Consideraciones preliminares sobre Presupuesto público 2021. Por Eugenio Rivera

por La Nueva Mirada

En dos semanas el gobierno debe presentar el proyecto de presupuesto público para el año 2021. Ello exige que la Administración entregue una visión clara de lo que haremos como país para terminar de controlar la pandemia, para asegurar la recuperación económica, precisar la dirección de las medidas para la economía y la sociedad de la postpandemia y la contribución que el Estado debe realizar para ello.

Con tal objeto es indispensable en primer lugar que el ministro Briones entregue por fin una explicación detallada de lo que se ha hecho para combatir la crisis terminando con la falta de transparencia que, en general, ha caracterizado su gestión. En momentos en que la pandemia y la crisis económica plantean desafíos gigantescos es necesaria una amplia deliberación política y para ello la información adecuada es indispensable. Es también una condición para determinar en dónde nos encontramos, qué se ha avanzado y cuáles son los problemas que persisten y que deberán ser enfrentados con el presupuesto del próximo año.

es indispensable en primer lugar que el ministro Briones entregue por fin una explicación detallada de lo que se ha hecho para combatir la crisis terminando con la falta de transparencia que, en general, ha caracterizado su gestión.

El contexto económico e internacional.

El próximo año estará, como el actual, marcado por la incertidumbre. El contexto internacional será muy distinto si se ha logrado el control de la pandemia y disponemos de vacunas efectivas y distribuidas masivamente o si por lo contrario ello demora y los países enfrentan un rebrote de proporciones que obligue a tomar nuevas medidas de confinamiento. El resultado de la elección presidencial en los Estados Unidos generará escenarios muy diferentes según sea quién gane la elección. Ello repercutirá además en el conflicto chino – estadounidense que ha golpeado periódicamente el desempeño de la economía internacional. Todo lo anterior, sumado a las incertidumbres internas hace necesario un presupuesto 2021 flexible y que contemple los requerimientos de los distintos escenarios posibles.

El resultado de la elección presidencial en los Estados Unidos generará escenarios muy diferentes según sea quién gane la elección.

El año 2021 Chile enfrentará el año con más elecciones en la historia. Cabe evitar la tentación que el Gobierno construya el presupuesto con el objeto de ganar las elecciones y no para responder a las necesidades de la población.

El escenario económico social aparece complejo. En el presente año, la economía caerá entre un -4,5 y – 5,5%. La situación podría ser peor si en el cuarto trimestre no se logra iniciar una recuperación efectiva. Sumado el desempleo abierto y los trabajadore(a)s desalentado(a)s o que están imposibilitados de buscar trabajo por tener que cumplir labores de cuidados y se alcanza una tasa de desempleo total en torno a 30%. No se trata de un fenómeno que encuentre una solución sencilla. Son muchas las empresas que no podrán reiniciar actividades después de la pandemia. Otras empresas, además, han aprovechado la crisis para racionalizar operaciones lo que hace probable que demanden menos trabajadores de lo que hacían antes de la crisis. La introducción de nuevas tecnologías, aunque elimina puestos de trabajo abre también nuevas posibilidades. No obstante, es probable que para muchas de esas nuevas alternativas no se cuente con las capacidades necesarias. En tal sentido, es indispensable el desarrollo de significativos programas de capacitación que permitan acceder a esos nuevos empleos, lo que, además, actualiza la necesidad de introucir las reformas necesarias al sistema SENCE. En estas circunstancias la recuperación de los niveles de empleo y desempleo anteriores a la crisis tomará al menos dos a cuatro años. Para el próximo año se espera un rebote siginificativo del crecimiento, que el Banco Central estima entre un 4 y 5%.

Antecedentes previos sobre el presupuesto fiscal 2021.

El informe de ejecución presupuestaria del primer semestre del presente año deja en evidencia el débil aporte del gasto público a aliviar la situación de las familias y de las empresas en el período indicado. En efecto el gasto público ejecutado al 30 de junio del presente año presentó un aumento respecto del mismo período del año anterior de 6,1%. Como se observa en el gráfico siguiente no representa aumentos tan diferentes a los que se presentaron en años normales.

