Tejiendo flores y dibujos algebraicos para el primer algoritmo
A los veintisiete, publica un trabajo revolucionario. No firma con su nombre. ¿Una obra científica firmada por una mujer? Esa obra la convierte en la primera programadora de la historia: propone un nuevo sistema para dictar tareas a una máquina que ahorra las peores rutinas a los obreros textiles.
A los treinta y cinco, cae enferma. Los médicos diagnostican histeria. Es cáncer.
En 1852, a los treinta y seis años, muere. A esa misma edad había muerto su padre, lord Byron, poeta, a quien nunca vio.
Un siglo y medio después, se llama Ada, en su homenaje, uno de los lenguajes de programación de computadoras.
Eduardo Galeano, Las edades de Ada
«¿Es tu rostro como el de tu madre, mi bella hija? ¡ADA! Hija única de mi casa y mi corazón».
Inicio del poema de despedida de George Byron a su hija.
Como cada semana, me doy vueltas y vueltas sacando las flores secas de mi balcón, viendo que la tierra esté húmeda, cocinando una multiplicidad de platos mientras pienso, luego me siento al ordenador, luego me vuelvo a levantar y recorrer como fiera enjaulada mi departamento mientras vuelvo a meditar en cómo abordar el tema que escribiré esta vez y se me agolpan las ideas, descarto unas, me enamoro de otras hasta que el amor por una de ellas supera a todas las demás y comienzo a hilar una frase tras otra hasta que cuaja en el papel la historia de hoy.
Esta vez me enamoré rabiosamente de Ada Lovelace, nacida como Augusta Ada Byron, la única hija legítima del mítico Lord Byron producto de la relación incestuosa de éste con su hija y esposa, por lo que, simultáneamente, Ada fue hija y nieta de Byron quien se separó de su esposa al mes del nacimiento y dejó Inglaterra para siempre, cuatro meses después, escapando de las deudas y las acusaciones de incesto. Murió en la Guerra de independencia de Grecia cuando Ada tenía ocho años y ella no vio jamás a su famoso padre.
Ada a los once años estaba obsesionada con la idea de volar; estaba decidida a inventar una máquina que le permitiera moverse por el aire. Su primer paso fue construir alas y para ello investigó diferentes materiales y tamaños para las alas: papel, seda de aceite, alambres y plumas. Pasó años estudiando la anatomía de las aves para determinar la proporción correcta entre las alas y el cuerpo, y creando bocetos de su soñado proyecto. Decidió escribir un libro, Flyology, ilustrando, con placas, algunos de sus hallazgos. Simultáneamente, comenzó su intensiva preparación en matemáticas que más tarde fue plasmado en numerosos escritos.
Esta tremenda matemática, informática y escritora británica, conoció a los 17 años al científico Charles Babbage y su calculadora de uso general, la denominada máquina analítica con la cual se fascinó y escribió un libro llamado simplemente, Notas. Entre sus apuntes sobre la máquina, se encuentra lo que se reconoce hoy como el primer algoritmo destinado a ser procesado por una máquina, por lo que se la considera como la primera programadora de ordenadores.
Ada sugirió entonces, el uso de tarjetas perforadas como método de entrada de información e instrucciones a la máquina analítica. Además, introdujo una notación para escribir programas, basada en el funcionamiento del telar de Jacquard. Ada tenía una idea clara: la máquina analítica y el telar de seda de Jacquard que la fascinaba y que era famoso por esos días en Inglaterra por permitir controlar procesos que antes eran incontrolables Una frase clave donde se expresa esto es:
«Puede decirse que la primera teje dibujos algebraicos, del mismo modo que el telar de Jacquard teje flores y hojas».
Ada expresó con claridad las tres funciones que podía cumplir el invento de Babbage: procesar fórmulas matemáticas expresadas con símbolos, hacer cálculos numéricos (su objetivo primordial) y dar resultados algebraicos en notación literal.
Introdujo la posibilidad de que la máquina analítica no fuera solo capaz de realizar cálculos matemáticos, sino también de, entre muchas otras cosas, «producir arte» y componer música, literatura… afirmaba que el invento sería capaz de realizar cualquier cosa que se le pidiera, siempre y cuando supiéramos cómo ordenárselo. Así, Ada Lovelace dedujo y previó la capacidad de los ordenadores para ir más allá de los simples cálculos numéricos.
