La niña de Guatemala. María Josefa García Granados: Pepita para los amigos. Juan José de Viñas para los enemigos. Por Cristina Wormull Chiorrini

por La Nueva Mirada

Quiero, a la sombra de un ala,
contar este cuento en flor:
la niña de Guatemala,
la que se murió de amor…
Allí, en la bóveda helada,
la pusieron en dos bancos:
besé su mano afilada,
besé sus zapatos blancos.
Callado, al oscurecer,
me llamó el enterrador;
nunca más he vuelto a ver
a la que murió de amor.
(fragmentos del poema La niña de Guatemala, José Martí)


Hay poemas, frases y fragmentos de relatos que resuenan siempre en nuestra memoria… son aquellos que aprendimos cuando niños, que memorizamos por horas para recitar o exponer luego frente a profesores que lucían amenazantes, pero que fueron los que nos formaron y lograron que llegáramos a ser lo que hoy somos.  Y aunque todos lloramos cuando niños o adolescentes pensando en aquella niña de Guatemala que murió de amor, María Josefa García Granados, la mujer que inspiró el poema IX de los Versos Sencillos de José Martí, no murió de amor. Al contrario, Pepita fue una mujer del siglo XIX, pero con rasgos de las del siglo XXI.  Una mujer irreverente, con gran manejo de la sátira en sus escritos y a través de los cuales se ensañó contra aquellos que pretendieron dañar a su familia, o a ella.  Una adelantada para su tiempo, precursora del feminismo y capaz de fundar dos diarios, en uno de ellos unió la política con las tendencias literarias y donde escribió con el seudónimo de Juan de las Viñas para que no se supiera era mujer.  Simultáneamente, escribió poemas que en aquellos tiempos fueron considerados pornografía pura y que le ocasionaron muchísimos problemas. De ella se saben hasta historias de ultratumba

Pepita y José Martí

Martí, el gran poeta cubano, en una visita a Guatemala cuando tenía 24 años, se enamoró perdidamente de María Josefa que apenas tenía 17, pero él ya estaba comprometido para casarse y no pudieron concretar su amor. Quizás como una forma de expiar la culpa, Martí escribió este maravilloso poema que todos hemos escuchado alguna vez.  María Josefa, Pepita, para los amigos, ha sido considerada la más destacada de las escritoras de Guatemala y es una de las heroicas y audaces mujeres que sobresalió y se destacó en una época reservada, básicamente, para los hombres.  José Martí, por ejemplo, tenía una visión muy crítica sobre la inferiorización de la mujer y en su estadía en Guatemala las describió como de “andar indolente, de miradas castas, vestidas como las mujeres del pueblo, con las trenzas tendidas sobre el manto…”, cuando el poeta conoció a María, una mujer que, si bien tenía esas mismas características, mostraba un aire más cosmopolita, y una audacia poco común para sus tiempos, se enamoró inmediatamente.

Y tú, sexo embustero y desaseado,
¿en qué empleas la flor que Dios te ha dado?
Vírgenes tontas, con vosotras hablo,
no sois ni para Dios ni para el Diablo (Del Sermón escrito por María Josefa García Granados y José Batres Montúfar)

Pero la vida de María Josefa fue una historia de verso y pasión. Aunque se casó muy joven con Ramón Saborío, con quien estuvo unida hasta la muerte, tuvo un amigo muy especial con quien compartió coautoría de algunos textos. Se trata de poeta guatemalteco, pianista y amigo, autor del reconocido poema Yo pienso en ti. Con Pepe, como era conocido este poeta, fundaron el periódico Cien veces una. También escribió El Boletín del Cólera Morbus, una obra de teatro en verso con la que criticó duramente algunos sucesos de la vida política de Guatemala.

Pepita fue amiga de los hombres más influyentes de su época con los cuales alternaba, desde antes de la independencia, en las famosas tertulias del canónigo español José María Castillo.  Muchas veces la acompañó su hermano, Miguel García Granados, que más tarde fue presidente de Guatemala y que también se convirtió en su yerno, pues como era costumbre en esa época, en las familias de clase alta se usaban los matrimonios endogámicos y él se casó con la hija mayor de María Josefa: Cristina.

«Pepita era atrevida y valiente. En los tiempos en que los hombres no salían a la calle de noche, ella visitaba a sus amigos sin atender la hora.»

Pepita fue una mujer de genio independiente, despreocupada, de mucho ingenio y travesura; con gran facilidad para versificar y mucho chiste para sus sátiras; era lo que puede llamarse una mujer de carácter, considerada por muchos en ese entonces, peligrosa. ¡Pobre de aquel a quien le ponía la puntería!  Rubén Darío la calificó como «la mujer de más ingenio que haya producido Centro América.

