Hoy día es viernes santo y no me emociono.
Yo que conocí a Jesús tan de cerca.
Nos íbamos juntos al colegio en las mañanas.
En invierno sólo se vestía con una túnica
y yo lo abrigaba con la manta de mi hermano.
En la noche salía con frutas y se las daba
a un anciano que vivía en un sitio baldío.
El domingo iba a la playa y conversaba
con la gente que lo seguía.
Yo lo acompañaba cuando se hacían fiestas
y nos internábamos en el océano.
Los guardiamarinas nos espiaban e insultaban.
Ustedes jóvenes alejaos de aquí.
Estos hombres son incultos y de bajas pasiones.
Pero Jesús volvía todos los domingos.
En una oportunidad nos arrestaron por reunirnos
en la plaza pública.
En la celda Jesús rezaba y nos bendecía.
A decir verdad, yo nunca fui religioso.
Una noche apareció muerto en la playa.
El pueblo lo veló viernes, sábado y domingo.
El último día se levantó de la arena.
Yo estaba a su lado y pensé que era un sueño.
Para mí siempre fue un amigo, un hermano.
No sé, hoy es viernes santo y no me emociono.
Quizás nunca lo conocí tan de cerca.