El desfonde de Matthei

por Marcelo Contreras

No tan sólo Evelyn Matthei ha equivocado el tono de su campaña, que según las encuestas conocidas la ubican en un incómodo tercer lugar (otra la instala en el cuarto, detrás de Franco Parisi). La responsabilidad se extiende al conjunto de Chile Vamos, que reiteradamente evitó una confrontación con el aspirante principal de la ultraderecha, hasta descubrir que los “tiros” más arteros a la candidata provenían del entorno de J. A. Kast, motivando una tardía reacción ante aquella “campaña asquerosa” como la calificó una golpeada e irritada Matthei. 

El adversario a derrotar en primera vuelta no sería otro que el frío y calculador líder republicano, mientras Jeannette Jara rápidamente ha sorprendido con un nivel de adhesión que le garantizaría su paso a la ronda definitiva del 14 de diciembre.

 Durante todos estos meses los dirigentes de Chile Vamos impulsaron múltiples y estériles esfuerzos por realizar una primaria amplia del conjunto de la derecha en búsqueda de un candidato único para enfrentar al oficialismo. Fracasado ese intento, han bregado por una lista única a nivel parlamentario. O, al menos, un pacto por omisión. Hasta hoy se estrellan con la firme decisión de republicanos, libertarios y socialcristianos, para competir con la derecha tradicional (la derecha cobarde, como la denominan), por la hegemonía del sector, sosteniendo que se trata de proyectos distintos. Entonces las encuestas parecían darle la razón al entorno de Matthei, manteniéndola todavía en primer lugar. La situación se revirtió a ojos vista y Kast pareciera tener asegurado su paso a segunda ronda, con claras ventajas para sumar los votos de toda la derecha en la hora decisiva y cumplir su postergado sueño de llegar a La Moneda. La inquietud manifiesta de Chile Vamos se extiende al riesgo de un desastre adicional en la elección parlamentaria del 16 de noviembre.

Por lo anterior, no son pocos los parlamentarios que aspiran a su reelección que manifiestan desesperación al interior del conglomerado, llegando a insinuar un apoyo a J. A. Kast a cambio de una negociación directa al margen de Chile Vamos. Unos más explícitos, como Andrés Celis y Miguel Mellado, otros ambiguos como Jorge Alessandri, han sido contenidos por las directivas partidarias, sosteniendo que no todo está perdido y que existe espacio y tiempo para un nuevo aire a la postulación de la vapuleada Matthei (debió desistirse de la querella criminal en contra de los autores de la “campaña asquerosa”) que se manifestó incipientemente en su agresividad contra Kast en el último debate público en la “cumbre de las regiones” en Bío Bío. 

En cualquier caso, al ya descolgado ex timonel de RN y financista de campañas electorales, Carlos Larraín, se agregó la pública adhesión del senador RN, por la Región de Magallanes, Alejandro Juan Kusanovic, a la postulación de J. A. Kast.

Así, la situación es más que alarmante para el entorno de la exalcaldesa de Providencia que ha experimentado un malestar e incomodidad personal extrema, sólo comparable cuando, en agosto de 1992, integrante de la entonces denominada “patrulla juvenil” de RN enfrentó el escándalo del denominado “kiotazo”, tras grabar una conversación telefónica, con ayuda de la inteligencia miltar del Ejército, en que colaboradores cercanos de Sebastián Piñera, entonces su abierta competencia por el liderazgo del sector, se ponían de acuerdo para golpearla políticamente. 33 años después, la viuda de Piñera colabora financieramente con Matthei que, entonces, debió emigrar de RN para ingresar a las filas de la UDI.

Ahora, por enésima vez, se remueve su comando de campaña, integrándose, como emergencia final, el experimentado senador Juan Antonio Coloma y el empresario y expresidente de la CPC, Juan Sutil, como encargado estratégico de la campaña. Sutil ya había debutado en la campaña con agresivas descalificaciones en contra de Jeannette Jara y llamando al orden a las huestes parlamentarias de Chile Vamos, aludiendo a esa condicionante para el apoyo financiero a la campaña electoral.

