Mientras se insiste en la vuelta presencial de niños y jóvenes a clases sin estar vacunados, con cerca del 40 % de los colegios públicos municipales y vulnerables con condiciones sanitarias y estructurales lamentables desde hace años, se sigue rindiendo culto al “dios comercio” sin mirar el dolor y la muerte. En los colegios se enseña esta oración: Que el dinero esté contigo. Compra lo que puedas. Así serás feliz.
Sobre la vida y la muerte:
Tórtola lluviosa
gris, friolenta.
Gotas ciegas que bajan
de hoja en hoja
hacia el cielo blanco
enrevesadas,
extraviadas.
Aromos invernales
sin aroma
amarillosos.
FLAT LIINER
¿Escuchaste?
Murió el mendigo que mendiga,
sin vacuna alguna.
Muerte entrópica.
Dolor terroso.
Horror viral.
Sólo es espíritu. Información pura e infinita, que pulula en el tiempo imaginario de la nada y el vacío. Cesó para él el tiempo real. Nunca más verá las flores que no coronaron su muerte. Colapsó su realidad espacio temporal.
Su espíritu vive en el tiempo imaginario de la entropía nula. Es sólo información invariable y permanente en medio de un universo real que es de materia y energía entrópica. “Energía imaginaria” en un” tiempo imaginario”. Vive en un plano anterior donde no hay mundos materiales. Sólo un campo de potencia vacuo. Potencialidad pura.
Volvió al punto 0, al instante del origen (y quizá del fin), donde están contenidos todos los universos con las probabilidades y posibilidades futuras de todas los seres vivos y las personas. También la del mendigo muerto y su coro de lluvia y palomas.
“Cada número, hasta el infinito, ha surgido del uno, y en consecuencia del 0. En esto se oculta un profundo misterio” (Códice de los monjes de la abadía de Salem del siglo XXI).
En este punto 0, en este este instante del origen del universo, acontecería según ellos un “Bing Bang frío”, con una temperatura equivalente al 0 absoluto. En ese instante singular, todo transcurre sin la presencia de entropía o tendencia al desorden. Allí reina la información pura. Es el punto 0 de orden absoluto infinito, de entropía nula. Donde viven el Verbo, y nuestro mendigo.
En el instante siguiente, acontece una realidad compleja en que el tiempo es imaginario-real (como en los sueños y la fantasía). Colapsan las dimensiones imaginarias (con su tiempo imaginario). Se inicia lo real en el “Big Bang caliente”. La realidad física y temporal, la materia y la energía, la luz y la gravedad, que iluminan y permiten la existencia del universo, los aromos, y la de nuestro mendigo vivo, muerto, mal oliente y desamparado. Colapsan las probabilidades, para dar paso al mundo físico del universo, en un camino irreversible hacia la entropía máxima y final impulsado por la materia y la energía oscura que cabalgan de la mano con la luz y las ondas de gravedad.
¿Pero, qué sucedió en el momento mismo del paso a la muerte del mendigo sin nombre?
En momento singular de la muerte, la vida o primera fuerza evolutiva, “fuerza 0”, del Bing Bang “caliente”, se transmuta catastróficamente. No hay continuidad entre la vida y la muerte real, que no es imaginaria. Este paso corresponde a un salto cuántico discontinuo cualitativo. En el último instante, se detiene la incorporación e intercambio del orden material y energético informacional que mantienen la vida impidiendo el estado de entropía máxima. No hay más límites. Se degrada la frontera que permite una diferencia de intensidades entre el medio y el mendigo. El medio ya no es medio. El mendigo no es el mendigo. Es ahora su espíritu: entropía nula, información infinita e invariante. No “habita” en el tiempo real. Deviene en el flujo de tiempo imaginario donde todos los estados posibles son posibles, menos volver a ser el mendigo que ya fue en el mundo físico real, debido a la flecha del tiempo entrópica física que es irreversible en su camino hacia la muerte.
Pero como la vida no desaparece, sólo se transforma, se sigue viviendo en la realidad y el tiempo imaginario, donde la energía imaginaria no es más que el espíritu y, el alma su coexistencia corporal. Por lo tanto, el mendigo no desapareció. Siguió “viviendo” mientras el mundo y el universo físico siguen evolucionando hasta el final en un eterno retorno.
Al existir en este punto 0, origen del universo, cuando la información es infinita y pura en un orden absoluto, se es “contenido” por un Dios siempre presente, que contiene a su vez el universo íntegro con toda su evolución completa, mientras Él mismo evoluciona con todas las posibilidades abiertas y evolutivas de la fuerza 0 infinita.
Este Dios, que el hombre llama amor puro y absoluto, quizá no es más que una forma (u origen) de la fuerza 0 vital en el tiempo imaginario, que será a su vez, el amor existencial en el tiempo y espacio real.
El alma es de color amarillo y huele a aromos.
La de un mendigo de vapor y cristal,
también.