¿Cuánto importará votación del 21 de agosto?

por La Nueva Mirada

¿Cuánta gente vio el debate de Unidad Constituyente? ¿Quién lo ganó? ¿Cuáles son las diferencias? ¿Maldonado se sabía la respuesta sobre Pedro Aguirre Cerda? ¿Interrogantes relevantes? Abundaron las críticas y no faltaron los memes para el debate presenciado por más de un millón de personas. Lo único evidente es que el ganador o ganadora de esta consulta ciudadana estará en la papeleta de primera vuelta, ampliando las opciones para elegir al próximo presidente o presidenta.

El camino para llegar a esta consulta ciudadana ha sido largo y tortuoso. La Democracia Cristiana se opuso a una primaria amplia y sin exclusiones de la oposición, como postulaban los partidos del eje socialista y Nuevo Trato. El PC y algunos de los partidos del Frente Amplo vetaron la participación del PPD y Nuevo Trato en las primarias de la izquierda. La DC se resistía a la idea de una primaria convencional o consulta ciudadana, argumentando que ya tenía a Yasna Provoste como la candidata más competitiva para enfrentar la elección.

Bien al final primó cierta cordura en la falange, aceptándose que la contienda a tres bandas era el único camino que posibilitaba que la Unidad Constituyente presentara un candidato o candidata, con un programa común y una lista parlamentaria. La decisión ya había dejado en el camino a Ximena Rincón, vencedora de las primarias internas del PDC, con heridas abiertas no resueltas y no pocas dudas respecto del desenlace de esta consulta programada para el próximo 21 de agosto.

Una trastienda que dejó huellas

Diversos analistas se empeñan en establecer los umbrales mínimos de participación requeridos para constituirse en una opción verdaderamente competitiva, afirmando que Gabriel Boric, el candidato de la izquierda tiene un millón de votos en el bolsillo, a los que habría que sumar los alcanzados por el candidato comunista que, en conjunto, superan a la derecha, en tanto que Sebastián Sichel, hoy convertido en el candidato de Chile Vamos, suma cerca de un millón trescientos mil votos.

 Cálculos y números que ya deben soportar condicionamientos como un efectivo piso garantizado para Boric y Sichel. Incide, por cierto, la evidencia que muchos independientes- de centro, derecha o izquierda – acudieron a las primarias legales apostando por un mal menor y/o sacar de carrera a los “favoritos” Lavín y Jadue.

Así, aquella fotografía del momento está sujeta a transformaciones. Y no sólo por lo que ocurra el 21 de agosto, también porque se mueven otros factores de dispersión, como los ruidos que ya provocan las apuestas de José Antonio Kast en la extrema derecha y de la Lista del Pueblo en la otra vereda.

Las primarias son una cosa. La elección de noviembre otra…

Ciertamente- como insiste, entre otros Giorgio Jackson – la elección no se gana con uno ni dos millones de votos. El desafío de convocatoria es tremendamente mayor y, por cierto, lo deben haber aprendido los más que complicados dirigentes de la Unidad Constituyente aún remando contra el viento.

Es mas que evidente que el vencedor de la consulta perjudicada por sus dificultades operativas partirá con claras desventajas ante candidatos legitimados por una elección primaria hecha y derecha. Con todo, la contienda efectiva comenzará con el cierre de la inscripción de postulantes a la sucesión de Sebastián Piñera. Y ese será el momento de la verdad.

Las alternativas de primera vuelta

¿Cuánto calza la piedra en el zapato de la derecha?

La primera vuelta presidencial promete ser muy competitiva, con las diferentes opciones ya señaladas en un amplio, diverso y renovado espectro político post estallido social.

Sichel, la carta más fuerte del continuismo cargará con el pesado fardo que deja la actual administración, de la cual fue ministro y estrecho colaborador. Un Sebastián por otro Sebastián, con una propuesta apenas maquillada del actual modelo económico, no constituye un cambio muy significativo.

