La pandemia está desnudando con más fuerza las desigualdades del país. Y para las mujeres está siendo aún más desigual tanto en autonomía económica como física. Claramente no tienen las mismas condiciones mujeres y hombres para enfrentar esta pandemia y sus consecuencias.
Las mujeres estamos siendo fuertemente afectadas por la pandemia. En primer lugar, en relación a la autonomía económica. Las cifras de desempleo son mayores en las mujeres, así en el trimestre móvil febrero- abril 2020 la desocupación general alcanzó el 9% a nivel nacional según cifras del INE, y el desempleo femenino alcanzó el 9,9%, los porcentajes más altos de la última década. Sin embargo, avanzado más el año y la pandemia, a fines de mayo, los estudios del Centro de Micro – Datos de la Universidad de Chile estimaban que el desempleo sólo en el Gran Santiago era de 15,4%, lo que representa los porcentajes más altos de los últimos 20 años. Obviamente la cifra anterior implica que el desempleo de las mujeres también supera estas cifras de dos dígitos, puesto que en Chile el desempleo femenino siempre ha superado la tasa general de la totalidad población laboral. Si a eso sumamos que estas cifras pueden estar subestimando el efecto en el sector informal y precarizado de trabajadores y trabajadoras, es posible pensar entonces que la situación puede estar siendo más dramática aún.
Además de la desocupación y cesantía de trabajadores y trabajadoras, la suspensión de clases presenciales, el “teletrabajo”, el cuidado de familiares enfermos, el aumento de las labores domésticas, han desmejorado la vida cotidiana de las mujeres.
Además de la desocupación y cesantía de trabajadores y trabajadoras, la suspensión de clases presenciales, el “teletrabajo”, el cuidado de familiares enfermos, el aumento de las labores domésticas, han desmejorado la vida cotidiana de las mujeres.
Hoy enfrentamos una crisis de los cuidados. El cuidado, que históricamente nos ha correspondido a las mujeres casi exclusivamente, en estos meses ha aumentado, pero además ha variado en cualidad. La mayoría de las mujeres está asumiendo las tareas del hogar, el trabajo doméstico, con todos los miembros de su familia todo el día y todos los días de la semana, y ya han comenzado a realizarse estudios que van corroborando que la distribución de las tareas del hogar no se está distribuyendo de forma equitativa entre mujeres y hombres.
Todo lo enumerado aumenta en complejidad y atenciones si se tiene hijos/as recién nacidos o en edad preescolar, o hijos en situación de discapacidad o familiares postrados.
Sumado a lo anterior, las mujeres que son madres de niños/as y/o adolescentes deben velar porque sus hijos/as sigan las clases de forma remota, hagan tareas o ejercicios, si es que no les toca “reemplazar” el rol de profesor/a literalmente. La situación de las clases en línea no toma en cuenta la desigualdad de los hogares en nuestro país, no todos los hogares cuentan con un computador, y no hay sistema alternativo desde MINEDUC. Cuando existe computador en casa, si es sólo uno, los distintos miembros de la familia deben turnarse en el uso del mismo, entre las clases/tareas y el “teletrabajo” de la mujer u otros integrantes del hogar. Todo lo enumerado aumenta en complejidad y atenciones si se tiene hijos/as recién nacidos o en edad preescolar, o hijos en situación de discapacidad o familiares postrados.
Por lo anterior, no es de extrañar que el estudio de Monitoreo Nacional de Síntomas y Prácticas COVID 19, elaborado por la Universidad de Chile y el Colegio Médico de fines de junio de 2020, que incluye datos de la encuesta Termómetro Social, planteé que el 55,8% de las mujeres encuestadas responda que su estado de ánimo le ha empeorado en medio de la crisis sanitaria, cuyo reflejo se daría en que el 35% de la mujeres respondió tener problemas para dormir, el 26, 5% sensación de depresión, y el 34% síntomas de ansiedad, características que en los hombres también se presentan pero en cifras menores (nota periodística sobre este estudio aparecida en El Mercurio el 26 de junio de 2020).
el 55,8% de las mujeres encuestadas responda que su estado de ánimo le ha empeorado en medio de la crisis sanitaria
Por otro lado, también preocupa la situación de la violencia de género contra las mujeres. Estudios y testeos internacionales advirtieron que en otros países el hecho de tener que realizar cuarentenas obligadas, confinamientos voluntarios y distanciamiento social, había provocado un aumento de la violencia de género. En nuestro país, a pesar de que el virus llegó meses después que la experiencia en Asia y Europa no significó el desarrollo de una estrategia preventiva de la violencia de género, con mensajes claros a las mujeres en dónde y cómo denunciar rápido y confiable, como romper una cuarentena para pedir ayuda, establecer residencias temporales para aquellas que necesitaran salir de sus hogares, etc.
las mujeres que la viven no están teniendo canales seguros para denunciar, o no encuentran el espacio de tiempo para denunciar al agresor con el cual están conviviendo las 24 horas en casa.
