Manifestaciones en Cuba. Por Fernando Ávila I

por La Nueva Mirada

Es un hecho que las manifestaciones ocurridas en Cuba tienen su origen en problemas económicos y sociales, como ocurre en buena parte de los países latinoamericanos. En este caso se agregan los cuestionamientos al régimen político de la isla, ciertamente magnificados por los medios internacionales afines a los intereses económicos de círculos de poder, especialmente de EE. UU.

Poco se menciona que aquellas dificultades económico-sociales se originan, como en el resto del mundo, por la crisis de la pandemia, acentuadas en el caso de Cuba por las restricciones impuestas por el gobierno de Trump, que eliminaron la tímida apertura iniciada por Barack Obama, y cuyo objeto es reforzar el bloqueo que data ya de hace 59 años. 

Ciertamente la injerencia de EE. UU en Cuba tiene un larguísimo precedente : “Cuba elaboró y promulgó su propia constitución republicana, a la cual el gobierno de los Estados Unidos impuso la llamada Enmienda Platt (1901), que le autorizaba a intervenir en los asuntos cubanos. Tomás Estrada Palma fue el primer presidente de la República (1902), y al término de su mandato los Estados Unidos intervino, como lo haría frecuentemente hasta la abolición de la Enmienda Platt en 1934. Fulgencio Batista ocupó la presidencia de 1940 a 1944, y en 1952 efectuó un golpe militar para deponer al presidente Carlos Prío Socarrás…Su gobierno dictatorial encontró bastante oposición en ciertos medios, y así Fidel Castro desembarcó en Oriente (1956) con 82 hombres y se hizo fuerte en la Sierra Maestra. A finales de 1958, contando con el apoyo popular, logró derribar a Batista...”.

Luego “en 1961, con el apoyo secreto de Washington, un comando anticastrista desembarcó en Bahía Cochinos, pero fue derrotado por las milicias revolucionarias”. (Las citas no están tomadas de algún manifiesto comunista, todas ellas corresponden al Larousse Moderno, 1991, pág, 220, cursivas en el original).

Sólo después de aquello fue proclamada la república socialista y los tres partidos que protagonizaron la lucha contra Batista decidieron constituirse en partido único.

De tal modo que, conforme a los hechos, el gobierno de Cuba y su institucionalidad tienen una legitimidad histórica y las personas sancionadas lo son en virtud de las leyes cubanas y por resolución de sus respectivas autoridades. Podemos estar en desacuerdo con esas leyes, de igual modo que ocurre con algunas de nuestras propias leyes y disposiciones de la Constitución establecida por la dictadura pinochetista, pero el hecho irrefutable es que las leyes en Cuba y en Chile son asunto de absoluta competencia de los cubanos y chilenos respectivamente.

Francis Suárez, alcalde de Miami

A partir de la injerencia político-verbal se puede perfectamente, como ha ocurrido en ocasiones precedentes, llegar a la intromisión por la vía de invasiones armadas o, al menos, prestándoles patrocinio. Sin ir más lejos, el alcalde de Miami, Francis Suárez, declaró recientemente “que no debían descartarse los bombardeos sobre Cuba”.

Esta más que acreditado que allí donde no hay hechos la CIA los inventa, tal como se constató con los argumentos esgrimidos para justificar la invasión a Iraq. Es también un dato de la causa que buena parte de los medios de prensa internacional se hacen eco de esos montajes. Algo relevante a la hora de establecer comparaciones.

Se suele afirmar que desde la izquierda se asume una postura ideológica respecto de Cuba.  Valga señalar que hasta este punto he recurrido a evidencias objetivos y concretos que pueden compararse con nuestras evidencias en tiempos de la dictadura chilena.

Así, a modo de síntesis, se pueden establecer las siguientes diferencias entre Cuba y la dictadura de Pinochet: 1. Todas las “investigaciones” del Departamento de Estado sobre Cuba no arrojan hasta aquí casos de detenidos-desaparecidos; 2. Tampoco casos de torturas; 3. No se registran operaciones Albania, Cóndor o crímenes de Estado como el de Tucapel Jiménez, entre otros, con evidencias de encubrimiento político, informativo y judicial;  4. No existen casos de degollados ni de personas quemadas, en las calles de La Habana; 5. No hay registro de personas asesinadas y lanzadas al Caribe; 6. El exilio cubano es esencialmente voluntario; 7. A Chile no se le aplicó el bloqueo comercial establecido por EE.UU. contra Cuba, violando el “libre comercio” y la legalidad internacional; 8. Ninguna aeronave chilena fue derribada por terroristas; 9. Chile no fue invadido con respaldo militar de EE.UU.; 10. El gobierno cubano tiene una legitimidad de origen y el gobierno de Pinochet una ilegitimidad de origen.

Triste comparación, por cierto. Pero refiere a hechos verificables.

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