Hasta lo que va en el mes de julio los datos de la economía de EEUU parecen indicar, contra todo pronóstico, que el aterrizaje sería suave, es decir bajar la inflación sin afectar demasiado a la actividad económica y al empleo; el óptimo de una política del control y abatimiento de la inflación, puesto que es el enemigo número uno de las autoridades monetarias, el enemigo más buscado por la Fed y por los bancos centrales.
Los datos recientes de la inflación en EEUU, a doce meses de junio, interanual, parecen corroborar dicho optimismo, puesto que la tasa de inflación fue del 3%, la más baja en dos años, después de haberse iniciado el proceso inflacionario hasta casi alcanzar la fatídica tasa del 10%, hace un año en junio de 2022 al registrar una tasa del 9,1% (Gráfico 1).
Gráfico 1. EEUU: Tasa de inflación: junio 2003-junio 2023
La inflación a junio del 3% está cercana a la tasa objetivo de los halcones del Fed que es de abatirla hasta llegar al 2%. Sin embargo, en economía no está todo dicho y siempre hay “peros” que justifican el análisis y la existencia de los economistas. Así, las mismas cifras del BLS nos indican una caída, respecto a junio de 2022, de los precios de los combustibles en 16,7%, mientras que los de alimentos subieron un 5,7% y la llamada inflación subyacente, es decir la descontada de los combustibles y alimentos, todavía está alta, es persistente, con un 4,8% a doce meses. Adicionalmente, antes de cantar victoria, habría que esperar el Índice de Precios de los Gastos de Consumo Personal (PCEI por sus siglas en inglés) y su variación a junio, que es la tasa (Gráfico 2) que se dice sigue el Fed para la toma de sus decisiones que será entre el 25 y 26 de julio y que, hasta mayo de este año, no había mostrado signos de reducción sino más bien de persistencia, veremos qué pasa con los datos de junio si declina o no, en esa cifra estaría la decisión del Fed. Aunque los mercados se adelantan a que posiblemente suba 25 puntos básicos para llegar al 5,50%, el rápido descenso del crecimiento de los precios ha despertado nuevas esperanzas de que la Reserva Federal pueda poner fin pronto a su ciclo de endurecimiento. Según Bloomberg, los operadores ven ahora menos de un 50% de posibilidades de que la Fed opte por nuevas subidas de tasas después de julio. https://www.bloomberglinea.com/2023/07/14/que-es-la-teoria-de-la-sonrisa-del-dolar-y-por-que-wall-street-la-esta-adoptando/
Gráfico 2. Tasas de inflación y tasa de interés del Fed
En porcentajes
Si yo hubiera sido el Fed, mucho antes habría subido mi tasa objetivo de inflación del 2% al 3% y ya estaría celebrando el logro y discutiendo si habría que mantener o más bien bajar la tasa de interés. En cambio, con la meta obtusa del 2%, la discusión que parece dividida en la Fed es mantener la tasa o subirla unos 25 puntos básicos en la reunión de julio y en su próxima reunión en septiembre.
Son diferentes dilemas y enfoques de política, puesto que las autoridades monetarias, en especial la Fed, no parecen haber tomado conciencia que el actual entorno global no es similar a los años después de los setenta y los ochenta, caracterizados por la predominancia de una baja inflación, donde el dilema clásico era: salarios o inflación, que ya no se da, puesto que además el mercado laboral no es el mismo dado que ha sufrido tremendos cambios no solo por la pandemia sino por el cambio tecnológico, cuyos efectos no los tenemos todavía claros, ya que la Inteligencia Artificial, por ejemplo, tanto como destruye empleos también dicen que los puede crear como señala el informe de Goldman Sachs de marzo de 2023 The Potentially Large Effects of Artificial Intelligence on Economic Growth que concluye: “Si la IA generativa cumple con sus capacidades prometidas, el mercado laboral podría enfrentar una interrupción significativa”. Así, hay una línea clara entre los trabajos de cuello blanco, los puestos de gestión y los trabajos de cuello azul siendo el último menos probable que se vea afectado por el advenimiento y la difusión de la inteligencia artificial, estableciéndose así la diferencia entre aquellos empleos que van a ser sensibles a su sustitución o reconversión, incluidos algunos segmentos de los altamente calificados.
En este contexto, llama mucho la atención que, en EEUU, el empleo total de la nómina no agrícola aumentó en 209,000 en junio, que aunque es el incremento más bajo en dos años muestra que todavía ha disminuido y, lo más importante, es que la tasa de desempleo si bien cambió poco de 3,7% a 3.6% muestra que ha bajado, en lugar del esperado aumento de los hacedores de política monetaria. A esto se suma que los salarios medios por hora mantuvieron su crecimiento, aunque a una tasa más baja en junio en 4,4% con respecto al año previo (Gráfico 3).
