Primera parte: La guerra
Fernando Pessoa (en 1930) comenzó de esta manera su “Libro del desasosiego”: “He nacido en un tiempo en que la mayoría de los jóvenes habían perdido la creencia en Dios, por la misma razón que sus mayores la habían tenido: sin saber por qué. Y entonces, porque el espíritu humano tiende naturalmente a criticar porque siente y no porque piensa (…), han escogido a la Humanidad como sucedáneo de Dios. (…) Nacimos ya en plena angustia metafísica, en plena angustia moral, en pleno desasosiego político”.
Tiempos de ansiedad e inquietud. Una época de desasosiego personal y global permanente.
“Con qué alegría marchan los hombres a la guerra / Con qué entusiasmo limpian y cargan sus fusiles / (…) Con qué ansiedad toman su puesto en la trinchera / Con qué inquietud oyen el ruido de las bombas / (…)” (Oscar Hahn)
Guerra cruenta y devastadora entre Rusia y Ucrania. “Una ruptura profunda de Europa y su historia”. “Sus hijos heredarán como siempre la destrucción y sus resultados”. La televisión la informa y enmascara en un espectáculo permanente seductor y cautivante de travestis vestidos con las máscaras de la justicia y la verdad que disfrazan su pasado y su actual comportamiento. Estamos en presencia de un embrión espectacular de una futura Tercera Guerra Mundial. Nuevamente el huevo de la serpiente convertido en una película con un mal guion, críticos acríticos, y comentarios muchas veces de una levedad abismante. El mundo encontró un nuevo villano mundial para culpar del dolor y el sufrimiento que es pan de cada día.
Frente a la muerte, los narradores debieran ser poetas. Escuchen y lean “Frente a la tumba del soldado desconocido” de Oscar Hahn
“Con qué lentitud corre la sangre por la su frente / Con qué estupor miran el vacío / Con qué rigidez yacen en el barro / Con qué premura son arrojados a una fosa/ Con qué rapidez son olvidados para siempre”.
¿Cómo ha sido posible?, ¿Una nueva guerra en Europa? ¿Sólo ha bastado un liderazgo fanático? ¿La presencia de un psicópata? ¿Un encuentro con un hombre oscuro? ¿El mal encarnado? ¿Sólo un tirano maldito? ¿O un carnicero rojo que comienza a florecer en los cementerios? (nano fragmentos de un poema condensado de Oscar Hahn).
Para el poeta Tomás Harris, acertadamente no. “No. Los tiranos no son malditos. /Si fueran malditos también serían benditos, / porque cada haz carga con su enana blanca” (…) / Los tiranos sólo son un mal sueño / de nuestro sentido de justicia, de nuestros alardes de razón, / de nuestras Historias Personales de la Infamia / un incómodo inquilino de nuestros manuales de historia escolares (…) / Pero recuerda: todo tirano tuvo un caballo de palo (o un oso de peluche) cuando chico, / todo tirano sueña con ser estatua, / aunque intuya la mierda de las palomas (…)”
En este punto, no puedo evitar algunas pequeñas digresiones psiquiátricas sobre la probable personalidad de un tirano. Un tirano psicopático.
Las personas psicópatas fanáticas, tiene el acento puesto en la sobrevaloración de ideas y derechos considerados tan absolutos que se les tiende a realizar sin tregua sin considerar los medios, aún a costa de la vida o el sufrimiento de otras personas. A diferencia de las creencias normales, que no excluyen el valor de otras, aceptan como único mundo valioso el propiciado por ellas mismas. Propenden a lo menos a una constante programación y demostración de sus ideas, incluso en los actos más triviales, junto a los que adquieren significación simbólica. Combaten su vida entera por una única causa. Si junto a sus ideas sobrevaloradas, hay autorreferencias y desconfianza, es preferible hablar de psicópatas paranoicos. Y si agregamos patrones de grandeza y necesidad de poder, admiración y manifestaciones de falta de empatía, diremos que posee una personalidad Narcisa.
Vladimir Putin con su rostro público inconmovible y de mirada reptil de sangre fría, ha logrado ser un punto de bifurcación catastrófico curvando el espacio tiempo histórico del tercer milenio. Ha iniciado una gran guerra que puede llegar a ser global. Un evento de resultados impredecibles, que deviene de bifurcación en bifurcación sujeto al azar catastrófico. Muchos otros líderes fuertemente nacionalistas, -simulacros vulgares de los dioses de antaño-, investidos de un gran poder geoeconómico y militar, los han impulsado históricamente desde hace milenios.
