Desde su púlpito digital InfoWars, Alex Jones ha librado por más de veintitrés años una guerra vociferante contra la verdad. Ahora se encuentra con que, aunque la expresión es libre, la mentira tiene un precio. Millonario.
Sandy Hook
El 14 de diciembre de 2012, Adam Lanza, de 20 años de edad, mató a su madre en su casa de Newton, Connecticut, y pertrechado con un rifle semi automático Bushmaster XM15-E2S y diez cargadores con municiones balas cada uno, una pistola Glock 20SF y un rifle Mark II calibre .22 LR, marchó a la escuela primaria Sandy Hook, una institución con más de 400 alumnos desde jardín de infantes al cuarto grado.
Vestido con ropas negras, lentes oscuros, tapones para los oídos y un chaleco de estilo militar, Lanza mató a veinte niños y niñas con edades de seis y siete años, y seis adultos incluida la directora de la Escuela, maestras y psicólogas. Cuando llegaban al sitio los primeros policías, Lanza se suicidó.
El incidente, que es la matanza mayor en una escuela primaria y la cuarta matanza con más víctimas en Estados Unidos, espoleó el debate repetido acerca de las armas de fuego en manos de la ciudadanía, con angustiados clamores por más restricciones y defensas acaloradas del derecho de los ciudadanos, reconocido por la Segunda Enmienda de la Constitución, a la posesión y porte de armas.
El incidente, asimismo, dio una oportunidad para que Alex Jones, nacido en Dallas (Texas) en 1974, sumara otro asunto a su larga lista de supuestas conspiraciones que ya habían cuestionado la versión oficial del ataque terrorista de 1995 en Oklahoma City, el descenso de humanos en la Luna en 1969, y los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.
El nudo central de las muchas conspiraciones que Jones dice revelar es la noción de que varios gobiernos del mundo y las grandes corporaciones coluden para establecer un Nuevo Orden Mundial, recurriendo a crisis económicas manipuladas, la vigilancia con alta tecnología y la promoción de histeria pública mediante ataques terroristas.
En esa veta, y sin descuidar otras parcelas de su universo fantasmagórico, Jones empezó a predicar que la matanza de Sandy Hook había sido una farsa en la que nadie murió, y todo lo que se montó para consumo público era un pánico poblado de actores pagados.
“El gobierno montó el espectáculo. Había gente que estaba avisada. Los padres son sospechosos. Estaban desempeñando un guión”, afirmó. El propósito oculto de la farsa, según Jones, era movilizar a la opinión pública contra la tenencia de armas de fuego.
Las mentiras de Jones tuvieron consecuencias: en un país donde un tercio de los votantes cree que Donald Trump es el presidente legítimo y las elecciones de 2020 fueron fraudulentas, y en una nación de millones de personas creen en “realidades alternativas”, la prédica de InfoWars produjo amenazas contra padres y madres de las víctimas.
En abril de 2018, Neil Heslin, padre de una de las víctimas Jesse Lewis, de 6 años de edad, y Leonard Pozner y Veronique De La Rosa, padres de otra víctima, Noah Pozner, también de 6 años de edad, iniciaron demandas por difamación contra Jones. Pozner, a quien Jones acusó de ser un “actor de crisis”, había tenido que mudarse varias veces para eludir el hostigamiento y las amenazas de muerte.
Dos meses más tarde seis familias de víctimas y un agente del Buró Federal de Investigaciones (FBI) que había concurrido al lugar de la matanza, demandaron a Jones e InfoWards ante el Tribunal Superior de Connecticut, alegando que la difusión de falsedades había resultado en hostigamientos, persecuciones y amenazas a los sobrevivientes.
La guerra contra los hechos
“Una teoría de conspiración es la creencia de que dos o más personas, instituciones o grupos se han coordinado en secreto para lograr un resultado y que la exposición de esta conspiración es una necesidad para el bien público”, según Karen Douglas, profesora de psicología social en la Universidad de Kent, en el Reino Unido.
En un artículo publicado en la revista Current Directions in Psychological Science, Douglas y sus colaboradores resumieron las razones por las cuales la gente cree en estas teorías: el deseo de comprender y de tener certezas, el deseo de control y seguridad, y el deseo de mantener una imagen positiva de sí mismo.
