“Tarde de domingo en la isla Gran Jatte”, de George Seurat. El descanso de las multitudes. Por Tomás Vio Alliende

por La Nueva Mirada

La obra del pintor francés retrata la isla de la Grande Jatte que se encuentra en el rio Sena, cerca de La Defense y el suburbio de Neully. Por muchos años fue un sitio industrial que después pasó a tener jardines públicos y residencias. En 1884, fecha en la que se empezó a pintar el cuadro, era un lugar especial para alejarse del centro de París.

Con la pandemia han cambiado muchos hábitos. El colegio volvió a la casa y los padres, sin quererlo, nos convertimos en los tutores de nuestros hijos pequeños. Dentro de todas sus asignaturas a mi hijo de siete años, como a todos sus compañeros, le tocó arte. Yo pensaba que era dibujar o pintar con tema libre, pero lo primero que le pidieron fue hacer un paisaje con puntillismo. No fue fácil, pero salimos airosos, igual que el pintor neoimpresionista francés George Seurat con su “Tarde de domingo en la isla Gran Jatte” (1884 – 1886), un ejemplo de puntillismo, considerado por los expertos uno de los cuadros más importantes del Siglo XIX.  Es bastante lejana la comparación, hay que reconocerlo, por eso siempre es bueno inspirarse en los grandes artistas para al menos hacer algo que nos llene la mente y el alma.

La obra de Seurat retrata la isla de la Grande Jatte que se encuentra en el rio Sena, cerca de La Defense y el suburbio de Neully. Por muchos años fue un sitio industrial que después pasó a tener jardines públicos y residencias. En 1884, fecha en la que se empezó a pintar el cuadro, era un lugar especial para alejarse del centro de París.

La factura del cuadro de 2 X 3 metros no fue fácil, Seurat se demoró dos años en terminarlo. Lo armó y desarmó varias veces con esquemas y bocetos preliminares. Se sentaba horas y horas en los jardines de la isla para retratar el espacio y la gente. El color y la luz fueron fundamentales en la creación del cuadro. El puntillismo fue la clave para crear colores brillantes y fuertes para darle más realismo a la escena. El amarillo el azul y el café fueron colores claves para el desarrollo del cuadro. Con una composición estática y asimétrica, el cuadro da la sensación de relajo, quietud con un fondo profundo y bien demarcado.

Si uno mira de cerca el cuadro, llama la atención la inmovilidad de las personas, la actitud estática y elegante de la mayoría de ellos. Hay perros, un mono y se respira un aire apacible, mujeres y niñas con sus mejores trajes, algunos hombres usan sombreros de copa y un individuo que está acostado sobre el césped viste de manera distinta del resto. Este personaje se ve atípico, más moderno, los rasgos de su cara están más marcados, usa un gorro, se ve relajado, apoyado sobre sus brazos y espalda, mirando al río. Usa una sudadera y no mantiene la elegancia de los demás. Se observa más libre que el resto. Me imagino que debe haber sido el reflejo de la clase común para Seurat, el contraste. Abanicos en el suelo. No hay espacio para el calor sofocante. Se trata de un día plácido de todas maneras. Las personas representadas aparecen perfectamente individualizadas y rodeadas por una atmósfera completa por la luz. El cuadro se marca por bordes bien definidos. Los árboles al parecer se saltan esa regla. El agua del Sena está bastante lograda con sus reflejos y posible transparencia en ese momento, lo que demuestra el manejo magistral del color por parte del artista.

Seurat nació en París el 2 de diciembre de 1859. En 1875 ingresó a la escuela municipal nocturna de dibujo y desde entonces nunca se alejó del arte.  A los 23 años llegó al Salón de París, pero le criticaron su devoción por el puntillismo. A pesar de todo, Seurat estaba convencido que era lo mejor para él, lo que más le acomodaba. Cuando presentó su obra “Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte” fue alabado por muchos. Sin embargo, su arte no parecía tener espacio en lugares como la exposición de los radicales independientes. Los críticos lo hicieron pedazos porque lo consideraron muy racional, los realistas lo encontraron poco natural y los impresionistas pensaron que se reía de ellos. Actualmente el artista es uno de los más grandes representantes de la pintura del Siglo XIX y su famoso cuadro se encuentra en el Instituto de Arte de Chicago, en Estados Unidos. Las vueltas de la vida.

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