El libro de cuentos de ciencia ficción, del autor chileno, cuestiona ciertos rasgos de la existencia humana contando historias ambientadas en escenarios nacionales.
Con una larga trayectoria en el mundo de la literatura y el periodismo, el chileno Alberto Rojas (1970) ha demostrado con creces que lo suyo es la ciencia ficción. Ha escrito diversos libros vinculados al tema y ahora “El explorador de mundos”, recientemente publicado por Áurea Ediciones, rescata dieciséis de sus cuentos, la mayoría publicados con anterioridad. La temática es diversa, pero el factor común se encuentra en que las narraciones están ambientadas en Chile, lo que les entrega una cuota de interés distinto para el lector nacional. Es así como se combinan experimentos de criogénesis con saltos de tiempo, monstruos marinos, virus mortales que devastan a la humanidad, la aparición del Tercer Reich en Valparaíso y muchos otros temas que son abordados de manera correcta por Rojas, con una prosa directa, sin demasiados artilugios. El mismo autor reconoce las innegables influencias de Robert Louis Stevenson, Julio Verne, Ray Bradbury, Philip K. Dick y Robert Harris, entre otros, en algunos de sus relatos. Llama la atención que no nombre a Richard Matheson, un maestro del terror y la ciencia ficción, con sus novelas “El increíble hombre menguante” y “Soy leyenda”. Esta última tiene mucho del cuento de Rojas “Día uno”, pero que en este caso se encuentra narrado desde la perspectiva de los vampiros, los seres alienados, y no del protagonista humano del libro de Matheson.
En esta oportunidad me gustaría destacar dos relatos de Rojas que aparecen en “El explorador de los mundos”. El primero de ellos es “Terranova”, donde el autor muestra las peripecias de dos trabajadores del Departamento de Emergencias de la Compañía de Electricidad Metropolitana, que llegan a un mundo subterráneo. Pablo Díaz es el protagonista y junto a Luis Castro debe investigar lo que sucede bajo el suelo. Tiene un problema en la pierna que le dificulta el caminar, su compañero es un poco más hábil y lo ayuda. Bajo tierra descubren un mundo nuevo con una raza de humanos que viven y se mezclan con otras profundidades y colores. Me llamó la atención este relato porque se estructura en referencia a nuevas formas de vida. Díaz, al encontrarse con estos seres, es convocado a quedarse con ellos, pero se niega porque tiene una familia que lo quiere y lo espera en el exterior. La especie bajo tierra se hace llamar intraterrestre y no extraterrestre como Pablo inicialmente cree. Sin el afán de arrojar spoilers, lo más interesante y poético del cuento, para mi gusto, viene cuando Díaz les menciona a estos nuevos hombres que él no puede vivir bajo tierra porque adora las estrellas y en un mundo subterráneo jamás las podría encontrar. Eso es quizás, junto con lo que dice sobre su familia, lo que lo mueve a no quedarse, a no conocer un mundo que, en la voz de sus nuevos conocidos, aparece como un espacio ideal, con comodidades, naturaleza, nuevos colores y protección por parte de la raza que habita en las profundidades.
El segundo cuento que podría destacar es “El prisionero”, que narra la aventura del teniente Bello, quien aparece en otra dimensión, en un tiempo mucho más atrasado que el de su vuelo, en un Chile que no conoce de aviones y de otras modernidades. El piloto Alejandro Bello se ha perdido y ha llegado sin saber por qué a un país ambientado antes de 1900 y dónde se le toma prisionero por creerse que él podría ser alienígena, un enviado de otro mundo. Este cuento le sirvió a Rojas para escribir “La sombra de fuego” (2011), una novela donde profundiza sobre la historia del conocido teniente Bello.
Al combinar el pasado con el presente, el universo puede confundirse y tropezar. Se trata de un recurso literario bastante usado y que posiblemente nunca vaya a morir. La aparición de “El explorador de mundos”, en esta misma dimensión, se agradece como un cable a tierra donde Rojas rescata y chileniza la ciencia ficción. Habrá que ver que pasa más adelante cuando, bajo las alas del progreso y la reflexión, lleguen los nuevos cambios que la raza humana está esperando. Posiblemente falte demasiado y solo nuestros hijos o nietos alcancen a conocerlos y a disfrutarlos. Todo es posible.
1 comment
Hola Tomás. Me gustó tu análisis. Precisamente, este verano estoy leyendo este libro.
Yo soy un escritor recién aparecido (59) y escribí ya 2 novelas en 2022. La primera Anomalía 1707 de un hecho que me sucedió y que convertí en una entretenida historia. (https://cristianocana.com/anomalia-1707/) en manos de varias editoriales . Y Segundas Chances: historias de viajes en el tiempo, disponible en Amazon (https://www.amazon.com/dp/B0BQPJDRB1) que está teniendo una buena recepción en los lectores.
¿Te interesaría comentarla? Mi página de escritor es http://www.cristianocana.com donde hay buen material para entretenerse.
Te agradecería la oportunidad. Me dices cómo podríamos seguir, si te interesa y/o tienes espacio.
Saludos cordiales.
Cristian