La convención, un espejo de la posmodernidad socio cultural y económica, se desangra en lo múltiple y las diferencias. Luchando contra la entropía y la fragmentación propias del diseño de un proceso de cambios y su natural e intensas resistencias, ataques e intentos de deconstrucción, donde aún colisionan múltiples miradas sobre los futuros posibles. En medio de un campo feroz de poderes y contrapoderes, identidades e individuaciones, su tarea colosal que ya termina, (además del texto), ha sido y será lograr las condiciones para que emerja un campo de sentidos dinámico, con verdades que permita un relato y su aprobación del pueblo ciudadano.
Pero, lo que ya lograron, es ser parte de nuestra individuación identitaria histórica política latinoamericana y mundial.
“La necesidad de pertenencia y de fundación identitaria viene tras el pánico desencadenado en la condición postmoderna (después de los 80), donde no hay “planos de consistencias”. El pensamiento “débil” actual, no logra “fundar la historicidad del mundo”.
Según Franco Berardi Bifo, “es incapaz de concebir la singularidad”. El filósofo agrega: “El ser pensado como evento y no como fundamento eterno más allá del tiempo y de la historia (…), realiza la visión nietzscheana nihilista de la desvalorización de los valores supremos. (…)”. Desaparecen los fundamentos ideológicos, como parte de una poderosa corriente de “anti -fundamentalismo”.
Varios artículos se han referido estos últimos días a los problemas de individuación, identidad y fundamentos ideológicos en Chile y el mundo. Mencionan que, en nuestro país, la derecha frente a esta realidad habría comenzado a encontrar su refugio identitario nuclear en la nación, arraigado en el sentimiento de chilenidad. El territorio físico y mental donde todos por igual somos ciudadanos chilenos. En cambio, se hace ver que la izquierda, a partir del propio presidente, habla de los “pueblos chilenos” focalizado en “particularismos identitarios”, que no son capaces fundar un solo todo identitario. A lo más, muchas identidades que llevarían a una deriva inexorable hacia una fragmentación “plurinacional destructora”.
¿Sin identidad no hay individuación? ¿El principio de individuación es anterior a la individuación misma? ¿O viceversa?
Para Gianni Vattimo no existe una “ausencia de fundamento”, sino “una desvalorización”. Es decir, un “proceso y no un dato estable”, algo que “acontece”, es decir, “algo que es evento.” En medio de un proceso de cambios acelerados, donde el debilitamiento progresivo de “lo estable, valor, principio y dato ineludible” llegó a su fin, el ser ha sido desmantelado y lo relacional toma su lugar como un campo de flujos, procesos e intensidades. “Se han rechazado los absolutos teóricos metafísicos de los primeros principios, y también de los prácticos (el fundamento natural de las leyes, o la fundamentación de la política en la ciencia, ante todo la economía política)”.
Nuestra futura Constitución, (según lo conocido en esta última fase), “lee” y es producto de los signos de los tiempos. Acontece en un devenir que se vuelve a veces bastante opaco.
El ser fundamental se ha transmutado en un devenir del no ser. El proceso de individuación ES en estos tiempos la identidad. Para Simondon, la individuación es anterior a este principio. Como sucede en la actividad política chilena y el hacer convencional, el núcleo de pre – individuación (siempre parte de lo “individuado”) ha retomado su actividad global en este proceso permanente de individuación y des (re) individuación.
Tenemos que entendernos hoy con identidades no identidades e identidades débiles. Identidades en movimiento, en un proceso permanente. Buscar una identidad fuerte con individuaciones terminadas, e identidades finalmente individuadas, para comprender, entender (y gobernar), parece hoy muy difícil, si no un esfuerzo francamente insensato. De ahí la dificultad para dotar de sentido y relato los proyectos y procesos de cambios de los cuales somos todos parte en campos de sentidos que se han vuelto borrosos.
Este nivel de complejidad “que se escaparía actualmente al manejo de los gobiernos”, necesita el coraje y la fortaleza, para aceptar que “ayer lo que era un dios/ es sólo una despedida (…)”.
Un encuentro permanente con la incertidumbre, el riesgo y las posibilidades, siempre llenas de novedad contingente.
Colaboraron Franco Berardi Bifo: “Narración del encuentro con el pensamiento de Guattari, Cartografía del tiempo que viene”; Gianni Vattimo: “de la Realidad, Fines de la Filosofía”, y el poeta Armando Roa: “La nave de los Muertos”.