El informe de ejecución presupuestaria del primer semestre del presente año deja en evidencia el débil aporte del gasto público a aliviar la situación de las familias y de las empresas en el período indicado.

De hecho, según el Informe del Consejo Fiscal Autónomo (CFA) del 14 de septiembre de los US$ 12 mil millones que se destinarían al Plan de Emergencia concordado con sectores de la oposición y respecto de los cuales el Gobierno se había comprometido a utilizar al menos US$ 3.500 millones en el curso del presente año, el efecto neto de mayor gasto en el 2020 respecto al proyectado en el Informe de Finanzas Públicas (IFP) del primer trimestre es de solo US$ 307 millones.

Esto cambia a partir del mes de julio, que presenta un incremento de 24,9% en el gasto público en comparación con el mismo período del año anterior

Esto cambia a partir del mes de julio, que presenta un incremento de 24,9% en el gasto público en comparación con el mismo período del año anterior (esta cifra no aparece en el gráfico indicado) como efecto especialmente del aumento significativo de los gastos en subidios y donaciones. El mismo informe del CFA señala que el gobierno espera un incremento del gasto del Gobierno Central en el 2020 de 11,4% real respecto del año anterior lo que llevaría el gasto fiscal a un 28,7% del PIB.

El mismo informe del CFA señala que el gobierno espera un incremento del gasto del Gobierno Central en el 2020 de 11,4% real respecto del año anterior lo que llevaría el gasto fiscal a un 28,7% del PIB.

En cuanto a la estimación de ingresos fiscales para 2020, el Ministerio de Hacienda pronostica una contracción de 16,1% respecto a 2019 (versus la estimación previa del Informe de Finanzas Públicas del primer trimestre, de una caída de 11,8%), dejando los Ingresos Efectivos en 19,1% del PIB. De esta forma, el Balance Efectivo llega a un déficit proyectado de 9,6% del PIB, superior a la proyección de déficit previa a la crisis del Covid-19, de 8,0% del PIB. No es, en consecuencia, el gasto el problema principal que afecta al déficit: es la caída de los ingresos como efecto de la pandemia y las medidas de contención. Es posible que estas estimaciones se vean positivamente afectadas por un dinamismo mayor al previsto en la actividad económica y la mejora en el precio del cobre.

Es posible que estas estimaciones se vean positivamente afectadas por un dinamismo mayor al previsto en la actividad económica y la mejora en el precio del cobre.

Por otro lado, con fecha 28 de agosto de 2020 se publicaron los resultados de las sesiones constitutivas ordinarias del Comité Consultivo del PIB Tendencial (que arrojó un crecimiento tendencial de 1,5% para 2021) y del Comité Consultivo del Precio de Referencia del Cobre (que entregó un precio de 288 US$c/lb), las que servirán de base para la elaboración del Proyecto de Ley de Presupuestos. En este contexto de restricciones, el ministro Briones ha anunciado que el Presupuesto del 2021 será uno de base cero: “es decir que cada cartera solo demande los recursos para sus gastos fijos (pago de servicios y remuneraciones) y los comprometidos en programas por ley, para dejar libre un remanente para reactivar el país”. Es siempre necesario asegurar la eficiencia y calidad del gasto público. El problema fundamental es, sin embargo, que la metodología de evaluación de programas es básicamente un análisis presupuestario careciéndose de una metodología de costo efectividad y menos de impacto.

el ministro Briones ha anunciado que el Presupuesto del 2021 será uno de base cero: “es decir que cada cartera solo demande los recursos para sus gastos fijos (pago de servicios y remuneraciones) y los comprometidos en programas por ley, para dejar libre un remanente para reactivar el país”.

Es muy importante que la oposición inserte el debate presupuestario en la perspectiva del cambio de gobierno y de dirección que se espera lograr en la próxima elección presidencial.

