El juego del camaleón. El otro Sebastián.

por Fernando Villagrán

“A Sebastián muerto, Sebastián puesto”, fue un comentario repetido la triste noche de las primarias entre las languidecientes huestes de Joaquín Lavín aún incrédulas del fallecimiento político de su perseverante e ingenioso líder. Lo que había rondado como fundada sospecha durante la campaña de primarias se traducía en un contundente triunfo del flamante presidenciable de Chile Vamos, Sebastián Sichel.

Quien aparece como un liderazgo sorprendente y renovador del vapuleado oficialismo en tiempo de vacas flacas con Sebastián Piñera en La Moneda – contando las horas para un triste final – surge como eventual tabla de salvación para la derecha al obtener casi el 50% de las preferencias en las primarias del sector el reciente domingo(casi 660 mil votos). Tal como indica la aplicación del Manual de Carreño, el día de las derrotas en primarias abundan las palabras de buena crianza y el olvido conveniente de las afrentas de campaña, que permiten al vencedor “contar” con próximo apoyo de los ya sometidos en las urnas.

Sebastián Sichel, conocido en sus primeras andanzas en política como Sebastián Iglesias – en tiempos de su militancia demócrata cristiana, cuando acompañó en aventuras electorales a Claudio Orrego( a quién apoyó públicamente en su reciente postulación a gobernador) y Eduardo Frei Ruiz Tagle – cambió de apellido como una opción personal ante una historia familiar marcada por los desafíos materiales, el esfuerzo personal y la perseverancia para trascender superando orígenes y limitaciones de diversa índole(Esa historia personal quedó escrita en su libro “Sin privilegios”).

Así fue saltando fronteras partidarias – Andrés Velasco quien lo tuvo como coordinador de su postulación presidencial el 2013 recordó recientemente la “ingrata” experiencia – y con la vista puesta en la derecha llegó a su minuto de gloria tras un breve recorrido por el gabinete de Sebastián Piñera y la Presidencia de BancoEstado. Currículo diverso, variopinto y acontecido para la promesa electoral del oficialismo. El ahora triunfador en la reciente primaria de la derecha contó con apoyo desde el mítico segundo piso palaciego de Cristián Larroulet, del hoy silencioso Andrés Allamand, del nunca bien ponderado Andrés Chadwick y de una más que suficiente billetera empresarial de primera línea, con la aconsejable reserva de su tocayo Piñera que no deja de apostar por él en medio de su personal derrumbe.

Atontado por las encuestas, Lavín apuntó a una confrontación tan épica como imaginaria con Jadue, quien no se cansó de pisar todos los “palitos” para salir trasquilado en lo que consideró siempre “carrera corrida” frente al juvenil Boric, que le dio una lección política de aquellas, que el PC no podrá olvidar en su ya centenaria travesía por territorios minados.

Así se las viene trayendo el hoy triunfante Sichel. Empeñoso y bien asesorado, durante la campaña de primarias sólo debía esmerarse para el descalabro de Lavín (los otros dos postulantes – Desbordes y Briones – siempre fueron considerados algo así como la guinda de la torta) y allí apuntó sus dardos con singular entusiasmo, mientras el eterno candidato no dejaba de dar palos de ciego, obnubilado por encuestas tan erráticas como engañosas en su mínima rigurosidad de medición objetiva del pulso ciudadano. Triste y patético final que quedaría sellado en el abrazo del oso que le brindó el victorioso “independiente” al “socialdemócrata” de pacotillas.

En cualquier caso, nada será fácil para Sichel en su tan ansiada carrera presidencial. No sólo por hacerlo desde una posición de minoría electoral(obtuvo menos votos que el derrotado Jadue en la primaria de la izquierda), también porque le será difícil cuadrar el círculo con J.A Kast si espera coquetear con el voto demócrata cristiano en su pretensión por pescar a río revuelto.

También porque las recientes primarias han dejado más de algún herido en el camino. Sichel tuvo la suerte de no enfrentarse abiertamente con Evelyn Matthei, quién probablemente no habría pisado todas las trampas en que sucumbió Lavín. De hecho, la frecuentemente malhumorada alcaldesa le reprochó al osado “independiente” ser el candidato de “los empresarios y de Libertad y Desarrollo”, de contar con el apoyo de los grandes medios de prensa, además de “inventar” encuestas.

Con todo, Sichel (antes Iglesias) asume contar con suficientes santos en la corte empresarial para consolidar su postulación como alternativa al peligro izquierdista al acecho, aprovechando sus pasados vínculos falangistas y la mala memoria en tiempos de escasez para una derecha con partidos en crisis y liderazgos vapuleados.

El camaleón mama
El camaleón
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2 comments

Marcela Céspedes Gamboa julio 22, 2021 - 1:32 pm

Coincido con el análisis, pero creo que el votante , siempre volátil, no tiene la información acerca de los personajes que están detrás de Sichel, ayer Iglesias.
Lo están viendo cómo un tipo cercano y,perece muy importante para los chilenos, simpático, buen mozo y esforzado.
A nadie parece importarle a quienes realmente representa y creo que es muy importante que ésto se de a conocer, hasta el cansancio.

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Jennifer Metcalfe julio 22, 2021 - 5:26 pm

Concuerdo con Marcela. Tenemos mala memoria y tendemos a comprarnos la ilusión que nos venden sin analizar los antecedentes. Eso puede tener un alto costo. Hay que ver con quienes van a gobernar los candidatos y ver si ellos son de nuestro gusto

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