Necropolítica y Resistencias. Por Sergio Canals L

por La Nueva Mirada

¡Aparecieron las encuestas de rechazo al plebiscito! Cae el apoyo al gobierno, presidente, ministros y a la Convención. Se acentúa la resistencia mediática comunicacional frente a la acción del gobierno y el proceso constituyente. “Hay que mantener los contrapesos”, para que no haya cambios. “¡Vamos a decir que no!” Editorializa sin vergüenza, un líder amarillento.

No es el Partido Comunista el problema central. Son -en general-, los restos de la ex concertación incrustados en el Senado y la Convención (“un nuevo Soviet”) junto al poder económico conservador. Horrorizados y consternados frente a un flujo transformacional revolucionario, sorprendente por sus atrevimientos a veces errados, ingenuos, imprudentes, impulsivos y faltos de experiencia política.

Reconociendo nuestras diferencias político-sociales con Perú, vale la pena seguir la lucha sin cuartel contra su presidente Pedro Castillo (y también de sus errores)

Los que no comparten una visión común, no pueden compartir un liderazgo que necesita dirigir cambios con un sorprendente y ambicioso objetivo final. Cambiar el modelo de mercado neoliberal desde sus bases en búsqueda de condiciones que posibiliten un bienestar mayor e igualitario del pueblo ciudadano.

Transformar un modelo o forma de vida, actualmente lleno de “necro políticas” micro y macro “fascistas (según Thomas Teo), que afectarían a una gran mayoría de quienes son vistos y percibidos como sub o infrahumanos afectos a un proceso de deshumanización permanente. Pobres, tercera edad, inmigrantes, marginales, descartados, y otros grupos identitarios no alcanzarían – muchas veces implícitamente – la categoría de humanos, como los bárbaros en tiempos de Roma y los pueblos originarios (sin alma), frente a la llegada de los conquistadores y la colonización de los imperios.

Se les eliminaba o dejaba sobrevivir (y morir) mientras permitieran y fueran funcionales para mantener las condiciones de vida de los que se consideraban realmente seres humanos portadores de la cultura y la civilización humanizadora.  Si no había indígenas y pobres que cultivaran la tierra o mantuviera funcionando las fábricas, ¿quién lo haría? Se necesitaba mantenerlos vivos, siempre bajo un control temeroso para impedir rebeliones que pusieran en peligro la civilización y las culturas hegemónicas. Controles, la mayoría de las veces con la lógica del amo y el esclavo, afectando severamente sus condiciones de libertad y dignidad a pesar de formas “democráticas” de estados y gobiernos, y plenamente en regímenes totalitarios, autoritarios y autocráticos.

Según nuestro autor, las condiciones actuales del capitalismo “salvaje” neoliberal, reproducirían estas formas y condiciones de vida a través de necro políticas de la infra humanización deshumanizadoras y generadoras de violencia.

Se informó hace algunos días que el 80% d los muertos por la pandemia en nuestro país, tiene más de 60 años y ya algunos estudios han mostrado que afectan severamente a las realidades de pobreza y vulnerabilidad. El promedio de vida de los sectores socioeconómicos bajos, puede ser años más bajos que los de buenos recursos. Las regiones con mayorías de pueblos originarios indígenas son las más pobres en condiciones de vida.

Los inmigrantes acceden generalmente a condiciones de vida y trabajos indignos ilegales e informales. La violencia afecta mayoritariamente a estos espacios de pobreza de los campamentos y áreas urbanas marginales donde viven. La violencia narco traficante ya comienza a ser parte de su vida cotidiana. Las realidades de los sistemas de salud y educacionales reproducen y reflejan estas realidades. Los jubilados y jubiladas apenas viven con y sin pensiones.

De alguna manera, parecería que no importa mucho si se mueren, víctimas de estas “necro políticas”.

Qué sólo los más fuertes sobrevivan. ¡Qué perezcan los
débiles!
(Eso lo dijo Nietzsche).

Para generar cambios y transformar estas realidades requieren abordarse y cambiar las estructuras y formas (como las brechas intensas de desigualdades), que son estructurales y estructurantes, generando y manteniendo una infra humanización deshumanizadora. Estas visiones e ideologías se resisten fuertemente a los cambios aduciendo finalmente que se pone en peligro la democracia, sin aceptar que este sistema también muta y necesita adaptarse evolutivamente con nuevas formas de expresión.

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