría relativa (tradicionalmente el vencedor en primera vuelta gana la elección, pero la ventaja de dos puntos es muy estrecha). También es más fácil para Kast unir al conjunto de la derecha tras su postulación en segunda ronda.

Gabriel Boric parte como retador y enfrenta mayores dificultades para sumar a una oposición variopinta, desde la DC hasta el PC, pasando por el ámbito socialista y los diferentes partidos que integran el Frente Amplio, con reconocidos desencuentros anteriores entre todos ellos.

Su discurso en la noche del 21 no fue bueno y perdió la oportunidad de una convocatoria mayor y plural hacia el diverso espectro del progresismo que necesita cercano para la breve recta final. Un traspié que intenta superar desde el día siguiente, con diversos gestos explícitos que tienen efecto en la propia DC, cuya Junta Nacional resolverá una postura oficial tras los apoyos de Carmen Frei y Yasna Provoste (sin descartar abstenciones como la anticipada por Ignacio Walker).

Los apoyos explícitos y sin condiciones del PS, PPD, PRSD y Nuevo Trato, del expresidente Ricardo Lagos y connotados economistas como Roberto Zahler, Ricardo Ffrench Davis y Andrea Repetto contribuyen a fortalecer su opción que ciertamente requiere de giros explícitos que amplíen su convocatoria y superen precariedades presentes durante la primera vuelta.

No se trata de juntar siglas, como ha señalado la presidente de RD. Y menos de componendas programáticas o negociación de cargos. Sí de ampliar la unidad social y política en torno a una candidatura que ofrezca una perspectiva de cambios que desnuden las debilidades e insuficiencias democráticas de la opción ultraderechista de JAK.

Giros necesarios para la multiplicación del despliegue territorial durante escasas tres semanas, donde cada día vale con el necesario compromiso activo de parlamentarios, alcaldes, concejales, CORES y sobre todo los militantes y adherentes en búsqueda de una ampliación sustantiva de la votación ya garantizada.

Un nuevo escenario político ya es un dato de realidad

El nuevo mapa político que emerge tras estas elecciones muestra un cuadro de dispersión y disgregación política que conspira en contra de la gobernabilidad futura del país. Que la derecha haya obtenido la mitad del Senado y retenga una alta representación en la Cámara de Diputados, anticipa un serio obstáculo a los cambios estructurales que propone la opción de Gabriel Boric. No existe posibilidad alguna de impulsar leyes de quórums calificados sin el consenso de la derecha y todo apuntaría a un nuevo bloqueo legislativo en el futuro parlamento.

La incorporación de nuevas fuerzas políticas, como el Partido de la gente, de la ex lista del pueblo e independientes, tiende a incrementar la fragmentación y dificulta más la construcción de mayorías para el cambio.

El proceso constituyente enfrenta nuevos desafíos para avanzar en su tarea. Se cierran espacios para los llamados plebiscitos dirimentes o fórmulas alternativas. Y, ciertamente, serían más complejos con la opción de JAK instalada en La Moneda.

Es mucho lo que se juega en esta segunda vuelta entre la restauración autoritaria que ofrece JAK o el camino de las transformaciones liderado por Gabriel Boric. Es la posibilidad de aprobar una nueva constitución redactada en democracia o su rechazo. La opción entre neoliberalismo o un nuevo modelo de desarrollo. Y más en el fondo, el fortalecimiento de los valores democráticos y la posibilidad de avanzar hacia una sociedad más inclusiva, con mayor justicia, libertad, orden y paz social.

Mucho en juego. Durante la campaña ha circulado la frase “ten cuidado en donde pones la cruz a la hora de votar. Tendrás que cargarla los próximos cuatro años”. Cómo no. Ahí está.

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