¿Acuerdos (imposibles) de noviembre? Y la pensión miserable de don Ascanio.

por Sergio Canals L.

¿99 miembros/ 50 miembros; 99 constituyentes /50 constituyentes? El presidente pide que se apuren con los números y acuerdos. No vaya a ser que ocurra otro estallido ¿Advertencia o amenaza?… No habrá acuerdo en noviembre, anuncia la UDI, mientras censuran a presidentes de comisiones en una Cámara vociferante. El ruido es ensordecedor. Es una guerra sorda por el poder. Entre el cambio y la estabilidad. Entre la preferencia por la libertad (70%, por sobre la seguridad (30%) Criteria; El problema de Chile y de la ¿imposible? Constitución. Del 6% individual amarillo? ¿o rojo solidario?

¿Paro de camioneros? y anarco- violencia escolar ¿Aula Segura? ¿Araucanía Segura? ¡No estamos de acuerdo! Bueno, ahora ¡si lo estamos! No dije lo que dije. Me sacaron de contexto. Que lo dirima el futuro fiscal nacional. Confusión caótica. La culpa la tiene el pajarito azul de Elon Musk.


El ruido acalla el espíritu. El silencio se susurra. Un susurro, primo hermano de un quejido inaudible. El dolor, un quejido con dientes. Un susurro suspirado. Quejido = Un orgasmo silencioso =murmullo silencioso. El murmullo silencioso de Don Ascanio, el que murió esperando un reajuste digno de su miserable pensión.

Don Ascanio, que apenas respira, de 87 años, -así se llamaba y esa era su edad- vestido con un terno color café a rayas, camisa blanca, corbata también de color café y puntos que tiempo atrás fueron blancos, con calcetines verdes descoloridos , que arrugados dejan ver sus tobillos hinchados de piel amarillenta y resquebrajada, al igual que su cara pálida, con algunas manchas café con leche, una nariz afilada por el tiempo, con un sombreo raído de color negro, sentado a la orilla del tiempo, en una silla barata de plástico blanco  y polvoriento, rodeado  de vendedores bulliciosos entre cajas de melones anaranjados-algunos ya podridos por el inicio de un verano demasiado caluroso-, mirando al infinito, sólo susurra a quién quiera oír, que está ciego, que nunca pudo operarse de cataratas porque estuvo en una lista de espera in terminable, porque apenas sobrevivía con su pensión de miseria, pero que igual sigue viniendo a la feria con su hija, y que eso es su vida.

Hoy no encontré a don Ascanio y sus susurros. Sólo un quejido y un murmullo, sentados incómodos en la silla vacía.

– ¿Eso es todo?, susurró la muerte.

-Esto es todo, fue mi respuesta.

Eso fue todo, dijo don Ascanio.

Y sonrió, antes de ahogarse con una antigua placa dental- regalo solidario de un amigo-, que hace algún tiempo le quedaba suelta.

La vida, (acuerdos, constituciones y pensiones), imaginación delirante.

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