Forzada, apresurada, incomprensible, en circunstancias que está pendiente una resolución de la Corte Suprema. Cuestionamientos abundan para la Comisión de Evaluación Ambiental de la Región de Coquimbo, que aprobó el resistido proyecto minero- portuario Dominga, en las cercanías de la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt, ecosistema único donde habita cerca del 80% de la población mundial de la especie. La orden llegó desde La Moneda. La nueva argucia de Sebastián Piñera reinstala su directa e íntima relación con Carlos Alberto “Choclo” Délano, uno de los gestores originales del cuestionado proyecto y ha obligado al presidenciable Sebastián Sichel a cantinflescas respuestas.
Paradoja aparte resulta contrastar la resolución presidencial con el último informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático(IPCC) reforzando conclusiones sobre los devastadores efectos del calentamiento global, vinculados a la degradación extrema de la naturaleza.
Gran señor es Don Dinero. En los mismos días se acentuaba una costosa campaña publicitaria, con pagos a los supuestos beneficiados futuros de la pretendida construcción del megaproyecto minero con que han soñado juntos Piñera, Délano y compañía. Mientras sus detractores confían en una esperada resolución de la Corte Suprema, se acrecientan las interrogantes respecto del as bajo la manga a que estarían apostando los osados impulsores del gran negocio minero en el santuario de la naturaleza.
En edición anterior de La Mirada Semanal ( 12/08/21) Flavia Liberona (directora de Fundación Terram) precisó las nefastas consecuencias que la pretendida mega inversión tendría en la zona costera de Punta de Choros y las islas Choros, Damas y Chañaral, reconocidas como parte de uno de los 35 Hot Spot o puntos calientes de la biodiversidad a nivel mundial.
La apuesta por intervenir aquel territorio es de larga data y ha sido fuente de severos conflictos a nivel gubernamental. Valga recordar que en 2017 la Presidenta Bachelet terminó haciéndose eco de las tendencias crecientes de protección ambiental originadas, en buena medida, en la emblemática reacción ciudadana contra el muy polémico proyecto de HidroAysén, finalmente rechazado con escandalosa reacción de sus impulsores en 2014. En efecto, hace 4 años, la decisión de Bachelet ante las pretensiones del proyecto Dominga, tras tensas polémicas internas en su gabinete, significó la imposición del ministro de Medio Ambiente, Marcelo Mena, y la consiguiente renuncia a sus cargos de los titulares de Hacienda y Economía, Rodrigo Valdés y Luis Felipe Céspedes, además del subsecretario Alejandro Micco.
Aunque el entonces empoderado ministro Mena afirmaba que “el capítulo Dominga ha sido cerrado”, la tensión ha continuado durante los últimos años y las evidencias están a la vista.
Aunque sus retractores han fortalecido convicciones con certezas mayores respecto de la potencialidad de otras alternativas compatibles con la protección del medio ambiente – turismo sustentable, agricultura oceánica, producción de energías limpias- los intentos para la mega inversión minera, con gran oferta de nuevos empleos y atractivos salarios, están lejos de desfallecer como lo ratifica la osada ofensiva patrocinada por Sebastián Piñera y su entorno antes que la Corte Suprema resuelva el recurso de casación presentado en mayo del presente año.
Los sucesos ocurren cuando se acaban de cumplir tres años de la sentencia final de la Corte Suprema sobre el bullado Caso Penta que condenó a los ex controladores del holding, Carlos Eugenio Lavín y Carlos Alberto Délano, a cuatro años de libertad vigilada intensiva, como autores de delitos tributarios reiterados. Se agregó una multa de $875 millones para cada uno de los inculpados y su asistencia a clases de ética, rendidas entre el 4 de abril y el 13 de diciembre de 2019, en la escuela de postgrado de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI). Ellas se centraron en el desarrollo del pensamiento crítico, a través de su asistencia a cátedras de Ética General Aplicada y Responsabilidad Social Empresarial y Ética de los Negocios, dictadas de manera particular a los condenados por un valor de $30 millones.
Adicionalmente “los Carlos” habían cumplido 46 días en prisión preventiva, otros 111 con arresto domiciliario total y 118 con arresto domiciliario nocturno. Todas medidas cautelares que fueron contabilizadas como 275 días a descontar de sus respectivas sentencias totales.
Sebastián Piñera no dejó de visitar su compadre “El choclo” y lo hizo público tras acudir al recinto carcelario Capitán Yáber. Nunca han dejado de conversar y tirar líneas para emprendimientos. Como continúa ocurriendo, ahora, con la desafiante aventura de Dominga.
“Business are Business” y lo vienen practicando desde hace medio siglo. Los 50 años de amistad entre el “choclo” y el “chatito” han conocido de todo. Incluido aquel período del escándalo del Banco de Talca, que el hoy algo silencioso senador Ossandón le recordó al entonces candidato presidencial “no te declararon reo por lindo”.
El tiempo pasa y Dominga parece un alucinante emprendimiento.
Algo que llega a incomodar al siempre locuaz y entusiasmado candidato a heredar el sillón de Sebastián.
El otro Sebastián – a Sichel no le gusta que lo mencionen así– instado a responder por el cuestionado proyecto que involucra a su tocayo, respondió astuto yéndose por las ramas, refiriéndose a la inconveniencia de dos puertos para Dominga y la necesidad de respetar lo que dictamine la justicia.
Nada que complique a su empoderado equipo de campaña que, por algo, considera el apreciado aporte del nunca bien ponderado segundo piso de Sebastián y al cerebral Andrés Chadwick.
¿Entre Sebastianes no habrá cornadas?