El paraíso perdido no quedó atrás. Está delante. O ¿Cómo se escapa de un castillo?

por Dante Cajales Meneses

En febrero pasado recibí de mano de su autora, Gabriela Paz Morales, este maravilloso libro: ¿Cómo se escapa de un castillo? Han pasado tres meses. Así como se escribe, la poesía se lee, cuando se tiene que leer. Hoy es el día para leer el poemario de Gabriela Paz y compartir con ustedes mi lectura de este, su último trabajo. ¿Cómo se escapa de un castillo? el castillo bien podría ser la formación recibida en nuestra infancia, la educación recibida en las escuelas y liceos a los que asistimos. Los estereotipos que esperaron de nosotros, y no fuimos, ya que tomamos caminos muy diferentes de los que nos tenían trazados.

Para crear algo nuevo, a menudo es necesario tener una base sólida y una idea del pasado. Parafraseando a Heidegger, la auténtica poesía tiene la honestidad de mostrar cómo los caminos que parten del pasado son los que mejor nos trasladan al futuro. Los poemas en ¿Cómo se escapa de un castillo? se proponen, como entremos en él, desde los primeros versos que abren el libro, un viaje por la amorosidad de los versos, cito:


Ha nacido niña y no ha llorado

la belleza la sentó en sus rodillas

y en el regazo le ha dado de mamar

expresa, compone y supera las hendeduras que afligen su voz poética. Entre silencio y palabra pareciera haber un abismo inmenso. Lo cierto es que hay una herida abierta, y hay una memoria que está sangrando. En estos poemas Gabriela Paz nos toma de la mano y nos conduce con ternura a través de versos que tratan de aliviar con palabras esa herida, cito:


llorará el llanto de quienes lloran

amará el amor de quienes aman

La sinceridad y transparencia de su poética llega a un punto máximo al principio del libro, en el poema El lloro. Me tomaré la libertad de no escoger un fragmento, sino de compartirlo entero. Me atrevería a decir que es un largo poema iniciático para alcanzar la libertad y el conocimiento de que el amor precisa del sufrimiento y el sufrimiento del amor para la dignidad de ambos, cito:


Devuelta a los brazos de la madre

la niña no para de llorar

la madre llora el lloro de la niña

la niña llora el lloro de la madre

como si fabricasen el mar

que las dividirá para siempre.

La madre la apoya en su vientre

y la amamanta de leche y lágrima

de animal amor tristeza y sangre esperanza

la acurruca contra su vientre 

como devolviéndosela al cuerpo

¿Ocupemos un mismo espacio mi amor?

¿Enséñame a latir de nuevo?

La madre apoya su cabeza en el pecho

valle luna de la niña

y sobre su corazoncito capullo colibrí

se queda dormida.

La niña llora el lloro de la madre

la madre llora el lloro de la niña

como si fabricasen la mar

que las unirá para siempre.

Toco y miro, y toco otra vez, y miro cada palabra por separada hasta leerlas juntas, en un solo verso. Así se lee este libro de poemas, se navega en versos de una intensidad tremenda, cito:


y es semilla

en tierra de nadie

tu lágrima

germina un bosque.

Sucumbir ante la contemplación del mar diciéndonos, cito:


Qué caigan las lluvias

Que se diluvien los bordes

Que nazca la gran mar

y a todas 

nos haga sirenas.

Sea cual sea la cadencia, es innegable afirmar que estos versos dan voz a las necesidades de una sociedad que teme mirar su pasado. La herencia de Gabriela Paz en este libro es la recuperación de la dulzura y el valor perdido. Efectivamente, hasta aquí se puede “escapar de un castillo”, cito:


El día que decidí matarte

abrí mi pecho cómo un rebaño

y solté a los perros

O este otro verso, de uno de los 66 poemas que forman parte del libro. Aquí Gabriela Paz da cuenta de un oficio evidente; 

insectos abran esta piel

hasta que salgan alas

¿Qué tan roto se puede estar? Se degusta el contrasentido y el sentido, ¿por qué no? Estamos frente a un libro donde las semillas atrapadas en las hendeduras comienzan a latir con la promesa de que entre las ruinas está fermentando un mundo nuevo, cito:


Se fruta 

     yo te puedo morder

Tiéndete en el césped 

 duerme conmigo 

                   hasta la estampida 

                                              del gusano

De esta privilegiada atalaya solo puedo ser el vigía de esta poesía, no otra, que solo recoge belleza y dulzura:


Que la misión de este cuerpo

sea

besar 

               la frente del mar.

¿Cómo se escapa de un castillo? un camino de palabras hacia la memoria. Quiero creer que el paraíso perdido no quedó atrás. Está delante nuestro.

He terminado de leer el libro de Gabriela Paz, ¿Cómo se escapa de un castillo? a poco tiempo de leer el extraordinario trabajo de mi amiga Laura Rochera y mi amigo Paco Moreno: “Ella habla, las ciudades se derrumban” de la poeta Enheuduanna, la primera poeta de la historia, 15 siglos antes que Homero, 18 siglos antes que Safo y Heródoto. No puedo tener más suerte: dos libros de poesía totalmente diferentes en su espíritu, poética y tono. Dos poemarios de dos mujeres en los polos opuestos del tiempo y la historia. Difícilmente Enheuduanna podrá leer a Gabriela Paz. Pero Gabriela no puede dejar de leer a Enheuduanna. Y yo, el más contento, de que ambas poetas me hayan permitido llegar tan cerca de su poesía.

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Gabriela Paz Morales
Santiago, Chile,1984

Foto: Gentileza Fundación Neruda.

Periodista, poeta, co-traductora de poesía kurda, do­cente de creación poética de la Universidad O´Higgins. En poesía ha publicado El silencio de los intervalos, 2016 y Fieras, 2018 con Lagar Editores, Pilucha, 2020, en formato digital y La Geométrica danza de las asimetrías, 2021,con Buenos Aires Poetry. Reseña literatura y colabora con diversas revistas internacionales. Es columnista de Revista Occidente.

Ficha

Título: ¿Cómo se puede salir de un castillo?

Editorial: Buenos Aires Poetry

Tamaño: 15 x 23 cm

Páginas: 84

Año de publicación: 2024

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