Viernes Santo. Por Jorge Ragal

por La Nueva Mirada

Hoy día es viernes santo y no me emociono.

Yo que conocí a Jesús tan de cerca.

Nos íbamos juntos al colegio en las mañanas.

En invierno sólo se vestía con una túnica

y yo lo abrigaba con la manta de mi hermano.

En la noche salía con frutas y se las daba

a un anciano que vivía en un sitio baldío.

El domingo iba a la playa y conversaba

con la gente que lo seguía.

Yo lo acompañaba cuando se hacían fiestas

y nos internábamos en el océano.

Los guardiamarinas nos espiaban e insultaban.

Ustedes jóvenes alejaos de aquí.

Estos hombres son incultos y de bajas pasiones.

Pero Jesús volvía todos los domingos.

En una oportunidad nos arrestaron por reunirnos

en la plaza pública.

En la celda Jesús rezaba y nos bendecía.

A decir verdad, yo nunca fui religioso.

Una noche apareció muerto en la playa.

El pueblo lo veló viernes, sábado y domingo.

El último día se levantó de la arena.

Yo estaba a su lado y pensé que era un sueño.

Para mí siempre fue un amigo, un hermano.

No sé, hoy es viernes santo y no me emociono.

Quizás nunca lo conocí tan de cerca.

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