En mi condición de Director del Observatorio Político de Santo Domingo he recibido una muy grata visita. Un compañero francés de estudios en París. Él continuó estudios en Florencia sobre política internacional y ello reanima recuerdos de conversaciones mutuas con Bettino Craxi y otros líderes olvidados del siglo XX.
Un tema obvio fue hablar de la guerra en Ucrania. Desde luego las tragedias y dramáticas consecuencias en la sociedad y las familias como en toda guerra. Dato frío del asunto.
Las informaciones a través de los increíblemente sofisticados medios de comunicación contemporáneos dificultan orientarse con “objetividad”.
En la palestra de nuestra conversación sale a relucir el régimen autocrático ruso sostenido por multimillonarios mundiales que han saqueado aquel Estado. Y por otro lado un régimen calificado de los más corruptos del mundo presidido por un cómico de TV.
Entonces la pregunta compartida con mi amigo es: ¿cómo termina esto?
Y sin dudar al mismo tiempo pronunciamos la frase: con un Tratado.
Entonces expuso ágilmente algunos episodios que avalaban su convicción.
Para registrarlo, dije yo.
La llamada guerra de los 30 años (1618-1648) terminó con el Tratado de Westfalia. Cambió la geografía europea de manera brutal.
El Tratado de Versalles luego de la Primera Guerra Mundial cambió la geografía europea.
Luego me recordó el Tratado de Yalta, cuando entre Churchill, Roosvelt y Stalin se repartieron Europa, al fin de la Segunda guerra mundial.
En el Tratado de San Francisco se le impuso a Japón las renuncias geográficas y a la capacidad militar. Ni huatapiques podían tener (acoté yo).
Pero no necesitamos ir tan lejos en la historia de las guerras que tienen consecuencia de particiones y acomodaciones territoriales.
Chile suscribió dos tratados uno de 1904 y otro de 1929, que significaron la aceptación de sus pérdidas territoriales a Bolivia y Perú por sus vencedores: Chile.
Vaya. ¡Qué descubrimiento!
Las guerras finalizan con Tratados que establecen acomodos territoriales.
Coincido entonces con mi amigo visitante que la guerra de Ucrania terminará en el siguiente tratado. El país terminará partido en dos: todo el centro y el oeste se convertirá en un país mediterráneo asociado a Europa. Dos tercios de su actual territorio.
Todo el este Donbastk (un tercio de Ukrania) será parte de Rusia y con ello todo el acceso al Mar Negro. Por eso las batallas de Mariupol y otras localidades ribereñas.
La Unión Europea aceptará el negocio e incorporará a un nuevo país: Ucrania mediterránea, que les va a proporcionar de trigo y cereales. Y además va a obtener el suministro seguro de gas y petróleo proveniente de Rusia.
Corolario…
Los que yo considero imbéciles que dominan la política exterior de USA en el Departamento de Estado, avalados por el tontón de Biden, sostienen que es necesario “prolongar la guerra” (dicho textualmente por el tercero de a bordo de ese departamento, en entrevista con Le Monde.) Ya veremos el porqué de tal afirmación.
No logran entender, con ignorancia suprema, que en la cabeza de Putin no está la reconstrucción la URSS sino la quimera de la idea del Zar de todas las Rusias. Es bueno recordar que los países europeos atrapados por la URSS de Stalin, después de la II Guerra, lo fueron con la anuencia de Churchill y Roosvelt en Yalta. No es esa la idea de Putin.
Pero la política de USA es asustar con la expansión de Putin desde Ucrania hacia Europa. La Unión Europea que es una debilucha organización dispersa y desarticulada, que de Unión no tiene nada sino sus costosas burocracias funcionarias que se dejan arrastrar por la tontera americana. Hasta Josep Borrel le transmitió a Boric el cuco.
Ahora retomo la reflexión con mi amigo de visita y su ojo especialista en política internacional. ¿Por qué Biden necesita prolongar la guerra? Elemental, estúpido diría la alcaldesa Matthei. Hay próximas elecciones en Estados Unidos y Biden quiere presentarse como el gran defensor contra las pretensiones del hijo de Putin de expandirse a Europa…
Serán fantasías, pero el truco del miedo funciona. Para completar el cuadro, acaba de declarar Trump: estoy de vuelta.