Vemos familias dolorosamente separadas y destruidas (se calculan 5.000.000 millones de refugiados futuros), soldados horrorosamente muertos (quemados y mutilados), y jóvenes ucranianos militarizados dispuestos a sacrificar su vida por la nación. A “morir por la patria”. El resto de Europa, timorata estupefacta y aterrorizada, sujeta a múltiples intereses, lo combate temerosa, por ahora tan solo con armas simbólico-tecnológicas y económicas, rara vez eficaces. En el intertanto, mueren civiles y niños. Pronto habrá conciertos de homenajes de ayuda y documentales en Netflix.
De la muerte:
“A veces, no quedan sino dos bolsas: una tapizada de ojos, y la otra enorme estomacal. Y, sucesivamente, se vuelcan una en la otra. Lentísima defecación, a lo largo de la garganta”. “Soldados hermanados por la muerte / (…) hermanos de leche / gota a gota mamando / los senos de la muerte”. (Bernard Noël; Oscar Hahn).
Parece ser, que sigue siendo válido el desasosiego y desconcierto espiritual de Alberto Caeiro cuando nos advierte que “en la vida de hoy, el mundo sólo pertenece a los estúpidos, a los insensibles y los agitados. El derecho a vivir y a triunfar, se conquista hoy con los mismos procedimientos con que se conquista el internamiento en un manicomio: la incapacidad de pensar, la amoralidad y la hiper excitación”.
Segunda parte: ¿Y en nuestro país?
Con cerca de 150 muertos promedio por una pandemia en una nueva ola de Ómicron 1 y 2 que nos ufanamos de tener controlada, e insistiendo en un torpe regreso a las clases presenciales en marzo a pesar de más de un millón de personas, ( sin contar los menores de 3 años), que no tienen su esquema de vacunación o es incompleto, y con las advertencias de especialistas de renombre que recomienda ingresar en abril, junto a la posición correcta del Colegio de Profesores y algunos alcaldes para no hacerlo en este momento ( un colegio de Estación Central que abrió el jueves de la semana pasada tuvo que declarar cuarentena por 12 profesores contagiados).
Somos
errantes de una necesaria transformación sociocultural, política y económica,
la más profunda -y ojalá radical-, de este nuevo siglo. Un nuevo gobierno
combatido ya sin tregua por la oposición de la derecha conservadora política y
económica decidida a boicotear, este necesario programa de cambios
antineoliberal y dirigidos a una mejor democracia de derechos sociales.
Se gesta de forma complementaria una Nueva Constitución al servicio de lograr cambios estructurales revolucionarios pacíficos trascendentes, – donde la intensidad y velocidad son partes de un todo complementario- que es calificada por los mismos colectivos y partidos de la resistencia, opuestos a todo cambio, de “extremista”, “anti libertaria”, “mala para Chile” y “refundacional”, por lo que ya se llama a rechazarla a través de diversas plataformas comunicacionales y redes sociales. Llama la atención un colectivo o movimiento de color amarillo (más bien del color de los papiros), donde extraña y absurdamente se declaran “seguidora de Pepe Mujica”.
¿Quién define lo que es bueno y malo? ¿Cómo pueden tener de guía espiritual a un revolucionario de fuste?
Lo que se debate en la Convención, es la forma de un desarrollo existencial fundado como parte de una visión particular sobre la vida y los seres humanos. Un marco de humanidad presente y futuro que le de carne a los nuevos pactos sociales y de convivencia. Es decir, una revolución pacífica que sólo lideran los revolucionarios de verdad.
¡Momento! Noticia urgente en la TV
¡Vladimir Putin puso (el domingo 27) las Fuerzas Disuasivas Nucleares en alerta máxima! El lunes 28 “negocia” para terminar pronto una guerra que ganará sin dudas al corto o largo plazo según sus objetivos, los de Rusia (porque él es Rusia) y de quienes lo apoyan y apoyarán silenciosamente.
Micro tercera parte
“Cuatrocientos sicarios, marcharon a Ucrania”.
Desasosiego.
Doscientos mil soldados levantan sus ojos
al cielo infernal.
Mientras,
parpadea asombrado, un agujero negro sin dientes
que se traga (salivando), el dolor.
Luz fría, y
otoñal sangrante, que
vibra ciega,
en el tiempo imaginario.
Tiempos de guerra.
Tiempos de desasosiego.
Donde.
“Las cosas al sol, (ya no) consuelan”.
Los cadáveres tampoco.
(Colaboraron los poetas Fernando Pessoa, Tomás Harris, Oscar Hahn y Bernard Noël)