Querido(a)s ciudadanos y ciudadanas: Hoy me dirijo a ustedes con un mensaje de esperanza y de compromiso con el progreso y la justicia social.
En un mundo cada vez más desigual y fragmentado, creemos firmemente en la necesidad de construir un futuro más justo y sostenible para todos. Para lograrlo debemos trabajar juntos para avanzar en políticas progresistas que aborden las desigualdades e injusticias que afectan a tantas personas en nuestro país y en el mundo.
Nuestro compromiso con el progreso se manifiesta en nuestra defensa de los derechos de los trabajadores y las trabajadoras, de la igualdad de género y la diversidad, de la protección del medio ambiente y la sostenibilidad, y de la promoción de la igualdad de oportunidades para todos.
También entendemos que el progreso no puede alcanzarse sin una gobernanza democrática y trasparente, y nos esforzaremos por fortalecer la participación ciudadana y la rendición de cuentas en todos los niveles del gobierno.
Nuestro objetivo es construir una sociedad más justa y equitativa, en la cual todos tengamos las mismas oportunidades de éxito y bienestar. Estamos convencidos de que, trabajando juntos y persiguiendo una visión compartida de progreso, podemos lograrlo.
Discurso progresista de ChatGPT. No un desconocido líder incipiente, la última maravillita de la inteligencia artificial. Se puede pegar alocuciones derechistas, reaccionarias, neoliberales, anarquistas… El artilugio tiene funcionalidades poli ideológicas y multi lingüísticas.
ChatGPT escribe atinados sonetos a la Neruda, diferenciados con sensibilidad de versos a la Pessoa. Dicen, no me consta, que redacta ensayos legales que engañan a profesores de Harvard. Leer lo que escribe como Constitución para Chile es una pequeña lección de humildad.
¿Va a dejar a muchos sin pega? No creo. Más bien proveerá buenas plantillas para los escritores de discursos, comités de expertos, tesistas y poetas.

¿Sugiere algo de nosotras? Creo que sí. Cuando creemos que pensamos, repetimos; regurgitamos lo dicho. Como la ChatGPT, entrenada en repetir lo dicho miles de millones de veces. Más que seres especialmente libres, somos rocolas. Máquinas cargadas de plantillas que repiten, ciegas a su ceguera.
¿Qué hacer para pensar en forma creadora? Se me ocurren nada más que generalidades, pero que no son vacías: aprender a tropezarnos con nuestras propias palabras, experimentar sistemáticamente con (tra) nosotros mismas, tironearnos con lo dicho por otras para crear lo diferente, ni nuestro ni de las otras, negociar – lidiar – con poderes poderosos.