Esperando a la nueva Constitución ¿que nunca llegará? La amenaza constante. Pórtense bien, que ya llega “el cuco” decía la abuela. Es decir, voten apruebo, si no, comenzamos lentamente de nuevo sobre una hoja en blanco llena de incertidumbre, dijo el presidente con ínfulas de demiurgo y una sonrisa contenida con un pensamiento que (quizá) pugnaba por hacerse palabra: “Me los fregué a todos y todas ¡Ja!” (Bueno, a algunos y algunas). Soy un artista creador. Soy el (des)orden por el orden. Yo soy en sí, una reforma constitucional. Una revolución virtual.
Si gana el rechazo, estimo que habrá fracasado de forma absoluta la forma, el proceso y el contenido de la propuesta constitucional como un solo todo. El apruebo plebiscitario es una parte esencial de la propuesta. De lo contrario el esfuerzo, tiempo y recursos solo serán parte de una perturbación histórica vana y sin sentido de un proceso de cambios que amenaza por no terminar nunca. Eso sí, a sabiendas de que siempre adquieren esta forma que le es consustancial.
Creo que el presidente no está hoy en condiciones de proponer un nuevo evento similar frente a un resultado negativo, salvo que lo anunciado sólo sea una táctica estratégica comunicacional a favor del apruebo, o una separación de aguas definitiva entre el gobierno y la nueva Constitución. Las condiciones, flujos energéticos, e intensidades impulsoras de cambios, ya no son dinámicamente las mismas. Se necesitaría antes la creación emergente de un nuevo contexto contingente de acuerdos, compromisos y pactos sociopolíticos globales movilizados pacíficamente del y con el pueblo ciudadano y la participación del congreso (con test de drogas (-) incluido). ¿Demasiado para un gobierno dirigido sólo por Boric, Marcel, el Banco Central, los bancos, empresarios y el PC?
Todo esto en medio del esforzado Chile (Poor)Day del ministro, (donde correctamente se refirieron los asistentes al “proceso de modernización chileno”), nuevas quemas de camiones, la presentación al TC contra la CAM / Llaitul), más “errores no forzados”, el cambio de la jefa de la División Jurídica del Interior por una falla imperdonable de otra de las Iskia Girls, la prohibición sólo de 24 horas de los Body Scan (habría que realizar en salud varios Mente Scan), y una carta aparecida hoy en El Mercurio del Arzobispo Fernando Chomalí, que además de suscribir en su integridad, transcribo de ella algunas líneas para terminar:
“(…) Siento vergüenza e impotencia por la muerte de tres hermanos venezolanos en un container mientras se procuraban algo de calor. Duele ver la indiferencia frente a esta noticia que confirma que la sociedad está gravemente enferma. Es tan esquizofrénica, que conviven con la mayor naturalidad, migrantes que mueren en condiciones infrahumanas y la publicidad que anima a comprar hasta departamentos en Miami. Nos hemos ido acostumbrando que las personas mueran de frío y de hambre y que por otro lado se presente ostentación en todas sus formas”.
Contra esta “indiferencia y desidia”, solo cabría “ampliar la mirada y apostar por una solidaridad clara y efectiva”.
Apostar por aprobar una democracia social de derechos solidaria.
¿Esperando a Godot?