» Supongamos, por ejemplo, que las relaciones fundamentales entre los sonidos, en el arte de la armonía, fueran susceptibles de tales expresiones y adaptaciones: la máquina podría componer piezas musicales todo lo largas y complejas que se quisiera». Ada Lovelace, refiriéndose a la máquina analítica.
Entendió que la tecnología utilizada en el telar de Jacquard y en la máquina analítica podía aplicarse a todo proceso que implicara tratar datos: de este modo abría camino a una nueva ciencia, la de la computación de la información.
Babbage y Ada concebían la máquina analítica de manera muy distinta. Al primero no le interesaban demasiado sus consecuencias prácticas. A Ada, por el contrario, le obsesionaban las aplicaciones del invento. Ella fue la primera en intuir lo que el invento de Babbage significaba para el progreso tecnológico. Entendió que la tecnología utilizada en el telar de Jacquard y en la máquina analítica podía aplicarse a todo proceso que implicara tratar datos: de este modo abría camino a una nueva ciencia, la de la computación de la información.
Las Notas de Ada se publicaron en la revista Scientific Memoirs en septiembre de 1843, con el título de «Sketch of the analytical engine invented by Charles Babbage». Ella firmó con sus iniciales A. A. L., pero pronto se supo a quién correspondían. Su condición femenina perjudicó su trabajo y los científicos no se lo tomaron en serio. Contribuyó a esto el hecho que durante esta década esta hermosa mujer, viuda a temprana edad, tuvo varias relaciones con hombres que fueron tachadas de demasiado afectuosas y, por supuesto, esto fue mucho más destacado en la sociedad de entonces.
Su condición femenina perjudicó su trabajo y los científicos no se lo tomaron en serio. Contribuyó a esto el hecho que durante esta década esta hermosa mujer, viuda a temprana edad, tuvo varias relaciones con hombres que fueron tachadas de demasiado afectuosas y, por supuesto, esto fue mucho más destacado en la sociedad de entonces.
En 1953, aproximadamente cien años después de su muerte, las notas de Ada sobre la máquina analítica de Babbage fueron publicadas bajo su nombre real, estando ahora reconocida dicha máquina como un modelo temprano de ordenador y las notas de Ada como una descripción de su software.
A Lovelace destacada, como la primera programadora informática se le han hecho múltiples reconocimientos durante este último siglo. Es así que el lenguaje de programación, creado por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, se llama Ada y el Estándar de Defensa de los Estados Unidos para el lenguaje lleva el número del año de su nacimiento. De la misma forma, la Asociación de Mujeres en Informática entrega su Premio Ada Lovelace, la British Computer Society (BCS) otorga la Medalla Lovelace para la cual en 2008 inició una competencia anual para mujeres estudiantes.
A Lovelace destacada, como la primera programadora informática se le han hecho múltiples reconocimientos durante este último siglo.
BCSWomen patrocina el Coloquio Lovelace, una conferencia anual para mujeres universitarias y la British Computer Society entrega, desde 1998, la Lovelace Medal. Numerosas universidades (en Seattle, Málaga, Ciudad de México, Colombia, entre otras) e instituciones que sería largo enumerar, llevan su nombre y desde el año 2009 se celebra el Día Internacional de Ada Lovelace (el segundo martes de octubre) con el objetivo de elevar el perfil de las mujeres en la ciencia, tecnología y matemáticas
La Iniciativa Ada es una organización sin ánimo de lucro dedicada a incrementar la participación y dedicación de las mujeres en la cultura libre y en los movimientos open source.
En el 197 aniversario de su nacimiento, Google le dedicó su Google Doodle. El doodle muestra a Lovelace trabajando en una fórmula entre imágenes que muestran la evolución de los ordenadores. Y, por último, el poeta uruguayo Eduardo Galeano le dedicó el capítulo «Las edades de Ada», en su libro Espejosː una historia casi universal (2009), destacando su papel de pionera al ser la primera programadora de la historia.
el poeta uruguayo Eduardo Galeano le dedicó el capítulo «Las edades de Ada», en su libro Espejosː una historia casi universal (2009), destacando su papel de pionera al ser la primera programadora de la historia.
Esta brillante mujer murió a la edad de 36 años, en 1852, de un cáncer de útero. Su obituario fue publicado en el New York Times, más de 150 años después.
1 comment
Me pareció muy interesante, y bien documentado, el «retrato hablafo» de Ada Lovelace. No conocía sus aportes a la ciencia ni menos aún su breve y compleja vida.
Así que agradezco a Cristina su artículo, y por este medio le envío mis felicitaciones.