Carta a Dios

por Aníbal Estévez

Querido padre y querida nada:

Te escribo esta carta desde la desesperación que poco a poco va invadiendo mi alma, va invadiendo mi espíritu. Aun no tengo claro, ni lo comprendo el porqué de este sufrimiento constante. Solo me queda emitir gemidos de agonía, de aullidos dolorosos; el peso existencial como ser humano es tremendo. Es un mal karma que me corroe el alma… admito mis innumerables pecados, y de mi poca coherencia entre mi accionar y mi pensar; mi vida se ha empantanado en faltas que no quiero cometer ni reconocer.

Te busco, te he buscado en el silencio espectral de la noche, pero también bajo el sol abrasador, he sido testigo privilegiado de milagros que se encuentran por doquier, pero también he presenciado la aguda injusticia de un pobre hambriento por un pedazo de pan… Veo atónito la podredumbre de una sociedad que cada vez se deshumaniza más, veo al oprimido sucumbir bajo la mano dictatorial del poderoso.

Te he tratado de buscar en la Naturaleza y en páginas roñosas de Biblias humedecidas por la sal de mis lágrimas; te he gritado con voces de trompeta de falso profeta, y las cuerdas vocales han quedado dañadas y enrojecidas de tanto gritar… El eco de tu voz oculta en el silencio me ha hecho llorar.

Amo a la humanidad, pero también la odio. Me he cansado de buscarte en los templos ascéticos de prostitución inmunda. Desconfío de los curas, pero confío en los santos, la pobreza de tus hijos pródigos ha hecho muchas veces estallar mi corazón en carcajadas de ternura, pero también de lágrimas espesas como el plomo.

No comprendo tu crueldad de ponerme a vivir en un mundo desconocido y extraño para mí. Quizá no te diste cuenta de que tenía alas de ángel, pero de pegajosa humanidad.

No te diste cuenta de que mi destino estaba en las estrellas.

No te diste cuenta de que mi corazón ansiaba a una Virgen Milenaria.

No te diste cuenta de mi existencia desarraigada en un falso mundo.

No te diste cuenta de mi necesidad de sueños de luz.

No te diste cuenta de mis fantasías exuberantes; de mi necesidad de ternura infinita y de piedad.

Yo quería convertirme en tu nuevo Mesías redentor del mundo.

Yo quería convertirme en tu caballero armado de luz sobrenatural.

Tu naturaleza entretejida en sueños de ángeles y lugares imposibles me prometió un Paraíso que todavía no puedo encontrar.

No sé lo que eres, si eres Amor u Odio, Bien o Mal.

Tampoco sé si es que existen otros Dioses por encima de ti. Aun así, me gustaría pensar que eresAmor y que ese Amor es infinito.

Por favor, acéptame a compartir en tu mesa como mendigo o Rey.

Tal vez me esperes en tu Paraíso con la manzana del conocimiento o de la vida.

Aun así, gracias por la vida, y por qué no por la muerte.

Gracias por la posibilidad de hacerme partícipe de tus múltiples mundos, que haces con bondad con tu dedo de magia sobrenatural.

Hasta que algún día sellemos nuestro encuentro definitivo con el Beso Supremo de tu fuego inextinguible, y de poder bañarme en tu llanto de Agua viva.

No sé si tienes forma o no, si eres Vacío o Plenitud.

La única certeza es que te deseo, mi Padre, mi Madre, Mi Amor Universal, por los Siglos de los Siglos por toda la Eternidad.

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3 comments

Jorge Ragal noviembre 9, 2023 - 9:39 pm

Una carta realmente fabulosa…¡¡¡

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Fernando Barraza Barraza noviembre 23, 2023 - 7:56 pm

Te felicito, una tremenda carta..

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Bernarda Rojas Cabezas noviembre 27, 2023 - 12:14 pm

Anibal, eres un hijo muy amado de Dios, él te tejió cuando te formabas en el vientre de tu mamá…no olvides nunca que Dios Padre
y te ama tal cual eres, con tus talentos y defectos como todo el mundo.. Reconoce y agradece los regalos que cada día te regala., la vida, el sol, la. Naturaleza, el cariño de todos los que te quieren bien.

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