Al cierre de esta edición, el gobierno anunciaba equívocas y egoístas medidas para enfrentar la crisis económica y social acentuada por una pandemia aún amenazante. Con su habitual puesta en escena Piñera acentuó la desconfianza ya adelantada y advertida por la Presidenta del Senado. Lejos de las expectativas de mínimos comunes, postergados en la respuesta oficial para reforzar la protección social, con apoyo a las familias, a las PYMES e incrementando recursos para los servicios de salud.
Con la billetera fiscal mínimamente suelta, el gobierno optó por tranquilizar a su vapuleada coalición, desechando lo sustancial de las propuestas opositoras. A estas alturas no debiera sorprender tanto que el presidente se farreara la posibilidad de alcanzar un consenso amplio. Así Piñera esquiva cualquier corrección esencial y persiste en su sendero de aislamiento ante la crisis que experimenta la gran mayoría del país.
La oposición tiene sobradas razones para sentirse defraudada por este portazo que ha dado el gobierno a la búsqueda de un consenso algo esperanzador. La propuesta del Ejecutivo es débil y claramente insuficiente, en sus montos, cobertura y duración, como la describiera la presidente del Senado, Yasna Provoste, aun sin conocer el contenido detallado de los proyectos que el gobierno ha demorado en enviar al parlamento y para lo cual bastaba un clic en el computador.
Fiel a su tradición, el mandatario formula un llamado a la oposición a aprobar rápidamente estos proyectos firmados con la presencia de su gabinete, dirigentes de Chile Vamos y “representantes de la sociedad civil”, con evidente ausencia de dirigentes y parlamentarios de oposición.
Tal como afirmara Provoste, el gobierno no parece entender el país que padece las consecuencias de una nefasta y equívoca conducción, ni menos la profundidad de su crisis. No hay peor sordo que el que no quiere escuchar. El Estado está en condiciones de hacer un esfuerzo mayor. Tan solo falta la voluntad política, pero ella no existe.
Por su lado, en pleno contexto electoral, la oposición cristaliza una división nefasta para los intereses de la gran mayoría de la población
Un error histórico que cristaliza la división opositora
Tanto el PC como sus aliados del Frente Amplio podrían lamentar como error garrafal el veto a sectores que hasta hace muy poco tiempo eran sus aliados. Y con ello la oportunidad de avanzar en la unidad de la oposición.
La DC había comunicado a sus aliados que no concurriría a unas primarias amplias de la oposición, en tanto el PS, PPD, PRSD y Nuevo trato, habían reafirmado su decisión de concurrir a unas primarias amplias de la oposición, asegurándose que no habría vetos, como lo asegurara el timonel del PC horas antes de naufragar el acuerdo.
No es sostenible que el acuerdo fracasara por el intento del PS de negociar cupos parlamentarios, según justificaron sectores del Frente Amplio. Incluso habría existido un cierto consenso que esa elección debía ser enfrentada con dos listas (en una no cabían todos los partidos) y todo lo que se habló apuntó a que el candidato o candidata que ganara las primarias debería dar iguales garantías a ambas listas.
El acuerdo fracasó por el empecinamiento del PC y, especialmente, de su candidato, Daniel Jadue, por consolidar un bloque antineoliberal (que, paradojalmente, consideraba al Partido Regionalista verde, liderado por Jaime Mulet), sin medias tintas, como acordara en su reciente Congreso. Se frustró por mezquinas pasadas de cuentas y un evidente cálculo electoral, que no esconde la evidente desconfianza en sus propias fortalezas.
Con este fracaso no tan solo pierde el PC y sus aliados del Frente Amplio, que podrían haber ganado la primaria, imponiendo a su candidato, consiguiendo aislar a la DC, que se autoexcluía del acuerdo. Pierde, ciertamente, el conjunto de la oposición, que no logra articular una opción de mayorías para enfrentar a la derecha en las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias.
En consecuencia, el fracaso del acuerdo repone un eje DC con partidos de raíz socialista, Liberales y el Nuevo Trato que, sumados, constituyen un potencial bloque mayoritario de la oposición si consideramos como referencia los resultados de la elección de alcaldes y concejales en donde la Unidad Constituyente sumó el 33, 4% de los votos.
La tensión abierta en el ámbito opositor plantea interrogantes para el resultado de segunda vuelta en la elección de gobernador(a) por la Región Metropolitana y, ciertamente, para la próxima contienda parlamentaria y presidencial.
Con toda su evidente complejidad, una reconstitución del eje de centro izquierda se favorece por la renuncia de Fuad Chahin, artífice del frustrado y costoso giro de la falange al centro político, la reaparición de Carmen Frei y, principalmente, el liderazgo fortalecido de la Presidenta del Senado, Yasna Provoste.
Todo pareciera indicar que los partidos que integraron la Unidad Constituyente acordarán la realización de primarias no convencionales para elegir un candidato o candidata única a la Presidencia de la República.
En lo inmediato, todo el espectro político deberá concentrar sus esfuerzos en la segunda vuelta de la elección de gobernadores, en donde la derecha arriesga una nueva y contundente derrota, mientras la vapuleada Unidad Constituyente apuesta al triunfo en la mayoría de ellas, con dudas abiertas en la Región Metropolitana.