Y en Chile, tal cual la experiencia internacional, las llamadas al fono de orientación sobre situaciones de violencia contra las mujeres del SernamEG han aumentado un 70% según reconoció la institución en las primeras semanas de decretado el Estado de Emergencia. Este aumento en las llamadas de orientación contrasta con el hecho de que las denuncias efectivas han disminuido en un 20%, ¿qué nos dice entonces este dato? que la violencia de género está en aumento, pero las mujeres que la viven no están teniendo canales seguros para denunciar, o no encuentran el espacio de tiempo para denunciar al agresor con el cual están conviviendo las 24 horas en casa.
Las cifras de femicidios consumados reportadas por SernamEG hasta mediados de junio eran de 18 y 48 femicidios frustrados. La organización Red Chilena Contra la Violencia hacia la Mujer, a la misma fecha reporta 21 femicidios consumados. Estos datos no son meras cifras, son vidas de mujeres que se han perdido en manos de hombres agresores, son vidas truncadas, son familias y comunidades quebradas también en medio de la pandemia. El Estado ha llegado tarde antes y durante esta pandemia para evitar estas muertes.
El Estado ha llegado tarde antes y durante esta pandemia para evitar estas muertes.
Un punto aparte y tremendamente sensible es la demanda de establecer un Postnatal de Emergencia, que permita a los y las lactantes de 6 meses tener la seguridad de contar con el cuidado de su madre, que permita también la tranquilidad a las mujeres madres saber que podrán seguir dando la protección y cuidados a sus hijos. No se entiende la tozudez del Gobierno al no querer patrocinar esta moción parlamentaria que ya ha sido aprobada por la cámara baja y se encuentra en disputa su admisibilidad en comisión mixta luego de que en el Senado se perdiera dicha votación. La pandemia mantiene cerradas salas cuna y jardines infantiles, no permite contar con las redes familiares o comunitarias de cuidado infantil, por tanto, no tienen alternativas esos lactantes ni sus madres y familias. El ofrecimiento de que esas madres se financien con cargo al seguro de desempleo no es la solución correcta, sólo precariza y abandona a las mujeres y sus hijos/as.
En otro ámbito, las mujeres han visto también deterioradas las condicione para acceder a salud sexual y reproductiva, es así que la ONG MILES, presentó en abril de este 2020, los resultados de la Encuesta Acceso a Salud Sexual y Reproductiva, donde se plantea que el 74% de las mujeres vivieron dificultades para acceder a salud sexual y reproductiva, y de ellas el 34% no tuvo acceso a métodos anticonceptivos en diferentes centros de salud pública por falta de stock. Este dato es particularmente complejo, ya que previo a la pandemia, según reporta MILES, el 50% de los ingresos a control prenatal en el sistema público eran embarazos no planificados, por tanto, si no hay acceso a métodos anticonceptivos esta cifra podría aumentar.
cáncer cervical uterino, una de las causas de muertes más incidentes en las mujeres.
Otra situación que está afectando a la población en general, pero muy particularmente a las mujeres, es la orientación de toda la atención de los cesan y consultorios a la pandemia, lo cual ha impedido el control de enfermos/as crónicas, el control niño/sana, e incluso el acceso a exámenes preventivos como el PAP. En relación a este último, la encuesta reveló que el 24% de las mujeres necesitaba realizarse el PAP entre marzo y abril y que, de ellas, el 85% no pudo hacerlo efectivo, esto también es muy grave ya que el examen tiene un alto valor en la detección del cáncer cervical uterino, una de las causas de muertes más incidentes en las mujeres.
Las mujeres son las que más se han organizado para llevar a cabo las tareas de las ollas comunes, los comprando juntos, entre otros.
Pese a todo lo anterior, y como en otros tiempos de situaciones de crisis económicas en nuestro país, las mujeres están en la primera línea de la recuperación del tejido social y la actividad solidaria para enfrentar la crisis económica que se suma a la sanitaria. Las mujeres son las que más se han organizado para llevar a cabo las tareas de las ollas comunes, los comprando juntos, entre otros. Por eso llama la atención que las medidas que ha ofrecido el Gobierno para enfrentar esta pandemia no tomen en cuenta la perspectiva de género, que no haya un ingreso familiar de emergencia pensado en las muertas jefas de hogar, un ingreso de emergencia para las mujeres violentadas, que no exista el apoyo a la tramitación de un postnatal de emergencia que implica proteger a los y las guaguas de 6 meses de vida, a sus madres y sus familias.
no haya un ingreso familiar de emergencia pensado en las muertas jefas de hogar
Como se ve las mujeres estamos siendo fuertemente afectadas por la pandemia. Estará por verse también qué propuestas surgen para recuperar la pérdida de derechos y condiciones de vida de las mujeres en esta crisis provocada tanto por la pandemia como por la tozuda estrategia de gobierno.
Por Claudia Pascual
Antropóloga Social