Gran aficionada a la lectura, María Josefa se adentró en la poesía y, como dijimos, no solo escribió sátira y prosa, sino que también cantaba su poesía.  Entre sus composiciones poéticas más conocidas se puede mencionar: A la ceiba de Amatitlán, Himno a la Luna, La Resolución, A una hermosa joven-desgraciadamente enlazada con un achacoso viejo-, A una abeja, Plegaria y Despedida.  Como si fuera poco, se conocen traducciones de Pepita de versos de Lord Byron y trabajos en el campo de la oda histórica.

Cuando algunos guatemaltecos liberales publicaron un periódico combativo al que titularon Diez veces Diez, María Josefa en compañía de su amigo José Batres Montúfar fundaron Cien Veces Una y en su primer número incluyeron el siguiente mensaje:

Cien Veces Una te envío
a cambio de Diez veces Diez
ya que has hurgado otra vez
el hormiguero hijo mío.

Por décadas, su tumba ha sido visitada por muchachas que piden su intercesión en situaciones amorosas, y cuenta la leyenda que cerca de esta tumba se aparece una dama con semblante triste que pide que se adorne con flores a la Niña de Guatemala.

Además, otra leyenda (porque circulan muchas en torno a esta muchacha de Guatemala) cuenta que Pepita realizó un pacto con su amigo Pepe Batres. A ambos les interesaba mucho el espiritismo y las condiciones de la vida en el más allá.   Por ello acordaron que el primero que muriera debía regresar y demostrarle al sobreviviente que efectivamente existía el infierno. Pocos meses después de sellar el pacto, murió el poeta Batres.  Se cuenta que Batres regresó y le confirmó a María Josefa la existencia del infierno. Desde ese momento ella dejó de escribir, se retiró de la vida social y se dedicó al recogimiento y prácticas piadosas. Cuatro años después, ella murió.

La arpía Molina
¿Veis ese rostro amarillo
con esos ojos hundidos
la boca de sepultura
con cuatro dientes podridos?
¿Veis su cuerpo que parece
momia esqueleto o espina…?
¡Es la arpía Molina! (de los relatos satíricos breves de Pepita)

El mérito de María Josefa como escritora va más allá de su poesía lírica. Ella vivió una época política muy difícil en Guatemala en un período de atropellos y revueltas que condujo a la expulsión de los miembros de la aristocracia guatemalteca, lo que afectó a su familia y a ella misma que también vivió el exilio.  Todo esto templó su pluma y reaccionó a través de la literatura, el ingenio, la crítica y el buen humor.  Mucho se ha escrito sobre su literatura y su significación en la historia de Guatemala porque en sus retratos, piezas satíricas, coplas y cartas pintó sin romanticismo, sino apegada a la dura realidad, a personalidades y hechos vinculados con la élite cultural y política de su época. Usó la poesía como un instrumento testimonial para plasmar para la posteridad los hechos y personajes de una época donde la rivalidad entre los criollos liberales de Morazán y las revueltas campesinas de Rafael Carrera, apoyadas por la élite conservadora, convulsionaron Guatemala.

Es difícil pensar que, en el 1800, más aún en nuestra centro – américa ultraconservadora, existieran mujeres que se salieran del rol tradicional, sin embargo, María Josefa García Granados (1796-1848) nos demuestra lo contrario. Ella rompió con las expectativas de aquellos que consideraban que la mujer debía ser sumisa, no beligerante, intachable en su conducta y, sobre todo, que no se dedicara a escribir textos prosaicos, indecentes. María Josefa, la mujer que inspiró a Martí, La niña de Guatemala, es un personaje que hoy nos sigue sorprendiendo por su multifacética personalidad apenas vislumbrada en esta crónica.

También te puede interesar

3 comments

Ana María Alvarez vidal julio 15, 2021 - 12:52 pm

Muy interesante el relato respecto a la audaz y creativa Pepita, debo reconocer que no la conocía , ahora quiero conocer más de ella y sus obras!

Reply
Oscar Cano julio 20, 2022 - 8:10 am

Solamente que la niña de guatemala, Maria Garcia Granados y saborío, no es la misma que su tia la escritora y poetisa Maria Josefa Garcia Granados y zavala.

Reply
Susana de Navarro octubre 9, 2022 - 10:08 pm

Muy interesante el artículo, únicamente señalar que la «niiña de Guatemala» no era Maria Josefa García Granados, la poetisa y escritora era su tia

Reply

Deja un comentario