El nuevo mapa político en el país
Sin lugar a dudas, los resultados de la pasada elección representan una dura derrota para el gobierno, un verdadero descalabro para la derecha, un rudo golpe para la centroizquierda y un serio cuestionamiento para el sistema político y los partidos tradicionales.
La elección dibujó un nuevo mapa político en el país, confirmando la condición minoritaria de la derecha, una fuerte fragmentación de la oposición y la emergencia de un nuevo actor político representado por sectores independientes de los bloques históricos.
Ciertamente la llamada lista del Pueblo está lejos de ser homogénea y responde a diversas realidades regionales. Pero tienen un denominador común, de distancia con la derecha, los partidos políticos en general y su apuesta por una nueva Constitución.
En el mismo sentido vale consignar a los independientes no neutrales como un factor político incidente y con apuestas definidas, como ocurre también con postulantes independientes más allá de los electos en la Convención Constituyente para alcaldías, concejalía o gobernaciones regionales. Son firmes partidarios de una nueva Constitución, comparten una cierta impronta antineoliberal y los une una cierta distancia con los llamados partidos tradicionales.
Es más que legítimo y deseable que estos sectores independientes aspiren a jugar roles protagónicos no tan solo en el proceso constituyente sino también en el futuro político del país. Lo mas simple de todo para asegurar esa participación, es que se agrupen por afinidades políticas o ideológicas como partidos en formación, que es la manera como se participa en un sistema democrático. Su pueden rebajar los requisitos de inscripción, pero no se pueden reeditar las excepcionalísimas condiciones establecidas para su participación en la Convención Constituyente, sin el serio riesgo de debilitar el sistema democrático y representativo.
Con calculadora en mano, diversos partidos han presentado iniciativas legislativas en ese sentido, pensando, en el caso probable de que no prosperen, establecer alianzas con algunos de estos sectores de independientes, ofreciéndoles cupos en sus listas parlamentarias.
Pero muchos de estos independientes, que se identifican con movimientos sociales y las movilizaciones de octubre, han rechazado todo intento de manipulación de parte de los actuales partidos y aspiran a representarse directamente. Están en su derecho. El sistema democrático les ofrece los canales institucionales de participación, que bien el proceso constituyente podría modificar a futuro.
Un incierto escenario presidencial
A todas luces el escenario presidencial ha experimentado un vuelco a partir de los resultados de la reciente elección.
Joaquín Lavín fue designado como candidato de su partido luego de la bajada de Evelyn Matthei pero las aguas siguen turbulentas en el gremialismo y la derecha, fuertemente afectada por su mal desempeño electoral. Tanto sectores de la UDI como de Renovación Nacional se niegan a apoyar a los candidatos de sus respectivos partidos. El senador Alejandro Garcia- Huidobro, en compañía de una veintena de concejales de RN, hicieron público su apoyo al independiente Sebastián Sichel, en tanto que parlamentaros de ese partido en consonancia con lo solicitado por el ex presidente de BancoEstado, insisten en solicitar libertad de acción para las primarias del sector.
La campaña por las primarias al interior de Chile Vamos se crispa con descalificaciones mutuas. Los fuegos los abrió el vocero de la campaña de Lavín, el alcalde Rodrigo Carter, vapuleando a Briones y Sichel, que respondieron con similar delicadeza. La competencia promete ser dura y parece evidente que el candidato que resulte elegido tendrá una dura tarea para cohesionar al sector.
En la oposición es clara la división entre el PC y el Frente Amplio (con una competencia entre Jadue y Boric que no excluye tensiones) con el PS y sus aliados del PPD y Nuevo Trato, que optaron por respaldar a Paula Narváez, en eventual competencia de primarias con la postulante del PDC.
En la falange es menos claro el escenario tras la decisión de Ximena Rincón de poner su candidatura a disposición de su partido. Surge con fuerza en las encuestas la opción de Yasna Provoste, pensando en las primarias convencionales,
Como en ocasiones anteriores la competencia presidencial no se reducirá a la de los bloques mayoritarios. José Antonio Kast llevara su postulación a primera vuelta. Por su parte, Jorge Sharp, el reelecto alcalde de Valparaíso, ha anunciado que no retornará al Frente Amplio intentando levantar una postulación presidencial independiente, con representantes de la lista del Pueblo, que podrían sumarse a su campaña presidencial.
En el margen y con incertidumbres Pamela Jiles podría apostar por el Senado y su acompañante Maltés a una diputación. Se repetiría el juego marginal de no invitados como Jocelyn Holt y Eduardo Artes.
Tal como quedara demostrado en la anterior elección presidencial y en las anteriores, es muy difícil, por no decir imposible, revertir los resultados de una primera vuelta en una segunda ronda. Por más que exista un pacto de apoyo reciproco para quien resulte vencedor en esa primera ronda. Los apoyos son tibios y los votos de los ciudadanos no son tan endosables.
Aún queda todo un cronograma electoral que recorrer. Y una intensa campaña, en donde los diversos partidos y coaliciones deberán competir con propuestas de futuro. El debate acerca del pasado reciente es muy trascendente, pero con la vista al frente para las diversas coaliciones y candidatos (as). Nuevamente los ciudadanos tendrán la última palabra. Y ante el fantasma de la abstención (más que inquietante en la reciente contienda electoral) se reinstala el debate sobre el voto obligatorio. Cuento viejo. Ya veremos en medio de urgencias múltiples e intereses cruzados y en pugna
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Me paré k un comentario muy acertibo