Difícil que Sutil aporte votos a estas alturas. Sí puede contribuir a contener la fuga de empresarios hacia el candidato republicano. El anuncio de una gira de Matthei, visitando Alemania, en donde la derecha tradicional ha logrado contener el avance de la ultraderecha, viene a destiempo. Pudo rendir frutos varios meses antes, buscando interiorizarse de la manera como esa derecha enfrentó con éxito la arremetida ultraderechista. Ahora sus guiños explícitos al centro político parecen disonantes, luego de largos meses en que buscó competir por dureza con el candidato republicano. Evelyn Matthei no tan sólo tiene carácter, como gustan afirmar sus partidarios. Tiene mal carácter, como lo muestran las múltiples polémicas que ha protagonizado. Y eso la traiciona. Además de sus orígenes, fuertemente vinculados al régimen militar (acaba de desdecirse de los últimos dichos sobre aquel vínculo en una publicitada y forzada carta en “El Mercurio” dirigida a Sebastián Edwards) no ha representado hasta ahora un mal menor, sino que una versión algo descafeinada de las propuestas de la ultraderecha.

Todo indica que la fase final de la campaña de Matthei parte con su opción más que golpeada, casi irremontablemente, pese a las muestras de confianza que, con poquita fe, expresan sus partidarios y de sus propios dichos, sosteniendo que la verdadera carrera se inicia luego de la inscripción formal de lo(a)s candidato(a)s, que puede arrojar más de una sorpresa tanto a nivel presidencial como parlamentario. Aún no puede descartarse una bajada de última hora del candidato libertario, Johannes Kaiser, para apoyar a Kast, y la irrupción de uno o más candidatos independientes, que hoy no superan los dos puntos en las encuestas de opinión.

Los desafíos para una segunda vuelta

Si la elección se realizará inmediatamente después de la inscripción de las candidaturas, no existen muchas dudas que, tanto José Antonio Kast como Jeannette Jara, pasarían a segunda vuelta. Los dirigentes y parlamentarios de Chile Vamos han reiterado que no dudarían un segundo en respaldar al candidato republicano en esa eventualidad. Algo que Evelyn Matthei ha evitado respaldar, imponiendo algunas condiciones, como asevera Juan Sutil y que podría incidir en algunos de sus adherentes. Interrogante difícil para Demócratas y Amarillos, que se aprestan a respaldar formalmente a Evelyn Matthei en los próximos días. O para aquellos “desencantados” de la centroizquierda que no están dispuestos a votar por una candidata que milita en el PC.

Pero lo esencialmente relevante es lo que harán los millones de ciudadanos (as) independientes, especialmente los votantes no frecuentes (obligados por la ley a sufragar), frente a este dilema que podría enfrentar a un candidato de la ultraderecha con una candidata que supera con mucho las fronteras de la su partido para erigirse como representante de una amplia coalición de centro izquierda, elegida en unas primarias en las que participó más de un millón cuatrocientas mil personas, a las que se ha sumado la DC, que se incorpora al comando de su campaña. 

Y eso no está determinado. Los chilenos, al igual que en la mayoría de los países en la región, conocieron la dura y dolorosa experiencia de un régimen autoritario, que se mantuvo por 17 largos años y no se prolongó más por decisión de una amplia mayoría ciudadana en el plebiscito de 1988. Esas generaciones conocieron las masivas y sistemáticas violaciones a los derechos humanos. Con ejecuciones sumarias, torturas, desaparición forzada de personas, exilio y campos de concentración. También supieron del saqueo de las empresas del estado, la corrupción, que incluyó al propio jefe del estado (la justicia ha dictaminado que sus herederos deben restituir más de 16 millones de dólares mal habidos), la indignidad del PEM y el POHJ, el repudio internacional hacia un régimen dictatorial. Es verdad que esa realidad la conocieron en carne propia las viejas generaciones (mayores de 50 años), pero también es cierto que esas dolorosas experiencias han sido transmitidas a las nuevas generaciones y existen numerosos lugares de memorias en donde conocer ese pasado no tan remoto. Salvo para quienes no quieran saber o, simplemente, no les importe.

Ello no quiere decir que un eventual gobierno de José Antonio Kast sería una nueva dictadura, pero sus efectos podrían ser igualmente nefastos para una gran mayoría del país, debilitando las instituciones democráticas, alterando gravemente nuestra política internacional, jibarizando al estado, con la cancelación o recortes significativos de programas sociales y empleos fiscales, con serio riesgo para la gobernabilidad futura del país. 

La elección parlamentaria se define en primera vuelta y sus resultados mostrarán si quien resulte electo (a), contará con una mayoría legislativa que le permita gobernar, No es fácil lograr esa ventaja en el escenario de polarización y disgregación política que se vive en el país. Y menos asegurar su gobernabilidad futura.

