¿Y ahora qué pasa, eh?

por La Nueva Mirada

Por Tomás Vio Alliende

“Uno, dos ultraviolento” es el título de uno de los grandes éxitos del grupo argentino de punk rock Los Violadores que a mediados de los 80 cautivó al público latinoamericano y que logró ubicarse en el número 41 de las 100 canciones más destacadas del rock argentino, según la revista Rolling Stones y MTV. Más allá de una pegajosa melodía que comienza con la Novena Sinfonía de Beethoven en clave rockera, y de contestatarias letras que combinan el castellano con el nadsat (jerga juvenil que combina el ruso con palabras gitanas), la canción es un homenaje al libro de Anthony Burgess (1917 – 1993), “La Naranja Mecánica” y a la película del mismo nombre que dirigió Stanley Kubrick en 1971. En ambas se esboza claramente el concepto de la ultraviolencia definida por Burguess como un acto de extrema violencia sin justificación, donde las víctimas son escogidas al azar.

“La Naranja Mecánica” fue originalmente inspirada por un incidente real que le ocurrió en 1944, durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), a la esposa de Burgess, cuando fue asaltada en Londres por cuatro marines estadounidenses desertores, quienes la golpearon, robaron y violaron.

“La Naranja Mecánica” fue originalmente inspirada por un incidente real que le ocurrió en 1944, durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), a la esposa de Burgess, cuando fue asaltada en Londres por cuatro marines estadounidenses desertores, quienes la golpearon, robaron y violaron. Dado que se encontraba embarazada, los golpes provocaron que perdiera el hijo que estaba esperando. Este hecho extremo, cruel y sin justificación dio pie para el libro escrito por el autor inglés en 1962. En sus páginas se recoge la rabia del novelista, quien cuenta la historia de Alex DeLarge, un adolescente agresivo que primero se convierte en victimario y después en víctima de la sociedad futurista en la que vive. La escena de la violación esta vez se repite:  DeLarge, junto a sus amigos los Drugos, actúa de manera irracional y sin piedad contra una mujer para mostrar cómo los individuos se van desgastando por el sistema, la moral, la manipulación, la represión y, finalmente, la corrupción.

¿Cómo se llega a la ultraviolencia? ¿Por qué hoy se vive en ambientes que podrían ser proclives al maltrato extremo con víctimas escogidas al azar?

¿Cómo se llega a la ultraviolencia? ¿Por qué hoy se vive en ambientes que podrían ser proclives al maltrato extremo con víctimas escogidas al azar? Como ya se ha dicho, el asunto no es nuevo. Por décadas se ha analizado la ultraviolencia, venga de donde venga, como un fenómeno aparentemente desprovisto de ideología que guía muchas de las acciones que parecen irracionales o inconscientes. Lo cierto es que siempre ha estado ahí y se manifiesta preferentemente en medio de ambientes marginales y convulsionados, donde la desesperación ha llegado a un punto cúlmine.

se manifiesta preferentemente en medio de ambientes marginales y convulsionados, donde la desesperación ha llegado a un punto cúlmine.

El personaje Alex DeLarge (interpretado por Malcolm McDowell en la película de Kubrick), representa lo que podría ser hoy en día un comportamiento poco reflexivo que se esconde bajo el odio y la rabia. En ese contexto, el protagonista de “La Naranja Mecánica” es cómplice de su propia destrucción y debe vivir en carne propia la lógica de llevar al límite sus acciones. Se trata básicamente de la violencia por la violencia, intranquilidad, búsqueda de la justicia ausente que se debe cumplir por cuenta propia porque no existe una contraparte que satisfaga las necesidades imperantes.

La banda Los Violadores lo demuestra de manera explícita en su canción “Uno, dos, ultraviolento”:

La banda Los Violadores lo demuestra de manera explícita en su canción “Uno, dos, ultraviolento”: “Con mis Drugos al ataque vamos a ir (…) /Nos quieren transformar/ No lo lograrán/ No lo lograrán” En la letra, la disposición del grupo argentino es festiva e irrevocable. No existe pie atrás cuando la extrema rudeza se toma como algo propio y se actúa a través de ella con el respaldo cómplice de una manada.

No existe pie atrás cuando la extrema rudeza se toma como algo propio y se actúa a través de ella con el respaldo cómplice de una manada.

¿Y ahora qué pasa, eh? Al igual que el título del disco y parte de la letra de “Uno, dos, ultraviolento”, la historia mundial, y en especial la chilena, se mantiene en constante movimiento, llena de interrogantes y expectativas que nadie se atreve a dilucidar. Mientras tanto, la ultraviolencia queda como evidencia de que estamos bajo intensos procesos sociales que necesitan cambios urgentes y también profundos.

Mientras tanto, la ultraviolencia queda como evidencia de que estamos bajo intensos procesos sociales que necesitan cambios urgentes y también profundos.

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