Mientras avanza impetuosamente la vacunación contra el coronavirus en Estados Unidos, las tasas de contagio y muertes entre los indígenas son más altas que las de otros segmentos de la población. A las dificultades logísticas se suman memorias que alimentan la suspicacia.
La sombra de la historia
En 1832, mientras la viruela diezmaba a la población nativa, el Congreso de Estados Unidos aprobó la Ley de Vacunación de los Indios, y asignó 17.000 dólares para la contratación de médicos y enfermeras a fin de inocular a los indígenas que vivían cerca de los asentamientos blancos. La crisis de salud pública era un obstáculo en los esfuerzos del gobierno del presidente Andrew Jackson para forzar a los nativos a que abandonaran sus territorios y marcharan a “reservaciones” en el Oeste.
Regis Pecos, de la tribu Pueblo de Cochiti y co-director del Instituto de Liderazgo en la Escuela India de Santa Fe (Nuevo México), opina que la legislación “no se aprobó para beneficio de los indios”.
“Fue una forma de vacunarlos para sacarlos de sus tierras, de manera que los blancos pudieran empujarlos al oeste “, dijo Pecos al diario The Washington Post.
Entre 1837 y 1838 otra epidemia de viruela destruyó a los Mandanas y redujo sustancialmente el número de Arikaras y Hidatsas y, aunque nadie puede determinar con exactitud cuántos indígenas murieron, los cálculos van desde 17.200 a 150.000. De aquella epidemia surgió, asimismo, la historia según la cual los invasores blancos distribuyeron entre los nativos, deliberadamente, mantas contaminadas con el virus. Los historiadores indígenas afirman que hay evidencias de genocidio. Otros historiadores creen que las evidencias son circunstanciales.
Los antropólogos señalan que cuando comenzó la invasión europea de América del Norte había en lo que hoy es Estados Unidos unas mil tribus, y los cálculos de los historiadores y demógrafos van desde un millón a doce millones de indígenas que resultaron extremadamente vulnerables a las enfermedades que portaban los advenedizos.
Actualmente hay 547 tribus reconocidas por el Gobierno Federal, con una población de alrededor de 4,2 millones de personas de las cuales sólo el 22 % vive en alguna de las 326 “reservaciones” adonde fueron empujadas en la marcha blanca hacia el Far West.
Recurriendo a las clasificaciones “étnicas y raciales” que usan los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC es su sigla en inglés), los datos muestran que la tasa de mortalidad por covid-19 entre los “indígenas” ha ido incrementándose rápidamente aún desde que comenzó la vacunación y llegó este mes a 256 por cada 100.000 personas. La tasa de mortalidad entre los “negros” es de 179,8/100.000, la de los oriundos de las islas del Pacífico es de 164, la de los “latinos” es de 147,3 y la de los “blancos” es de 150,2.
Dicho de otra manera, la tasa de mortalidad de los “indios” es alrededor de un 53 por ciento más alta que el promedio nacional.
La incertidumbre de hoy
La vacunación contra el coronavirus empezó en Estados Unidos en diciembre con la fórmula de Pfizer a las cuales se han añadido las de Moderna, Johnson & Johnson y AstraZeneka, y cuando fue investido como presidente Joe Biden prometió que en los proverbiales primeros 100 días de su mandato serían inoculadas 100 millones de personas. Cuando han transcurrido 70 días ya se han administrado más de 96 millones de vacunas(*). A pesar del esfuerzo, las autoridades sanitarias siguen lidiando con los temores generales acerca de vacunas novedosas, y los particulares de minorías como los nativos, los negros y los latinos que, por sus propias razones históricas desconfían de la “medicina de los blancos”.
Los datos de CDC muestran que entre el 52 por ciento de los vacunados que han recibido al menos una dosis y sobre los cuales hay información “étnica/racial” el índice de inoculación de los blancos es del 65,9 por ciento, entre los latinos del 9,3 por ciento, entre los negros del 8,2 por ciento, entre los asiáticos del 4,9 por ciento y entre los nativos norteamericanos del 1,4 por ciento.
De quienes ya han recibido las dos dosis de vacuna, el índice de inoculados es del 69 por ciento entre los blancos, 7,6 por ciento entre los latinos, 7,4 por ciento entre los negros, y 1,6 por ciento entre los indígenas.
(*) 96 million vaccinated. The number of people who have received at least one dose of the vaccine, covering 35.9% of the eligible population, 16 and older and 28.9% of the total population.
https://www.statista.com/statistics/1133269/coronavirus-covid19-death-rate-by-race-date-us/
https://www.statista.com/statistics/1133269/coronavirus-covid19-death-rate-by-race-date-us/