Ciertamente, la aún distante segunda vuelta será una elección hoy difícil de configurar con rigor. Enfrentará a lo(a)s ciudadano(a)s a una compleja disyuntiva donde no tan sólo se juega la alternancia en el poder, propia de toda democracia, sin ignorar el riesgo de un gobierno de ultraderecha que verdaderamente no cree en la democracia liberal, tal cual la conocemos, y que asume la próxima elección con un ánimo refundacional, en línea con los líderes de aquella tendencia mundial y regional. Que ha prometido militarizar las fronteras, expulsar masivamente a las inmigrantes, aplicar mano dura para combatir el crimen organizado, recortar el gasto fiscal y reducir los impuestos a las empresas, terminar con la televisión pública, indultar a los presos de Punta Peuco, entre otras consignas.

La inédita opción presidencial de una comunista como Jeannette Jara, ofrece un moderado programa de reformas, en línea de profundización con lo avanzado en los últimos años. Cambios graduales, buscando acuerdos políticos y sociales amplios, con pleno respeto al estado de derecho, los derechos humanos, en la disyuntiva de mayorías y minorías. Buscando una mayor cohesión y paz social. Nada mas parecido a un programa socialdemócrata, pese a que la candidata, naturalmente, se niega a ser encasillada.

El debate democrático, pese a los evidentes desequilibrios mediáticos que favorecen la ofensiva de las derechas, apunta a cuestionar la imagen de un país en aguda crisis económica y sometido al imperio de la delincuencia y el narcotráfico (basta con mirar el conjunto de la región y el convulsionado escenario internacional), por más que se requiera implementar vigorosas medidas para reimpulsar el crecimiento económico, reforzar la seguridad y avanzar en resolver acuciantes problemas sociales, como las listas de espera en salud, mejorar la educación pública y ofrecer nuevas oportunidades de desarrollo a los sectores más vulnerables. Y eso pasa por formular propuestas viables, que se han escuchado muy poco hasta ahora de parte de los candidatos, como lo ha reiterado Jeannette Jara en los foros recientes.

La tragedia minera en El Teniente

Distante de la contienda presidencial, el país se ha conmovido por la trágica muerte de seis mineros en El Teniente. Paulo Marín, Gonzalo Núñez, Carlos Arancibia, Jean Miranda, Alex Araya y Moisés Pavez murieron en un derrumbe en el yacimiento subterráneo. Los cinco últimos estuvieron desaparecidos al interior de la mina.

El impacto de la tragedia fue mundial. Ha sido el accidente más grave en la mina subterránea de cobre más grande del planeta, después de 35 años. Se informó de un sismo de magnitud 4, 2 en la escala de Richter, a las 17:34 horas del pasado jueves, con epicentro a 36 kilómetros al noreste de Rancagua. Las causas del accidente, dando espacio a interpretaciones y especulaciones diversas, deberán esperar el resultado de las investigaciones de la Fiscalía regional, que ha designado a dos persecutores que dictaminarán eventuales negligencias como las aventuradas o denunciadas por distintos sectores sociales y profesionales vinculados a esa experiencia minera.

El duelo nacional decretado por tres días resuelto por el presidente Boric, se resume en sus palabras: Ellos aportaron al desarrollo de nuestra patria y esta bandera a media asta será un símbolo de la desolación ante su pérdida, pero también de unidad de un país que ante la tragedia se vuelve uno solo, como siempre ha sido”,

Se demanda una investigación rápida y rigurosa (la justicia que tarda no es justicia), sin ningún tipo de defensas corporativas, Con plena independencia del poder judicial y la colaboración de expertos, a nivel nacional e internacional, (como resolvió la máxima dirección de la cuprifera) sin que exista espacio a juicios mediáticos y menos aprovechamientos políticos. 

Esa investigación no tan sólo debe establecer las causas de la tragedia y los eventuales responsables, sino también revisión de las rigurosas medidas de seguridad que protegen a los mineros en su arriesgada misión que le permite al país contar con el recurso esencial para su desarrollo. Chile debe mucho a los mineros que desarrollan esta importante tarea y un deber ineludible es velar por su integridad. Los seis mineros fallecidos se incorporan a una larga lista de mártires que han dado su vida trabajando por el país. Más allá de cualquier especulación, vale reiterar Honor y gloria para ellos.

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1 comment

Eliana Zuñiga R. agosto 8, 2025 - 9:42 am

Excelente articulo editorial…

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