Es bueno el cilantro pero nunca tanto. Y aunque parezca absurdo se multiplican los lamentos de los propios republicanos tras su arrolladora victoria en la elección de consejeros para una constitución que se resisten a modificar en su esencia pinochetista…¡Este muerto no lo cargo yo! reinterpretan J.A. Kast, Johannes Kaiser y compañía…
Los cariñitos de la UDI para que los nuevos patrones de la derecha no se desboquen mostrando sus hilachas antidemocráticas más allá de lo conveniente resultan tan evidentes como infructuosos. No son pocos los gremialistas históricos, herederos del legado de Jaime Guzmán, que le pasan la cuenta a los primeros dichos de advertencia de su timonel y senador Javier Macaya, tomando distancia del desborde autoritario y cerrada resistencia republicana al ya desabrido y acotado cambio constitucional.
Desde las obligadas sombras Andrés Chadwick alienta a sus huestes para tratar con más cariño al excorreligionario J.A. Kast y a la primera mayoría nacional, el numerario del Opus Dei, Luis Silva Irarrázabal, evitando complicar a la gallinita de huevos de oro que deben cuidar hasta la próxima elección presidencial, cuando aún falta algo menos de tres años.
J.A. Kast guardó momentáneo silencio y el numerario Silva Irarrázabal se desdijo de sus primeros arrebatos contra las pretensiones de tocar algún pelo a la sacrosanta constitución del 80. Sin embargo, lo que natura non da Salamanca non presta y en pocos días las huestes republicanas sumaron suficientes testimonios para advertirles a sus inquietos e interesados protectores con la chichita que se están curando.
Ilusos los que pretendan aquietar la fiebre republicana empoderada con el 36% de los votos. El “rojo” Edwards compite en protagonismo mediático con Johannes Kaiser Barents- Von Hogenhagen, para reiterar los peligros programáticos que esconde la esencia comunista del programa de gobierno del presidente Boric. Así la disciplinada bancada republicana resiste testimonialmente- con ayuda de autoflagelados gremialistas – cualquier legislación para resolver urgentes y retrasadas reformas pendientes. Entonces se cuadran con el chantaje de los dueños de las Isapre; rechazan la nueva jornada laboral de 40 horas y el royalty minero; se oponen al nuevo salario mínimo; esquivan el aumento de penas para los delitos económicos cometidos por grupos de poder (sobran pruebas al canto) y, ciertamente, desprecian el apoyo a las víctimas de femicidio.
Diez días bastaron para que los obedientes soldados de J.A K reafirmaran su esencia autoritaria y antidemocrática, profitando del beneficio electoral conseguido como protectores del orden y baluartes contra la delincuencia. Otro intento frustrado para aparecer más papista que el papa lo exhibió el otrora chico reality y ahora primate legislador (RN) Andrés Longton, en su muy ordinaria interpelación a la ministra Carolina Tohá, rindiendo prueba y méritos ante sus pares republicanos.
Toda una paradoja este mareo de identidad acomplejada en la derecha humillada por la irrupción republicana. Mientras J.A. K reflexiona para salvaguardar y prolongar su recuperado momento de gloria, sus soldados se arrebatan acompañados de mareados aliados por conveniencia.
¿Qué harán con el plebiscito constitucional? ¿Los cuidados del sacristán matarán al señor cura?