Algo que da más potencia a las teorías de conspiración es la creencia de que hay un grupo de individuos, en las sombras, que controlan todo en el mundo como, por ejemplo, quienes creen que el cambio climático no es real y la falsía la promueven quienes quieren controlar a la humanidad.
“Vivimos en un mundo en el cual la gente encuentra cada vez más difícil el confiar en las autoridades porque ven cómo los cargos más altos los tienen los tramposos y mentirosos más engañosos que dan prioridad a sus propias metas en el poder”, afirma Michael Laitman, quien se describe a sí mismo como cabalista.
Una vez que se entra en la quinta dimensión de estas teorías la atracción se acelera: más y más asuntos complejos y ambiguos se explican por contubernios, asociaciones clandestinas, sociedades secretas, magnates olímpicos y vinculaciones criminales. De manera casi inevitable, estas teorías incurren en el racismo: la culpa de todo (y aún más) la tienen los judíos, o la banca internacional, o –en el caso de QAnon—una trama global de pederastas. En otros tiempos, los sospechosos podían ser tanto los jesuitas como los masones, los católicos o los protestantes, los comunistas o los anarquistas.
Este martes, el titular a grandes letras en la página web de InfoWars advierte: “¡La guerra por el mundo ocurre AHORA! El Gran Reajuste es un ataque el FUTURO MISMO de la humanidad. Sintonice y aprenda cómo frenar a los Globalistas y salvarse usted mismo y su familia”.
En medio de toda esta barahúnda, Jones al menos ha mostrado coherencia en un punto.
QAnon y otros conspiracionistas sostienen que la pandemia de Covid-19 fue una falsedad manipulada por “los de siempre”, y que la vacuna es a) sólo un negocio de las empresas farmacéuticas o b) un método para controlar a la población. Sin embargo, este conjunto de conspiracionistas sigue fiel a Trump, aunque uno de los pocos méritos del gobierno de Trump fue la abultada financiación que aceleró el desarrollo de vacunas contra la Covid-19.
En cambio, Jones se ha distanciado de Trump precisamente por la vacuna. Para el prepotente de InfoWars, la vacuna sigue siendo un invento diabólico.
Otro titular secundario este martes en InfoWars: “Un hombre detalla su experiencia de casi morir después que sucumbió a la vacuna de refuerzo de Moderna para la Covid”.
La justicia, a veces, llega
A comienzos de agosto un jurado en Texas ordenó a Jones que pagara 4,1 millones de dólares en compensaciones a algunas de las familias de víctimas que lo habían demandado. Al día siguiente, el jurado añadió más de 45 millones de dólares en compensación punitiva.
Durante el juicio, padres y madres de las víctimas testimoniaron, y le dijeron cara a cara a Jones, sobre el sufrimiento que InfoWars había añadido a la pérdida de sus hijos y familiares en la matanza.
Jones, quien ahora dice que la matanza en la escuela fue real, ha continuado operando su InfoWars y este martes comenzó en Waterbury, Connecticut, un segundo juicio para determinar cuánto más deberá pagar Jones al agente del FBI y otras ocho familias de víctimas.
El proceso empezó mal para Jones y sus abogados. Los demandantes afirmaron que Jones no ha entregado datos de Goggle Analytics acerca de su InfoWars entre 2019 y el presente, por lo cual no hay forma de conocer las compras y el “tráfico” en el website por tres años.
En razón de ello, la jueza Barbara Bellis prohibió a los abogados de Jones que ahora traigan evidencias o argumentos en el sentido de que Jones no obtuvo ventajas financieras por sus comentarios sobre Sandy Hooks.
Chris Mattei, el abogado que representa a los demandantes, recordó que durante su show digital, Jones hacía la publicidad para la venta de productos como filtros químicos y medicamentos para fertilidad, y que InfoWars recibía unas 468 “visitas” mensuales cuando Jones empezó a decir que el tiroteo en la escuela no había ocurrido.
“Algo que te han enseñado tus padres, que te han enseñado tus abuelos, es conocer la diferencia entre lo que es correcto y lo que está mal, a conocer la diferencia entre la verdad y una mentira horrible, a conocer la importancia de hacer frente a los prepotentes cuando se aprovechan de gente indefensa”, dijo Mattei. “Y a saber que a menos que uno dé el alto a un prepotente, el prepotente nunca se detiene”.