Mariana Aylwin ha declarado recientemente que Yasna Provoste “no representa bien los ideales del mundo democratacristiano, de la cultura democratacristiana. Ella es una candidata mucho más de izquierda”.
Mariana parece desconocer que en los partidos de centro, también llamados reformistas como el PR, han existido históricamente tendencias más cercanas a uno y otro flanco del espectro político e ideológico.
Inevitablemente hay personas más próximas a la derecha y/o a la izquierda, con una obvia preeminencia de quienes se sitúan propiamente en el centro, en el entendido que el contexto político-social va modificándose según las pugnas por los diversos intereses en juego.
Así es como Juan de Dios Carmona y Julio Durán adhirieron al golpe de estado y a la dictadura instaurada por la asonada militar. A diferencia de los 13 dirigentes democratacristianos que suscriben la carta contraria al golpe y a la dictadura.
En el mismo sentido, considerando la definición de Mariana, bien se podría recordar que el “mucho más de izquierda” se puede aplicar a Radomiro Tomic y a los llamados “chascones”.
Pareciera que desde la izquierda y desde las posiciones de centro más cercanas a la derecha, cuando no de frentón asumiendo la diestra, se tiende a desconsiderar el tránsito que han tenido los que se instalan en la izquierda y el centro.
Ambas posturas se concibieron como alternativas y competitivas. El avance de las tendencias progresistas y democráticas les permitió a cada cual acumular significativas fuerzas, a costa del deterioro y pérdida de la hegemonía de los partidos de los sectores conservadores y refractarios al cambio social.
Sin embargo, unos y otros no advertimos que el cambio social, cual fuera su profundidad y velocidad, implica reunir ingentes fuerzas tanto para concretarlo como para que se pueda sostener y consolidar. Cabría recordar que la Reforma Agraria de Eduardo Frei Montalva debió enfrentar la más tenaz e ilegal resistencia de los latifundistas de la época.
Esta trascendente reforma difícilmente se habría logrado si no hubiera sido apoyada por la izquierda y tampoco se habría concretado la nacionalización del cobre sin el concurso de los DC, más precisamente sin el “consenso nacional” que se alcanzó en esa oportunidad.
En definitiva, hubo continuidad entre aquellas “chilenización” y nacionalización, hoy tan distante de la privatización de Codelco como lo continúan pretendiendo poderosos intereses hoy en juego.
A este respecto, Mariana debiera precisar si su acusación de izquierdismo de Provoste incluye el objetivo programático de Yasna de establecer una Empresa Nacional del Litio.
Valga recordarle que en el gobierno de Frei Montalva se impulsó y aprobó, con el concurso de la izquierda y la oposición de la derecha, la Ley de Sindicalización Campesina y el Fondo de Educación y Extensión Sindical.
Naturalmente no se trata de una continuidad histórica lineal porque estas no existen, pero tampoco se puede afirmar que las referencias aludidas sean una construcción artificial o pura casualidad.
Ciertamente Yasna es una postulante “más de izquierda”, si se la compara con Sichel, pero lo evidente es que Mariana continúa transitando a la derecha.