Si el “independiente” Sichel no se muestra verdaderamente competitivo durante la próxima campaña, arriesga que un sector de la derecha se desembarque para apoyar una opción más moderada que cierre el sendero a la amenaza “izquierdista”

Algo más que un desayuno en el camino futuro…

Tampoco la tarea es fácil para Gabriel Boric. Más allá de los ruidos internos de un disciplinado PC, esos votos continúan siendo insuficientes para pisar la meta. Necesita la adhesión de un amplio sector de independientes, que se reconocen en diversas vertientes del progresismo, militan en la oposición al actual gobierno y no votan por la derecha.

La candidatura de la Unidad Constituyente es una mala noticia para Boric, sobre todo si Paula Narváez termina imponiéndose como la nueva postulante. Una franja significativa de independientes optó por votar en las primarias legales para cerrarle el paso a Jadue y mucho se especula con la conducta que seguirán en la elección presidencial. Ciertamente una franja significativa no retornará al redil de la centroizquierda si es Provoste la vencedora de la próxima consulta ciudadana. Si venciera Paula Narváez, la situación es más incierta.

La Lista del Pueblo, también factor electoral

En cualquier caso, no es despreciable el factor ya mencionado de la Lista del Pueblo como corriente anti – sistémica, pero con pretensiones electorales. Las tensiones con el Frente Amplio y el propio PC se han manifestado durante su mes de participación en la Convención Constitucional y en reacciones diversas como la experimentada por Gabriel Boric tras su accidentada visita a los presos de la revuelta.

Así los escenarios potenciales son diversos, abiertos y difíciles de cuadrar con los conocidos en contiendas presidenciales anteriores.

Y no da lo mismo quien gane la consulta…

El resultado de la consulta del próximo 21 de agosto será un factor. Con todas sus limitaciones, dependerá de la real convocatoria que demuestren los partidos de la Unidad Constituyente en un significativo sector de independientes que resolverá a la vencedora.

Entre quienes presenciaron el reciente debate de sus postulantes, no pocos encontraron que no había grandes puntos de diferenciación (como tampoco los hubo en los debates de las primarias en ambos bloques) pero claramente no representan lo mismo. Yasna Provoste es militante de la DC desde sus catorce años y aunque algunos sostengan que está en los bordes continúa en esas filas, representa al centro político y es social cristiana. Paula Narváez es socialista, apoyada por el PPD y Nuevo Trato, que se reconocen en una vertiente social demócrata o liberal progresista. Y también cuenta Carlos Maldonado, el aspirante del PRSD.

Y no da lo mismo quien gane. De triunfar Yasna Provoste, podría proyectarse coma la alternativa para impedir el triunfo de la izquierda. En caso contrario, Paula Narváez aparecería como otra opción para la unidad del progresismo

El 23 de agosto, dos días después de la consulta ciudadana, vence el plazo de inscripción de las candidaturas presidenciales, parlamentarias y consejeros regionales (CORES), y el escenario perfilará el carácter de una contienda mayor con múltiples actores en carrera.

¿Cómo construir mayorías que aseguren gobernabilidad?

Todo apunta a una mayor dispersión a nivel de las listas parlamentarias y CORES, con la consiguiente fragmentación en el futuro parlamento, desafiando la capacidad del futuro presidente o presidenta para conformar mayorías que aseguren la gobernabilidad del país. Ciertamente allí reside la mayor debilidad para las pretensiones de la derecha, acentuándose un catastrófico escenario, muy similar al que ha puesto a Sebastián Piñera en la esterilidad política.

En el caso de la oposición, sea que gane Boric o un(a)candidato(a) de centro izquierda, el desafío de conformar una mayoría mas amplia que su propio sector es una exigencia que requerirá gran capacidad de articulación política en torno a objetivos claros y consensuados. Nada parecido a un “estatuto de garantías”, sino a claros compromisos programáticos.

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