Elecciones legislativas en Argentina
El 14 de noviembre se renovará prácticamente la mitad de la Cámara de Diputados (127 de 257 miembros) y un tercio del Senado (24 de 72 integrantes). De acuerdo con el sistema electoral dos meses antes, el próximo 12 de septiembre, se deberán realizar las elecciones Primarias Abiertas Simultaneas y Obligatorias (PASO).
La elección de diputados se realizará en las 23 provincias y en la Capital Federal y la de senadores solo en 8, en las que cada una elige tres. Se trata, por lo tanto, de una elección de carácter nacional que permitirá medir la correlación de fuerzas políticas justo en la mitad de mandato del Gobierno y a dos años de la próxima contienda presidencial.
Las PASO fueron establecidas en 2009. En ellas, todos los partidos y coaliciones que concurren a la elección deben presentar sus candidaturas, aunque acuerden listas cerradas. De no ser así la primaria dirime las candidaturas que compiten en cada partido o bloque. Son obligatorias para todos los ciudadanos entre los 18 y los 70 años, y voluntarias para aquellos entre los 16 y los 18 años y los mayores de 70. Históricamente tienen una amplia convocatoria y este año, pandemia incluida, los analistas calculan una concurrencia superior al 65% del padrón. En las elecciones propiamente tales, el promedio de participación electoral supera normalmente el 75%.
A pesar de que los distritos electorales corresponden a las provincias y al hecho de que Argentina es un país federal en el que existen partidos y fuerzas políticas de carácter regional, en estas elecciones las dos principales coaliciones -el Frente de Todos y Juntos por el Cambio- lograron constituir alianzas electorales en todo el país con todos sus principales integrantes.
No es muy probable que la elección modifique sustantivamente la composición del Congreso de la Nación. El oficialismo, aunque es la fuerza principal en la Cámara, no alcanza la mayoría, debe conseguirla negociando principalmente con pequeños partidos regionales, y difícilmente pueda aumentar significativamente su representación. A su vez, posee una cómoda mayoría en el Senado que, todo indica, mantendrá. La importancia de la elección, en estas circunstancias, consistirá en un test del desempeño del Gobierno en un escenario marcado por los efectos de la pandemia y de los agudos problemas económicos y sociales, el peso y la coherencia de la de la oposición, y el clima que precederá a la próxima elección presidencial. También medirá la estabilidad de un sistema político construido en torno a dos grandes coaliciones, una de centro derecha y otra de centro izquierda, y los resultados de quienes pretenden desafiar esta suerte de bipartidismo a la argentina.
El Frente de Todos agrupa prácticamente al conjunto del justicialismo, lo que permitió el triunfo de Alberto Fernández en 2019. El kirchnerismo es su componente principal, y Cristina Fernández la líder con mayor peso político, pero ha logrado mantener su unidad en estos dos años de Gobierno. Papeles importantes en este proceso han asumido Sergio Massa, actual Presidente de la Cámara de Diputados, que en 2015 enfrentó al candidato presidencial del kirchnerismo -Daniel Scioli- y ahora integra la base del Gobierno, y Máximo Kirchner, líder de la bancada oficialista en la Cámara, que ha sorprendido por su capacidad de articulación de una coalición justicialista diversa y plural. Tampoco ha estado en cuestión el apoyo de todos a Alberto Fernández.
Los próximos eventos electorales encuentran, sin embargo, disminuida la imagen del Presidente, luego de un escándalo que se desató al darse a conocer la realización de una fiesta de celebración del cumpleaños de su pareja -Fabiola Yáñez- en la residencia de Olivos el 14 de Julio de 2020, cuando la ciudad estaba sometida a una severa cuarentena decretada y defendida por el propio Presidente frente a la resistencia de sectores muy amplios de la oposición.
Ante la evidencia fotográfica de la cuestionada celebración, el Presidente admitió su error y posteriormente, pidió las excusas del caso: “el día 14 de julio, día del cumpleaños de mi querida Fabiola, ella convocó a una reunión con sus amigos y a un brindis que no debió haberse hecho”. Luego agregó “la reunión fue un error”.
La oposición y la gran prensa hostil al kirchnerismo han convertido el episodio, y la injustificada inconducta del mandatario, en un tema dominante en la agenda preelectoral. Incluso se ha planteado la posibilidad de iniciar un juicio político al Presidente en la cámara de Diputados, que no tiene ninguna viabilidad de éxito por la imposibilidad de reunir el quorum de dos tercios para su aprobación, pero que puede tener el mérito de continuar colocando el asunto en la primera línea de las noticias. La aprobación del Presidente, según las últimas encuestas, ha disminuido. Lo que aún no es claro cuanto influirá el episodio en el apoyo electoral al Frente de Todos.
