Esta obra de teatro, escrita por Jasmina Reza, pone en jaque la relación entre tres hombres que creen conocerse, pero que a causa de una tela incolora -avaluada en millones de francos- terminan cuestionando qué lazo los une.
Art no es una obra fácil de “digerir”. Hay quienes afirman que su autora, Jasmina Reza, escribe más para actores que para el público, por lo que son ellos quienes quedan encantados con los textos, mientras que los espectadores le dan una libre interpretación al guion. Todo comienza cuando “Serge”, un joven apasionado por el arte, llama a “Yvan” para comentarle que ha adquirido una valiosa pintura de “Antrios”… Cuadro que es completamente blanco y que desata una discusión entre ambos obligando a “Marc” a entrar en escena para tratar de calmar los ánimos.
Lo que parece ser una pieza teatral sobre arte, estética, filosofía, cultura e ignorancia; es en el fondo un drama sobre la amistad y la fragilidad, las razones que enlazan las relaciones humanas y el cuestionamiento de si estamos en contacto con el otro por causas profundas o porque le llevamos el “amén” al destino.
Ambientada en París en la década de los ‘80, Reza escribió su texto en 1994 y se estrenó en la Comédie des Champs-Elysées. En aquella ocasión, la autora asistió al ensayo general tres días antes del debut. Tiempo después comentó que “la platea obviamente estaba vacía, éramos apenas cuatro o cinco personas, todos implicados en esa aventura (…) Cuando terminó, les dije: ‘Es excelente y sensible, pero puede ser que a la gente no le guste’. Cuando empezaron las funciones con público, la gente se reía tanto que no se llegaba a escuchar lo que decían los actores. Yo estaba devastada: la obra me resultaba irreconocible”.
La autora jamás se imaginó que la obra se transformaría en una comedia, pues su intención jamás fue la risa del público. » Art tiene una enorme oscuridad, es la demolición de una amistad, no encuentro la parte cómica de que una amistad se rompa«, señaló.
El origen
Reza, para escribir el guion de Art, se basó en el óleo sobre lienzo Carré blanc sur fond blanc (Cuadrado blanco sobre fondo blanco) que pintó Kazimir Lalevich en 1918 y que pertenece al Suprematismo, movimiento artístico que se enmarca en figuras geométricas y que se generó en Rusia en 1915.
Apenas la obra fue estrenada, críticos de arte franceses interpretaron el texto como una crítica al arte contemporáneo y llegaron a afirmar que la escritora era completamente ignorante sobre las expresiones artísticas surgidas en el siglo XX. Luis Villamía, explica en Destinos afines: Emile Cioran, Yasmina Reza y la apología de la impugnación que “en la obra de Yasmina Reza la frivolidad es también una dimensión muy importante. Es una forma de tamizar y camuflar las tragedias que acechan en sus piezas teatrales. No hay que olvidar, como señala Salah El Gharbi en su estudio Reza ou le théâtre des paradoxes, que las obras de Reza han sido tildadas de “populisme chicˮ en alguna ocasión y menospreciadas por parte de la crítica francesa como un teatro “import-exportˮ justamente por las dosis de superficialidad que vincularían sus piezas teatrales a comedias de boulevard”.
Sobre lo mismo, la autora dijo a La Nación argentina, en septiembre de 2021, cuando nuevamente la obra regresaba a la cartelera -esta vez de la mano de Pablo Echarri, Mike Amigorena y Fernán Mirás- que “algunos medios franceses vieron en el estreno de Art un ataque contra el arte contemporáneo. Es una estupidez. La obra trata del quiebre de una amistad y expone los distintos puntos de vista de tres personajes. La palabra “reaccionario” es especialmente inapropiada si pensamos que, en aquella época, el arte oficial francés apoyaba de manera casi totalitaria la creación contemporánea”.
En lo que respecta a los personajes de Art, Behnaz Amani afirma en Una lectura deconstructiva del arte de Yasmina Reza, que “contradicen lo que dicen y hacen durante la obra, lo que no representa que hayan mentido y sobre lo que el autor tampoco tiene control, se podría decir”.
Basándonos en la literatura contemporánea, donde los personajes no son “amos y señores” de la verdad, dándole al lector el rol de creer o no lo que les dicen, el aspecto señalado por Amani no tiene relevancia alguna, sino más bien realza el valor de la obra al dejar a los espectadores de Art con la libertad de decidir si el cuadro blanco es o no una verdadera obra de arte.
IVÁN: ¡No me digas cálmate! No tengo ninguna razón para calmarme, si quieres volverme loco, dime ¡cálmate! ¡Cálmate es lo peor que se le puede decir a alguien que ha perdido la calma! No soy como vosotros, no quiero tener autoridad, no quiero ser una referencia, no quiero existir por mí mismo, yo quiero ser vuestro amigo Iván el pitufo, el pitufo simpático y bonachón.
Silencio.
SERGIO: Si pudiéramos evitar el patetismo…
IVÁN: Ya he terminado.
¿Tienes algo de picar? Cualquier cosa, justo para no desmayarme.
SERGIO: Tengo unas aceitunas.
IVÁN: Dame.
SERGIO le da un tazón de aceitunas que está al alcance de su mano.
SERGIO: (A MARCOS.) ¿Quieres?
MARCOS aprueba.
(IVÁN le tiende el tazón. Comen unas aceitunas).
IVÁN: … ¿No tienes un plato para dejar los…?
SERGIO: Sí.
(Coge un platito y lo pone encima de la mesa. Un tiempo).
IVÁN: (Mientras come las aceitunas.) Mira que llegar a estos extremos… Este cataclismo por un panel blanco…
SERGIO: No es blanco.
IVÁN: ¡Una mierda blanca!… (Poseído por una fuerte risa)… ¡Porque es una mierda blanca!… ¡Reconócelo, hombre!… ¡Lo que has comprado no tiene ningún sentido!…
MARCOS ríe, arrastrado por la desmesura de IVÁN.
SERGIO sale del salón.
Y vuelve de inmediato con el Antrios, que sitúa en el mismo sitio.
SERGIO: (A IVÁN.) ¿Llevas encima tus famosos rotuladores?…
IVÁN: ¿Para hacer qué?… ¿No irás a dibujar sobre el cuadro?…
SERGIO: ¿Los llevas o no?
IVÁN: Espera… (Busca en los bolsillos de su americana.) Sí…, uno azul…
SERGIO: Dámelo.
IVÁN le da el rotulador a SERGIO.