Gráfico 3: EEUU: Aumento del empleo en la nómina no agrícola y crecimiento de los salarios medios.
Por tanto, un buen informe de empleo y un crecimiento salarial no son los datos esperados por los formuladores de políticas, puesto que han estado proyectando que la economía se desaceleraría por debajo de su tendencia a largo plazo y que la tasa de desempleo aumentaría a 4,5% para el próximo año. Así, una lectura tradicional de los datos pondrían a la Fed en la senda para continuar elevando sus tasas de interés este mes, 25 y 26 de julio, e incluso contemplar otra subida tan pronto como en septiembre, a menos que las autoridades monetarias reconozcan que desconocen los profundos cambios en la composición y movilidad del mercado laboral, su disrupción en un contexto de cambios tecnológicos acelerados con efectos macroeconómicos no predecibles.
Así mismo, ya no se da la distinción tradicional entre los empleos, que como Marx diferenciaba entre productivos, sector industrial, y no productivos, sector servicios, porque todos son parte de una cadena de valor local y global y, especialmente, el sector servicios, muy diferenciado, ha cobrado tremendo dinamismo, siendo el mayor determinante del crecimiento del PIB, pero que puede ser muy vulnerable a los efectos de la Inteligencia Artificial. Por eso, no impactan tanto los datos, por ejemplo, de que la actividad económica en el sector manufacturero (PMI) de EEUU se contrajo en junio por octavo mes consecutivo después de un período de crecimiento de 28 meses, que ha bajado desde 46, 9 en mayo a 46,0 en junio, siendo 50 el nivel por debajo del cual marca la contracción de la actividad manufacturera.
Por último, ya se habla de la nueva inflación, https://www.project-syndicate.org/commentary/sellers-inflation-diagnosis-accepted-but-old-interest-rate-policies-remain-by-isabella-m-weber-2023-07/spanish, puesto que “funcionarios clave reconocieron que las ganancias han sido una de las principales fuentes de inflación en Europa” y que “Ahora que abrazaron un nuevo análisis de las causas de la inflación, también deben cambiar las políticas para hacerles frente”.
Resulta que recién se dieron cuenta, el BCE, el FMI, para el caso de Europa con datos concretos, que el problema no es tanto la “inflación de demandantes”, sino más bien una inflación de “vendedores”, que se da cuando las empresas logran transmitir un impacto de costos importante a los consumidores, aumentando los precios para proteger o incrementar sus márgenes de beneficio. Es una inflación de “ganancias”, que advirtió Adams Smith y que después Marx la explicó en su célebre paper “Salario, precio y ganancia”. No es una inflación de costos, sino el margen de beneficio que gana el oligopolista, el markup.
Isabel Schnabel fue pionera, en el BCE, en este estilo de análisis de la inflación: “«Cuando se hace la descomposición macro, parte [de la inflación] responde a las ganancias… y punto. Es un hecho».
Hasta el FMI tuvo que aceptar, pero en twitter https://twitter.com/IMFNews/status/1673287590865412096?s=20: “El aumento de las ganancias corporativas fue el mayor contribuyente a la inflación de Europa en los últimos dos años, ya que las empresas aumentaron los precios en más que los crecientes costos de la energía importada”. Es responsable del 40% de la inflación. ¿Cuánto será la contribución de las ganancias corporativas en la inflación de EEUU y países emergentes como Chile?
Isabella M. Weber plantea algo que las autoridades monetarias deberían escuchar: “debemos reconocer al recurso de aumentar las tasas de interés como lo que es: una estrategia para endilgarle el costo de la inflación a la mano de obra (eliminando salarios), a los programas sociales (mediante la austeridad) y a las generaciones futuras (desalentando la inversión)”. https://www.project-syndicate.org/commentary/sellers-inflation-diagnosis-accepted-but-old-interest-rate-policies-remain-by-isabella-m-weber-2023-07/spanish
Si se dan por aludidas, el problema para las autoridades monetarias será grande, puesto que a la inflación de demanda se aplicaban políticas de contracción del gasto, especialmente del gasto fiscal. ¿Y para la inflación de ganancias?, ¿qué políticas tendrían que recomendar?
Gráfico 4: Impulsores de la inflación: ganancias de las Corporaciones
Por eso, a mi gusto, antes de cantar victoria sería necesario esperar la inflación que sigue el Fed (PCE) sin combustibles y alimentos, la subyacente y, lo que es más importante, el dato del PIB de EEUU al segundo trimestre del 2023, que marcará si se va a un estancamiento suave o realmente a una recesión en un contexto global, tecnológico, laboral y financiero muy complejo, con alto grado de incertidumbre y con autoridades monetarias que no tienen muy en claro cuáles son los impulsores de la inflación.