Última cuenta pública. La bomba de racimo de Piñera. Por Sergio Campos U.

por La Nueva Mirada

Muchas conjeturas se hicieron sobre lo que diría en su última cuenta pública. Las especulaciones abundaban e incluso pocas horas antes se conoció un borrador inquietante para los parlamentarios cercanos.

Unos cuantos le solicitaban pedir perdón por las violaciones de los derechos humanos practicadas por la policía y otros tantos por la tardanza de la ayuda a las personas y a las pequeñas y medianas empresas afectadas por la pandemia y las medidas restrictivas de la autoridad sanitaria.

Lo cierto es que respecto al Covid19 se pronunció complaciente, insistiendo en que su gobierno fue oportuno por la compra de vacunas y a reglón seguido elogiando la trazabilidad, la compra de respiradores artificiales y la instalación de residencias sanitarias. Nada dijo acerca de los 515 ventiladores donados por la Confederación de la Producción y el Comercio cuando sólo pudieron utilizarse 32. Según el embajador chileno en China y el mandamás de la CPC, la responsabilidad de la calidad técnica de los aparatos reside en el Ministerio de Salud. Fueron 10 mil millones de pesos desperdiciados en medio de las necesidades logísticas para enfrentar la pandemia.

Resulta ciertamente paradójico que el presidente reconozca el fracaso en la macrozona de la Araucanía, después del nombramiento de funcionarios con dedicación exclusiva y al mismo tiempo anuncie que Internet con 5G puede allanar el camino para una solución de un conflicto que tiene raíces históricas.

Anunciar que la educación preescolar será obligatoria, es otra de las píldoras de Piñera. En medio de la peste los infantes han sido tremendamente afectados, pero más aún: la mitad de eso(a)s niño(a)s no tiene acceso al jardín infantil.

Mientras tanto, muchos de los testigos del discurso pensaron en los primeros minutos que estaban asistiendo a una clase de historia. Habló de la gripe española, de la crisis mundial de la economía en 1929 y otros datos que los complementó con una reseña de los presidentes de la Concertación, seguramente para empatizar con sectores de la oposición.

Piñera se dio maña para atribuirse la firma del acuerdo de noviembre de 2019, que le dio salida a la crisis desatada por la revuelta social de ese mismo año y que lo dejó en el suelo frente a la opinión pública.

Su primo Andrés Chadwick, como ministro del Interior, ante los empresarios en ICARE, en 2018, afirmó categórico que la Constitución del 80 era inmodificable, poco menos que sagrada. Sin embargo, tuvo que concordar con los firmantes del acuerdo, que se haría un plebiscito para consultar a la ciudadanía si quería una “nueva constitución” y si deseaba que la Constituyente fuera mixta o solo con ciudadanos. El resultado lo sabemos. Pero no tomó nota del 80-20, que se repitió en la elección de quienes integrarán la Convención que empezará a funcionar dentro de pocos días.

Su discurso de una hora cuarenta minutos, no aclaró para nada cuales serían las indicaciones que enviará al parlamento para alcanzar los demandados “mínimos comunes” por la oposición, bajo el liderazgo de la Presidenta del Senado.

Si en un momento de sus ocho cuentas públicas aludió a los cómplices pasivos de la dictadura, incomodando entonces a los partidos de su coalición, ahora hizo estallar una “bomba de racimo” con su inesperado apoyo al siempre trabado proyecto de Matrimonio Igualitario.

El citado proyecto lo tuvo bien guardado y lo soltó en medio de la sorpresa e indignación de los sectores conservadores de su coalición. La Presidenta del Senado le solicitó que pusiera urgencia inmediata al proyecto de la discordia.

Como era de esperar no sólo el senador UDI Juan Antonio Coloma dijo que no le gustaba la sorpresa.  Su colega de Renovación Nacional Francisco Chahuán reaccionó molesto con la noticia de activar la iniciativa que hace varios meses estaba durmiendo en el Congreso.  El diputado Francisco Undurraga de EVOPOLI, los contrarió señalando que él estaba de acuerdo, incluyendo la adopción homoparental.

Jorge Jaraquemada, Fundación Jaime Guzmán indignada con anuncio presidencial

El matrimonio homosexual, que promoverá Piñera en el parlamento hizo que las esquirlas de su anuncio llegaran a la Fundación Jaime Guzmán. Su director Ejecutivo, Jorge Jaraquemada, señaló que el presidente tiene la obsesión de gobernar solo. Aquí hay maltrato a las fuerzas que lo apoyan. Y va a entregar un Chile sumido en la incertidumbre institucional. Está haciendo todo lo contrario a lo que prmetió hace cuatro años. Concluyó así su espinuda carta publicada por La Tercera.

El presidente del PPD Heraldo Muñoz me dice que, desde la Cancillería, durante el gobierno de Bachelet, se convenció a la jefa de Estado que “debíamos aprobar el matrimonio igualitario, desde la perspectiva de los DDHH”. Y agrega que así se evitaría una demanda contra Chile presentada por el Movilh ante la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos.

¿Qué hará Piñera para el control de daños entre sus huestes? Eso está por verse. Seguro que todo lo hizo pensando en su “su legado” como mandatario.

Lo claro para analistas de la plaza y también entre sus escasos partidarios es que el segundo gobierno de Sebastián Piñera terminó hace rato.

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