A 79 años de la detención de la familia Frank, y aún cuando su diario ha sido traducido a más de 70 idiomas, vale la pena retomarlo para conocer a la verdadera niña que vivió oculta en un anexo de una casona de Amsterdam a través de los fragmentos censurados por su padre de sus escritos durante el encierro.
Fue en agosto de 1944 cuando Ana Frank, su hermana Margot, su padre Otto, su madre Margot; la familia Van Pels; y el dentista Fritz Pfeffer fueron encontrados por las Schutzstaffel (SS) tras ser delatados por Ans van Dijk (también judía) y trasladados a los campos de concentración de Bergen-Belsen, Auschwitz y Neuengamme. El único sobreviviente al Holocausto fue Otto Frank quien, tras perder todo sentido de la vida, encontró en el diario de Ana una forma de revivir, por lo cual tras meditarlo decide publicarlo en 1947 bajo el título que la misma niña había puesto a sus escritos, La casa de atrás (El diario de Ana Frank en español), bajo el alero de la editorial Contact de Amsterdam.
Y si bien el texto es casi lectura obligada en todos los colegios del mundo, se ha traducido a más de 70 idiomas y ya en su tercera edición contempló diez mil 500 ejemplares; se trata de un diario “censurado”, pues Otto Frank decidió dejar fuera los aspectos íntimos de Anna, su despertar sexual, las críticas que tenía sobre sus padres y el romance que vivió con Peter Van Pels en el encierro.
Tras la tragedia
Otto Frank resistió los embates de haber estado preso en Auschwitz y el 27 de enero de 1945 fue liberado -junto a otros ocho mil cautivos- por las tropas soviéticas. En su regreso a Amsterdam se enteró que nadie de su familia había sobrevivido.
Otto se derrumba al enterarse que sus hijas Margot y Ana fallecieron de fiebre tifoidea en Bergen-Belsen. Al contactar a su aliada en el encierro, amiga y excontadora, Miep Gies, ella le entrega el diario que escribió Ana durante los más de dos años que estuvieron ocultos en el pequeño anexo de la calle Prinsengracht 263. «Este es el legado de su hija«, le dice.
Tras leerlo, Otto se encontró con otra Ana: una pequeña mujer que tuvo que madurar encerrada -en medio del temor a ser encontrados- con una sola vía de escape, la escritura. Esta imagen adulta, ya la conocía Miep, pues en una de las tantas visitas que hizo al escondite para llevarles provisiones y enseres a las familias, se encontró con la joven “sumergida” en su diario.
“Cuando escribía se aislaba por completo. Y estoy segura de que sus padres jamás presenciaron los momentos en que ella escribía. Yo tuve el ‘privilegio’ de interrumpirla una vez, cuando me dirigía a la habitación de los Frank. Al entrar, la vi sentada junto a la ventana, escribiendo, y pensé: ‘Huy, la interrumpo mientras está escribiendo en su diario’. No me agradó para nada la idea. Me pregunté qué hacer: ¿marcharme o acercarme a ella? En ese momento alzó la vista. Me lanzó una mirada que jamás olvidaré. No era la Ana que yo conocía, aquella niña amable y simpática. Era una mirada furiosa, llena de reproches. Se puso de pie, cerró el diario de un golpe y me dijo con altivez: ‘Sí, sobre ti también escribo…’ No supe qué contestar. Lo único que se me ocurrió decir fue: ‘Pues a ver si tienes cuidado con lo que escribes’, y bajé a la oficina. Me senté a la mesa de escritorio, totalmente compungida”.
(Fragmento de la entrevista que Miep Gies dio a la Organización Ana Frank).
Otto decidió censurar -o editar- el diario para conservar las normas morales de la época, haciendo de Ana una muchacha angelical. Cuando ya el texto era conocido a nivel mundial y fragmentos ocultos habían logrado rescatarse, Buddy Elias, primo de las chicas Frank, declaró a The Independent, que en ellos se la ve “con una luz más verdadera, no como una santa, sino como una niña como cualquier otra. La gente trata de hacerla una santa y la glorifica. Pero no lo era. Era una chica normal con talento para escribir”.
Sobre la censura aplicada por editores a lo largo de la historia de publicaciones de diarios íntimos, como ocurrió por ejemplo con los escritos de Alejandra Pizarnik, Julio Premat explica, en su libro Héroes sin atributos. Figuras de autor en la literatura argentina, que “la identidad de un autor estaría caracterizada por la presencia simultánea de imperativos contradictorios […] contradicciones que conllevan la necesidad, a cada paso de una carrera literaria, de afianzar y reconstruir el ‘ser escritor’ (…) Así, el acto de escritura puede verse como una ‘puesta en intriga’ de la identidad, según la expresión de Ricoeur: se construye un relato pero también una coherencia, una dialéctica identitaria del que escribe”.
Por ello, el censurar un diario de vida rompe lo que el autor -con deseo o no de publicar- quiso plasmar desde la objetividad o desde la subjetividad de la misma. “Desde esta perspectiva, los diarios son una de las prácticas discursivas privilegiadas donde se produce una confrontación entre lo proyectado sobre el escenario cultural y tanto la ‘verdad’ del sujeto -en el sentido lacaniano de deseo inconsciente- como las instancias de elaboración de la imagen deliberadamente construida”, señala la poeta y ensayista, Cristina Piña.
¿Qué se mantuvo oculto?
La imagen que Otto Frank mantuvo de su hija fue la eterna niña de 13 años que tuvo que cambiar su vida normal de clase media alta, para pasar a vivir en un escondite, sin comodidades y con el miedo constante a ser descubiertos.
