HOY es casi un pecado hacer presente que el 18 de octubre marcó un antes y después en la política chilena. Ese día fue la convergencia de movimientos sociales que estremecieron al país de norte a sur. Parece que muchos olvidan que mujeres y hombres, jóvenes y viejos de las más diversos territorios, empezaron a rayar la cancha por un futuro mejor. Conocidas son las reividinciaciones sociales y al mismo tiempo la búsqueda de un cambio institucional que profundizara el sistema democrático.
Los políticos de derecha y ultraderecha y los medios que les son afines siempre han puesto el acento en los actos vandálicos, que dejaron una estela de destrucción de propiedad pública y privada.
Hace algunas horas la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, emitió un informe lapidario acerca del accionar del Estado chileno:(…) durante el estallido social se registraron hechos donde hubo un uso excesivo de la fuerza por parte del Estado, en detrimento del ejercicio al derecho a la protesta pacífica… En el ámbito de lo individual, el informe da cuenta de las medidas adoptadas por el Estado para reparar a las víctimas; y asegurar que las personas manifestantes no sean amenazadas, hostigadas, y violentadas por parte de otras personas o por agentes del Estado. Al respecto, se resalta en el informe que la respuesta del Estado a las manifestaciones, por parte de los órganos encargados del orden, se caracterizó por patrones de violencia y el uso excesivo de la fuerza, que resulto en la pérdida de 5 vidas humanas por acción directa de agentes del Estado y 26 muertes en el marco del «estallido social«, así como cientos de personas heridas, en particular con lesiones oculares. Hechos incompatibles con los estándares interamericanos de Derechos Humanos…El informe de 124 páginas fue elaborado por siete expertos elegidos por la Asamblea General de la OEA . Hace 37 años no se emitía un informe relativo a DDHH sobre Chile. Es decir, desde los tiempos de la
dictadura cívico militar.
(https://www.oas.org/es/CIDH/jsForm/?File=/es/cidh/prensa/comunicados/2022/018.asp )
Pero en último término el descontento expresado en la “revuelta” impulsó la convergencia del parlamento con el ejecutivo que se tradujo en el Acuerdo Por la Paz Social y la Nueva Constitución. Lo firman dirigentes políticos de amplio espectro, incluida la solitaria rúbrica del diputado Gabriel Boric Font.
Fue Boric, que entendió que la fuerza emancipadora expresada en las calles requería un cauce democrático y se alejó de parte del Frente Amplio y del PC.
De ahí nace el plebiscito para una Nueva Constitución que hoy se escribe por ciudadanos que representan ampliamente a la diversidad que existe en el país. Las regiones, los pueblos orignarios, la diversidad sexual y con paridad de género. Inédito en la Historia de Chile.
Para Hanna Arendt, la política debe ser el esfuerzo de una gran pluralidad de seres humanos para vivir juntos y compartir la Tierra en un ambiente de libertad garantizada.
La complejidad de este proceso ocurre durante una pandemia cuyas consecuencias conocemos, en cuanto a pérdida de vidas, contagios, pérdida de fuente de trabajo y aumento de la pobreza y extrema pobreza.
Un país como el nuestro está sometido a un fuerte estrés además por la delicuencia desatada, el narcotráfico, (se les acabó la fiesta a los delincuentes, se les terminará la puerta giratoria, le pondremos un candado…son de triste recuerdo)el conflicto de la Macrozona Sur, la caída de los salarios y pensiones miserables para los jubilados y para los pensionados del futuro. Así la procesión va por dentro para una población importante cuya salud mental ha sido afectada.
En este escenario aparecieron los predicadores que, desde distintos púlpitos, nos anunciaban la hecatombre del país, si ganaba la elección el candidato de izquierda , apoyado por partidos de la ex Nueva Mayoría y amplios sectores independientes progresistas. La ventaja obtenida frente al candidato ultraconservador con más de un millon de votos de diferencia sorprendió a todo el mundo.
Ahora, algunos opinólogos ya mayorcitos le envían cartas al futuro titular de Hacienda, que ejercerá el cargo a partir del 11 de marzo. Le dicen que revise la historia, que le tienen fe porque usará el sentido común y tendrá el coraje de hacer buena política. Junto con poner el acento en un par de chascarros frente a su designación, le endilgan una serie de autores y figuras políticas para sostener el halago a Mario Marcel. Da vergüenza ajena, la escasa fineza para el elogio fácil.
Otra pluma de la plaza que viene de los tiempos de la UP cuando era un revolucionario de fuste compitiendo por la primera línea del “avanzar sin transar”, hoy revenido en conservador exitoso, después de renegar su radicalidad política, se muestra escéptico del gobierno de Boric y por supuesto de la Convención Constitucional, augurando un siniestro futuro para la Carta Fundamental.
Son muchos más que buscan engatuzar a la opinión pública y que seguramente atribuyen “ignorancia” a las decisiones soberanas de la ciudadanía.
El Presidente Gabriel Boric tiene desafíos enormes cuya solución, en parte, estará en el diálogo y la búsqueda de acuerdos políticos que permitan avanzar el compromiso adquirido con sus electores y ahora con el país.
Así lo deja establecido el economista Mario Marcel, quien será el Ministro de Hacienda, en carta pública:(…)el Presidente Boric ha comprometido importantes reformas en materia de salud, pensiones,impuestos, desarrollo productivo, descentralización, medio ambiente, perspectiva de género, diversidad y trabajo decente,entre otros, reflejados en el programa de gobierno y el compromiso de implementación programática. Luego asume con toda su energía y experiencia este esfuerzo. Mario Marcel, con extensa trayectoria de trabajo en equipo, formado en la Universidad de Chile y la Universidad de Cambridge, tiene un amplio curriculum tanto en el país como a nivel mundial, con premios en Chile y en el exterior y con más 90 publicaciones relativas a su especialidad.
El camino será complejo, porque en el trayecto estarán acechando aquellos que abominan del pluralismo, la diversidad y la equidad. Mas le gusta le hegomonía de un sector social que controle la totalidad del poder. Hasta la Pandemia les ha sido útil. El cononavirus ha estrujado las economías de miles de familias y alimentado el dominio de los más ricos.
Por Sergio Campos U.
Premio Nacional de Periodismo