La resignificación de un legado. Allende, la UP y la corrupción transnacional. Por Julio Sau Aguayo

por La Nueva Mirada

Aunque existen numerosas fuentes históricas que prueban fehacientemente las maniobras ilegales e incluso constitutivas de delitos de al menos dos empresas transnacionales- la International Telegraph and Telephone Company ( ITT) y la Kennecott Copper Company-  para impedir que Salvador Allende asumiera la Presidencia de la República tras su victoria electoral del 4 de septiembre de 1970  y  una vez fracasados dichos intentos por derribar a su gobierno de cualquier forma, no existía hasta el pasado  año 2019 una obra que destacara el  rol señero que desempeñaron Allende y  su gobierno de Unidad Popular en el combate en contra de la corrupción a gran escala y a nivel global cuyos sujetos activos son  las empresas transnacionales.

Al analizar críticamente el origen y límites de las políticas anticorrupción aplicadas a partir de 1989 tanto en los países desarrollados como en América Latina desde la disciplina de las Relaciones Internacionales,  la académica búlgara  Elitza Katzarova contribuye en forma expresa y con gran rigor científico a la revalorización y  resignificación de la lucha librada por Salvador Allende en el seno de la sociedad internacional de la época en contra de lo que acertadamente calificara entonces como acciones y maniobras corruptas de las empresas transnacionales en contra de la democracia y la economía chilenas. El libro al que hacemos referencia se titula “The Social Construction of Global Corruption. From Utopia to Neoliberalism”, no tiene aún traducción al español y fue editado en 2019 por Palgrave Mac Millan dentro de la serie Political Corruption & Governance.

acciones y maniobras corruptas de las empresas transnacionales en contra de la democracia y la economía chilenas.

Al identificar tempranamente a las empresas transnacionales como los principales sujetos activos de la corrupción en el seno de los países subdesarrollados- y también de los desarrollados- suscitar un apoyo mayoritario en el seno de la ONU para la creación de un Comité de Personalidades destacadas que se encargara de proponer medidas anticorrupción tanto  a nivel de cada país como a nivel internacional y generar un debate universal sobre estos temas, Salvador Allende, el Canciller Clodomiro Almeyda y algunas personalidades del gobierno de la Unidad Popular construyeron lo que Elitza Katsarova denomina el legado chileno a la elaboración de las políticas anticorrupción y al estudio de las mismas.  La influencia real de dicho legado decayó sensiblemente tras el bombardeo del Palacio de La Moneda y la muerte de Allende, en 1973, y prácticamente desapareció a partir de 1989 tras el derrumbe del Muro de Berlín, la desaparición del campo socialista y la consolidación de la globalización neoliberal económica y financiera en gran parte del planeta.

Desde el mismo año 1989 tanto las políticas nacionales anticorrupción como las internacionales se empiezan a elaborar en los países desarrollados y subdesarrollados a partir de la matriz norteamericana y bajo su guía.  Se inicia entonces un proceso extraordinariamente creativo de legislación ad-hoc, creación de instituciones y organismos formales y especialmente de la sociedad civil que se extiende y consolida al mismo ritmo que se profundiza y extiende la globalización económica y financiera neoliberal. Al poner el acento en la corrupción como fenómeno nacional y al soborno como instrumento de la misma, relegando las políticas internacionales anticorrupción al fenómeno del lavado de dinero producto del tráfico de drogas y del crimen organizado, desaparecen como un fenómeno natural las empresas transnacionales como actores principales de la corrupción. Desaparecen del foco principal de análisis, se entiende, pues su poderío y control de la economía mundial es en esta fase neoliberal casi omnímodo.

Desde el mismo año 1989 tanto las políticas nacionales anticorrupción como las internacionales se empiezan a elaborar en los países desarrollados y subdesarrollados a partir de la matriz norteamericana y bajo su guía. 

La aparente desaparición de las empresas transnacionales del campo de la corrupción pone fin al legado chileno y es reemplazado por el norteamericano en la regulación de las políticas para combatirla. Este fenómeno es resumido con precisión en el mismo título del libro que analizamos: “La construcción social de la corrupción global. De la utopía al neoliberalismo”. No hay tal desaparición, nos dice su autora, eso no es sino un cuento de hadas. La corrupción global y a gran escala es realizada ahora, gracias a la desregulación financiera internacional y a la imposibilidad de controlarla mediante las legislaciones nacionales, por sus actores tradicionales y consagrados: las empresas transnacionales. Ni la OCDE, ni el G.7, ni el Banco Mundial ni la Unión Europea. Tampoco los gobiernos de los países desarrollados han sido capaces de regular mínimamente el fenómeno de los paraísos fiscales, sitios privilegiados en los que las transnacionales, al amparo del secreto bancario local, ocultan sus utilidades del control fiscal nacional de los países en los que operan. Recién a partir del 2016 y gracias al trabajo del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación salieron a la luz pública evidencias concretas de la elusión de impuestos de las empresas transnacionales. Pero ni los Offshore Leaks, ni los Panamá Papers ni los Paradise Papers han hecho mella en dichas empresas, aunque han logrado que el dificultoso camino de su regulación en el seno de la OCDE se haya por fin iniciado. Un proceso tortuoso del cual ni la opinión pública de países miembros, Chile entre ellos, se logra enterar.

La aparente desaparición de las empresas transnacionales del campo de la corrupción pone fin al legado chileno y es reemplazado por el norteamericano en la regulación de las políticas para combatirla.

La corrupción global y a gran escala es realizada ahora, gracias a la desregulación financiera internacional y a la imposibilidad de controlarla mediante las legislaciones nacionales, por sus actores tradicionales y consagrados: las empresas transnacionales.

Un proceso tortuoso del cual ni la opinión pública de países miembros, Chile entre ellos, se logra enterar.

Si la privación ilegal de recursos fiscales a los países subdesarrollados en los cuales operan las empresas transnacionales ha sido siempre un lastre al desarrollo de los mismos, su práctica en la actual crisis de salud, económica y social en la pandemia del Covid-19  impediría su recuperación en la pospandemia, ya que según la Comisión para la Reforma de los impuestos a las Corporaciones Transnacionales ( ICRIT), organización de la sociedad civil a la que pertenecen Joseph Stiglitz, Thomas Piketty y José Antonio Ocampo, entre otros, las transnacionales privan anualmente de cien mil millones de dólares del control de los países subdesarrollados.

las transnacionales privan anualmente de cien mil millones de dólares del control de los países subdesarrollados.

Tras la lectura de estos antecedentes no cabe sino admirar el valiente y desigual combate librado por Salvador Allende en defensa de su pueblo en el discurso de diciembre de 1972 en la Asamblea General de las Naciones Unidas, pocos meses antes de su discurso y combate final el 11 de septiembre de 1973 en el Palacio de La Moneda. Su legado principal sigue en pie. 

Salvador Allende en defensa de su pueblo en el discurso de diciembre de 1972 en la Asamblea General de las Naciones Unidas

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1 comment

Socorro Arce septiembre 5, 2020 - 5:12 pm

El Presidente Salvador Allende defendió su postura patriota y latinoamericana hasta el final. Estos artículos y libros rescatan del olvido a esa figura emblemática de la izquierda chilena. Precisamente en tiempos en que la dignidad y la justicia es necesaria, más que nunca.

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