Es muy importante que la oposición inserte el debate presupuestario en la perspectiva del cambio de gobierno y de dirección que se espera lograr en la próxima elección presidencial. En el debate que ha desarrollado el Foro por un Desarrollo Justo y Sostenible destacan las siguientes proposiciones de prioridades para el presupuesto 2021:

  • La pandemia dejó en evidencia tanto los aspectos positivos como las deficiencias del sistema de salud. Son sin duda necesarias las reformas que permitan al país tener un sistema integrado de salud. El presupuesto del 2021 debe asegurar recursos que permitan dar pasos importantes a su mejoramiento. La vuelta a clases segura requerirá también recursos cuantiosos.
  • El alto desempleo seguirá acompañándonos durante mucho tiempo. Por ello se debe reservar recursos para mantener todo lo que sea necesario los programas de sustitución de ingresos.
  • Recursos extraordinarios para financiar un gran programa público de empleos de emergencia para acelerar el retorno a las tasas de desempleo de la precrisis. Un primer componente de estos programas debe ser el impulso descentralizado de programa regionales y municipales de empleo de fácil implementación orientados al mejoramiento de caminos rurales y de barrios, creación de áreas verdes etc. Esto implica reponer los recursos que han perdido los gobiernos regionales y municipales y un aumento significativo de los recursos respecto del presupuesto del presente año. Un segundo componente busca dar cuenta de que el escenario laboral post pandemia será muy distinto. Se abrirán nuevas posibilidades de empleo que requerirán calificaciones que no están disponibles. Por ello proponemos dar prioridad a un gran programa de capacitación vinculado a la transformación productiva.
  • No caben más excusas para no tomar medidas decididas para recuperar la capacidad productiva. Las grandes iniciativas en minería y obras públicas de los años 90 y 2000 se encuentran en fase de maduración y no generarán los impulsos productivos que se requiere. Al Estado le cabe una gran responsabilidad para contribuir a la generación de nuevas actividades productivas para lo cual se requiere su liderazgo, su inversión en ciencia y tecnología, el apoyo a la modernización de la PYME y el estímulo de iniciativas vinculadas a la economía verde y del conocimiento. El cambio climático y el agua aparecen como desafíos prioritarios para el presupuesto. Del mismo modo, es el momento de reimpulsar la inversión en infraestructura física e inversiones en infraestructura digital. La pandemia dejó en evidencia que la teleeducación no funcionó como se requería. La nueva normalidad requerirá una base digital sustantivamente mejor. Se deben proveer los recursos necesarios para asegurar que los proyectos de inversión estén preparados para ponerlos en marcha.
  • Es claro que Chile no puede alcanzar el desarrollo sin el concurso protagónico de las regiones y municipalidades. El año 2021 será crucial para la puesta en marcha de los nuevos gobiernos regionales. Se debe asegurar que ellos contarán con los recursos suficientes para que encaren exitosamente los desafíos de gestión y den un fuerte impulso a la inversión.
  • El desempleo ha afectado a toda la población, pero con mucha mayor intensidad a las mujeres. La tasa de participación laboral ha retrocedido 7 años y ya antes estábamos atrasados en esa materia incluso en comparación con América Latina. Por ello es necesario implementar programas especiales que aborden con fuerza esta situación.

Este programa requiere recursos cuantiosos que no pueden ser solventados sólo con endeudamiento. En tal sentido, es fundamental una reforma tributaria progresiva que asegure un incremento permanente de la recaudación en torno a 5 puntos del PIB (que debe incluir un impuesto a los superricos) que entre en vigencia a partir del 2022.

Este programa requiere recursos cuantiosos que no pueden ser solventados sólo con endeudamiento. En tal sentido, es fundamental una reforma tributaria progresiva que asegure un incremento permanente de la recaudación en torno a 5 puntos del PIB


Por Eugenio Rivera
Fundación Chile 21 y Foro por un Desarrollo Justo y Sostenible

También te puede interesar

Deja un comentario