¿Qué frases fueron las que tachó? Las que hablaban de sexualidad, la familia y el joven Peter. Pero no fue el padre el primero en querer ocultar fragmentos del texto, sino que la misma Ana decidió pegar algunas páginas al pensar que su diario podría hacerse público, tras enterarse -a través de una transmisión clandestina de radio- que el ministro de Educación holandés, Gerrit Bolkestein (exiliado en el Reino Unido), pedía a la población que guardaran cualquier escrito que evidenciara la ocupación alemana en Holanda.
Lo que Ana ocultó eran chistes “picantes”. Lo hizo pegando papel café sobre sus letras.
«¿Sabes por qué las mujeres de las Fuerzas Armadas alemanas están en Holanda? Para hacer de colchón a los soldados”.
«Un hombre tenía una mujer muy fea y no quería tener relaciones sexuales con ella. Una tarde volvió a casa y vio a su amigo en la cama con su esposa. Entonces el hombre dijo: ‘¡A él le gusta y a mí me toca hacerlo!»
Otto censuró los textos más íntimos de Anna:
Sexualidad
“PD: Olvidé mencionar la importante noticia de que probablemente me venga pronto la regla. Lo sé porque sigo encontrando una mancha blanquecina en mis bragas”.
La menstruación: “Es un signo de que una chica está lista para tener relaciones con un hombre. Pero eso no se hace antes del matrimonio. Después, sí. También se puede decidir si [a partir de ese momento] se quieren tener niños o no. Si es que sí, el hombre se tumba sobre la mujer y deja su semilla en la vagina de ella. Todo sucede con movimientos rítmicos”.
“Cuando la pareja decide evitar los niños, la mujer toma medidas internas y eso ayuda. Puede fallar, claro, pero si de verdad quieres hijos, a veces no es posible. Al hombre le gustan estas relaciones y las desea; la mujer algo menos, pero también”.
«”Hasta que cumplí once o doce años no me di cuenta de que había un segundo conjunto de labios en el interior de la vagina, aunque no puedas verlos. Lo que es aún más divertido es que pensaba que la orina salía del clítoris. Le pregunté a Madre una vez qué era ese pequeño bulto y me dijo que no lo sabía. ¡Cómo sabe hacerse la tonta cuando quiere!”.
“Todo el mundo se burló de mi ayer porque me tumbé en la cama al lado del señor van Daan. ‘¡A tu edad! ¡Qué escándalo!’, decían, y otros comentarios del estilo. Ridículos, por supuesto. Jamás querría acostarme con el señor van Daan como ellos intentan insinuar”.
“No está mal que un hombre llegue al matrimonio con un poco de experiencia. Al fin y al cabo, no tiene nada que ver con el matrimonio en sí, ¿no?”.
«Ayer leí un artículo sobre sonrojarse por la Hermana Heyster. Fue como si lo hubiese escrito hacía mí… acababa de cumplir 13 cuando llegué aquí, así que empecé a pensar sobre mí y me di cuenta que me convertí en una ‘persona independiente’ mucho antes que otras niñas. A veces, cuando reposo en la cama durante la noche, siento una terrible necesidad de tocar mis senos y escuchar el tranquilo y constante sonido de mi corazón. Inconscientemente he tenido estos sentimientos antes de llegar aquí. Una vez estaba pasando la noche donde Jacque. No podía continuar negando mi curiosidad sobre su cuerpo, el cual ella siempre escondió de mí y el cual jamás he visto. Le pregunté, como una prueba a nuestra amistad, si podíamos tocar los senos de la otra. Jacque se negó. También tuve el terrible deseo de besarla, lo cual hice. Cada vez que veo un desnudo femenino, como Venus en mi libro de historia del arte, llego al éxtasis. A veces las encuentro tan exquisitas que debo luchar con contener mis lágrimas. ¡Si tan solo tuviese una novia!».
“Hay pliegues por todos sitios; es difícil de encontrar. El agujerito que hay debajo es tan pequeñito que no imagino cómo un hombre puede entrar ahí, ¡y menos aún cómo puede salir un bebé!”.
Familia
“Si los hombres son normales, van con mujeres. Por la calle, hay mujeres que hablan con ellos y entonces se van juntos. En París, hay casas muy grandes para eso. Papá ha estado allí. El tío Walter no es normal. Hay chicas que venden esta relación”.
“La afición de papá por hablar de tirarse pedos e ir al baño es asquerosa”.
Peter
“Le conté todo sobre las chicas, sin dudar en hablar de los asuntos más íntimos. Me pareció bastante divertido que pensara que la apertura del cuerpo de una mujer no salía en las ilustraciones. Él no podía imaginarse que en realidad estaba ubicada entre sus piernas. Terminamos la tarde besándonos cerca de la boca…”.
“No debes pensar que estoy enamorada de Peter porque no lo estoy. Si los van Daan hubiesen tenido una hija en vez de un hijo, habría intentado ser amiga de ella».
Una conversación con Peter:
“’Peter, en alemán la palabra ‘geschlechtsteil’ significa órgano sexual, ¿verdad? Pero entonces los órganos masculinos y femeninos tienen nombres diferentes’. ‘Lo sé’, respondió él. ‘El femenino es la vagina, eso lo sé, pero no sé cómo se llama el de los hombres’.’Hmmm’, dijo él. ‘Oh, bueno’, dijo la niña: ¿cómo se supone que vamos a conocer esas palabras?’”.
«Estoy contenta que después que los Van Daan tengan un hijo y no una hija; mi conquista jamás habría sido tan difícil, hermosa, buena, si es que no pasaba en ligar con alguien del sexo opuesto».
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Que gran artículo. Ideal para leerlo una tarde de viernes, tomándome un café y sentado al lado de la pequeña estufa. FELICITACIONES