“Soy un trabajador más de derechos humanos” fue su esperable reacción a la noticia del otorgamiento del Premio Nacional de Derechos Humanos 2024. Claudio Enrique González Urbina ha marcado huella desde que, a pocos días del golpe de Estado de 1973, empezó a trabajar en el Comité Nacional de Ayuda a los Refugiados (CONAR).
Nacido en Concepción el 14 de octubre de 1936, estudió en el Instituto Nacional, donde en 1955 recibió el Premio Silva Piderit al Mejor Institutano. Luego, en 1960 ingresó a trabajar a Fundación Mi Casa, abriendo una casa en Valdivia y desarrollando su actividad en Temuco y Santiago.
Titulado como profesor de Filosofía se integró a CONAR, una de las primeras instancias de las iglesias cristianas para proteger a personas perseguidas por la dictadura tras el quiebre de la democracia. Claudio González se sumó así al equipo liderado por el obispo luterano Helmut Frenz.
En los años siguientes, su capacidad articuladora se extendió a diferentes ámbitos del acompañamiento de las víctimas. Destaca aquí el programa iniciado en 1977 para la salud mental, para acoger a personas torturadas, así como a familiares de detenidos desaparecidos, ejecutados y ex detenidos. González conoció directamente la realidad de los centros de prisioneros, porque tuvo permiso para ingresar al recinto de Tres Álamos.
Desde aquel trabajo del CONAR, Claudio González será uno de los miembros fundadores de FASIC en abril del año 1975, en su calidad de secretario ejecutivo acompañado en esos años en el directorio por personas del mundo ecuménico que fueron luchadores de los Derechos Humanos como el Obispo Luterano Helmut Frenz, el Obispo católico Jorge Hourton, el obispo Metodista Isaías Gutiérrez y Monseñor Alfonso Baeza. Hasta el día de hoy ejerce la responsabilidad de la secretaría ejecutiva de la Fundación.
Así se fue transformando en un reconocido trabajador por los Derechos Humanos, cercano a las personas perseguidas, torturadas y detenidas en dictadura, así como con otras desposeídas y marginadas como refugiados o solicitantes de asilo.
Durante la década de los 80 recorrió Chile conociendo la situación de las personas a las que la dictadura tenía relegadas. También viajó fuera del país buscando lugares de acogida para quienes sufrían el exilio, abriendo la ruta de la solidaridad internacional.
El reconocimiento al actual Secretario Ejecutivo del FASIC fue resuelto por el consejo del Instituto Nacional de Derechos Humanos, como una asignatura pendiente, en reconocimiento a más de medio siglo de una abnegada y lúcida labor que fundamentó la postulación presentada por la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD) y la Fundación de Ayuda Social de Iglesias Cristianas (FASIC); por Arturo Valenzuela Bowie, Cientista Político, ex asesor de política para América Latina del ex Presidente de Estados Unidos Barack Obama, Director del Centro de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Georgetown; por la pastora Izani Bruch, Obispa de la Iglesia Evangélica Luterana en Chile y Capellana evangélica del Palacio de la Moneda; por Alberto Espinoza reconocido abogado de Derechos Humanos; por Paulina Urrutia, destacada actriz chilena, dirigente sindical, ex presidenta (SIDARTE), ex Ministra de Cultura del país; por Catalina Bosch Carcuro, Psicóloga, Integrante del Directorio del Museo de la Memoria y los DDHH, miembro de Organización Migrantas y ex Vocera de la Coordinadora Nacional de Migrantes de Chile; por Nubia Becker Eguiluz, escritora, licenciada en literatura, ex prisionera política, participante de diversas organizaciones de DDHH.
El premio que se le entrega hoy jueves 25 en una ceremonia realizada en el Museo Arquetin reconoce su extenso legado en “defensa de la memoria, la verdad, la justicia, la reparación y las medidas de no repetición para las víctimas de las violaciones a los DD.HH. en dictadura”.
Una trayectoria esencial.
La vitalidad y energía de Claudio González ha permitido que FASIC siga aportando a nuestro país por casi 50 años, aun en circunstancias adversas para sostener la institución, perseverando con sus capacidades de liderazgo, mística y gestión en compromiso irrenunciable con los derechos fundamentales de las personas.
En momentos oscuros y brutales de nuestro país, asumió con humildad, responsabilidad y ética, decisiones que trascienden en la vida de muchas de las personas acogidas por FASIC, liderando a lo largo de Chile, diversos programas de atención a Presos Políticos, familiares de Detenidos Desaparecidos y Ejecutados Políticos, ex presas y presos torturados y víctimas de represión, personas relegadas, familias retornadas al país desde el exilio, a partir del primer programa de Retorno de FASIC en 1978. A lo largo del tiempo de la dictadura protegió y brindo apoyo a personas perseguidas por las fuerzas represivas del régimen.
En esta larga trayectoria de defensa de las personas perseguidas, promovió el trabajo en redes con variados programas vinculados a Derechos Humanos en América Latina y el mundo entre otras; CLAI (Consejo Latino Americano de Iglesias), Fondo de Naciones Unidas para víctimas de la Tortura, así como en programas del CMI (Consejo Mundial de Iglesias), HURIDOCS (Human Rights Information and Documentation Systems) Amnistía Internacional, CICR (Comité Internacional de la Cruz Roja), ACAT (Asociación de Cristianos contra la Tortura), UMCOR-Estados Unidos, IIDDHH (Instituto Interamericano de Derechos Humanos), MEDH (Movimiento Ecuménico de DDHH Argentina), CLAMOR-Brasil, OXFAM-Inglaterra, HUMAN RIGHTS WATCH–Estados Unidos.
Ha participado activamente en Chile en diversos directorios de organizaciones tales como el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) en su rol de consejero por 6 años, en el Instituto de la Mujer, en Casa de la Memoria, iniciativa que impulsó la creación del Museo de la Memoria y los DDHH, en WUS (Servicio Universitario Mundial-Chile) en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, entre otros.
Las personas a lo largo de sus vidas se ven enfrentadas a decisiones trascendentales que las determinan. Los momentos oscuros y brutales que vivió nuestro país determinaron las vidas de las chilenas y chilenos. En medio de la feroz persecución desatada una mayoría se refugió en el silencio, la indiferencia y el miedo. Claudio González asumió con serenidad, convicción y firmeza la misión de tender una mano solidaria y valiente a las personas que eran perseguidas, asumiendo este compromiso de por vida, basado en los valores de humanidad, fraternidad y solidaridad, y eso le hace un ser humano ejemplar para nuestro país que lo ha hecho merecer el Premio Nacional de Derechos Humanos del INDH.
La directora del INDH, Consuelo Contreras, tomó contacto telefónico con el ganador elegido por el Consejo del INDH para comunicarle la noticia. “Quiero felicitarlo. Mandarle un gran abrazo. Es un reconocimiento al trabajo que con mucho coraje ha realizado durante todos estos años a la cabeza del FASIC, con ese equipo de gente valiente. También es un reconocimiento a la defensa de derechos humanos que han hecho las iglesias evangélicas y protestantes en nuestro país”
En su respuesta, González inistió en que “este es un reconocimiento a todo el FASIC y a todos quienes hemos estado directamente comprometidos desde las distintas organizaciones. Yo soy un trabajador más de derechos humanos”.