En la trinchera opuesta, la oposición agrupada en la coalición Juntos por el Cambio ha conseguido consolidar su unidad y presentar listas comunes prácticamente en todo el país, si bien en las primarias existe bastante competencia entre sus diversos componentes. Estos son fundamentalmente tres: Propuesta Republicana (PRO), la fuerza principal, el partido fundado por el expresidente Macri; la histórica Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica liderada por Elisa Carrió, una figura de larga trayectoria política. En esta coalición el dato nuevo es el fortalecimiento del liderazgo de Horacio Rodríguez Larreta, actual jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cargo en el que sucedió a Macri. Rodríguez Larreta, de 55 años, representa un liderazgo más moderado y menos confrontacional que el de Patricia Bullrich y el mismo Macri en la derecha argentina. Este último además enfrenta un delicado proceso judicial, acusado de ser responsable de una venta no registrada de armamento a las fuerzas de seguridad bolivianas, que habrían sido utilizadas en la represión que siguió al golpe de Estado que derrocó a Evo Morales. El proceso ya comenzó en Buenos Aires y existe bastante evidencia de lo irregular de toda la operación. Un proceso similar se ha abierto en Bolivia.
Desafiando a las dos coaliciones mayoritarias han surgido dos nuevos referentes, principalmente en la Capital Federal y la Provincia de Buenos Aires. Uno es Vamos con Vos, liderado por Lorenzo Randazzo y que encabeza una lista de candidatos a diputados por la provincia de Buenos Aires, que representa al 40% del padrón electoral. Randazzo fue Ministro de Interior y de Transporte del Gobierno de Cristina Fernández, pero en 2015 rompió con el justicialismo. Se ha aliado con Roberto Lavagna, prestigiado economista que fue candidato presidencial en 2019, alcanzando una votación poco superior al 7%. Randazzo proyecta una candidatura presidencial para 2023. El segundo es Javier Milei, economista de 50 años, candidato a diputado por Capital Federal. Se define como libertario, anti sistémico, ultraliberal, admirador de Trump y Bolsonaro. También manifiesta aspiraciones presidenciales. Despierta entusiasmo en sectores juveniles desencantados de la política tradicional. En las encuestas marca poco más de 5%.
Aparte de los escándalos de diversa naturaleza, que afectan a lado y lado, los principales temas presentes en las campañas electorales serán el manejo de la pandemia del coronavirus y la compleja situación económica, social y financiera. Si nos atenemos a las encuestas la política sanitaria del Gobierno tiene una aprobación mayoritaria: se desarrolla una vasta campaña de vacunación, los sistemas hospitalarios han sido fortalecidos y todos los índices tienden a mejorar. La situación económica social es muy compleja y la evaluación del manejo del Gobierno es más bien negativa: la alta inflación diluye el efecto de las políticas de apoyo social a los más vulnerables, la pobreza y la indigencia han aumentado a máximos históricos (42 y 10% respectivamente) y aunque la economía muestra signos de recuperación después de un ciclo de crecimiento negativo que comenzó antes de la pandemia, la recuperación del empleo es lenta. Aumentan las movilizaciones sociales de los sectores más afectados por la crisis y la situación fiscal es muy frágil. El Gobierno todavía no cierra un acuerdo para renegociar la deuda con el FMI contraída por Macri, por lo que su margen de maniobra para fortalecer las políticas sociales es muy reducido.
Los promedios que arrojan las encuestas de opinión no son capaces de dar cuenta de una sociedad profundamente dividida e incomunicada. Lo que en el lenguaje común se ha caracterizado como “la grieta”. Una encuesta reciente consulta sobre la gestión del Gobierno respecto de cuatro variables –gestión de la pandemia, gestión sanitaria, gestión socioeconómica y programa de vacunación– distinguiendo a quienes se inclinan a votar por el Frente de Todos de los que lo harán por Juntos por el Cambio. Los resultados son sorprendentes: casi simétricos y completamente contrastantes. Los que apoyan al Gobierno aprueban su gestión en las cuatro áreas con el 86, 92, 72 y 90% respectivamente. Los que votan oposición la rechazan con el 92, 84, 90 y 77% respectivamente.
El resultado electoral es de difícil pronóstico. Todo apunta a que será estrecha la diferencia de las coaliciones mayores, con una leve ventaja del oficialismo.
En todo caso hay un elemento que distingue el escenario político argentino, hasta ahora, del de varios países importantes de la región: la solidez de su sistema institucional y la estabilidad y predictibilidad de su sistema político. Mientras en Brasil la democracia está amenazada desde la propia presidencia, en Chile se vive un proceso constituyente que apunta a restituir la legitimidad constitucional y en Perú garantizar la gobernabilidad es un desafío casi permanente, en Argentina nadie cuestiona el orden constitucional ni la legitimidad de los mecanismos de la democracia representativa. Sin perjuicio de que la crisis económica social y sanitaria es análoga, sino más severa, que la que afecta al conjunto de la región.