Elecciones de medio término en USA. Ni tanto, ni tan poco.

por Jorge A. Bañales

Los más de 115 millones de ciudadanos que participaron en las elecciones de medio término hasta este martes en Estados Unidos no dieron a los republicanos tanto como ellos soñaban ni dejaron para los demócratas tan poco como ellos temían. El gran perdedor: Donald Trump.

Expectativas erradas

Todas las encuestas de opinión pública antes de estas elecciones coincidían en señalar que la preocupación mayor de los votantes era la inflación, y luego por su orden la economía en general, el derecho o no derecho al aborto, el crimen, la inmigración y la violencia con las armas de fuego.

Los candidatos demócratas, en su mayoría, optaron por enfocar sus campañas en la disputa en torno al aborto, la amenaza del extremismo de derecha, los esfuerzos republicanos por restringir el voto, los derechos de los homosexuales y plurisexuales, y el cambio climático.

 Por su parte, los candidatos republicanos más adeptos del ex presidente Donald Trump, centraron su retórica en el fraude (ficticio) de las elecciones de 2020, la crisis económica, el precio de la gasolina, la introducción de “temas inapropiados” en la educación sexual dada por las escuelas y la incesante “invasión” de migrantes ilegales.

Como en todas partes los votantes comunes, que no son ni comentaristas en la TV ni políticos profesionales, ni encuestadores expertos (ni periodistas, como el que firma), deciden su voto por cuestiones prácticas: ¿cómo me afecta a mí la situación económica?

Y los datos de la economía de Estados Unidos ya por más de dos años dan para cualquier conclusión: los precios que pagan los consumidores han subido un 8,7 % en un año, la mayor inflación en más de cuatro décadas. Pero el desempleo sigue rondando el 3,5 % de la fuerza laboral, el más bajo en décadas.

Los centros comerciales están repletos de consumidores que gastan dinero, las ventas de vehículos siguen a buen ritmo y dentro de ellas casi el 80 % son ventas de camionetas SUV que consumen más de la gasolina que se vende a precios por los cuales los consumidores gimen.

Las amenazas para la democracia, que con vigor denunció el presidente Joe Biden, no asustaron a los votantes ni se han materializado, hasta ahora, en un caos electoral provocado por los trumpistas.

Resultados parciales

Hasta el miércoles de noche seguía sin definirse qué partido tendrá la mayoría en el Senado, donde ahora hay 50 miembros demócratas y 50 republicanos. Los demócratas rezan para que, al menos, se mantenga el equilibrio, y los republicanos queman velas para que gane, al menos, un curul.

Sea cual sea el resultado, el impacto político resulta atenuado. La legislación de mayor envergadura requiere una mayoría de 60 votos en la cámara alta para anular un veto presidencial, de modo que mientras Biden siga en la Casa Blanca por otros dos años, los republicanos no avanzarán leyes demasiado conservadoras.

Luce como muy probable que los demócratas pierdan la escasa mayoría que tienen en la Cámara de Representantes lo cual podría dar a los republicanos la oportunidad de empantanar al gobierno de Biden con todo tipo de investigaciones y, aún, un intento de juicio político.

Pero una agenda puramente revanchista de los republicanos no les ganará muchos votos con miras a la elección presidencial de 2024.

Electorado mercurial

Tradicionalmente, las elecciones de medio término tienen resultados más que menos devastadores para el partido que controla la Casa Blanca, y los demócratas eludieron ese revés de gran magnitud en esta ocasión. Pero los datos de los votantes muestran causa para otra preocupación: los demócratas están perdiendo apoyo en lo que fueran sectores firmes de su electorado.

 Según una encuesta de CNN, en 2018 entre los votantes masculinos el apoyo para el Partido Republicano estaba en cuatro puntos porcentuales por encima del respaldo al Partido Demócrata, y esa ventaja creció a 14 puntos en los comicios de esta semana. Pero en 2018 entre las mujeres la preferencia por el Partido Demócrata estaba 19 puntos por encima del apoyo al Partido Republicano y esa ventaja se ha achicado a ocho puntos actualmente.

La preferencia entre las mujeres latinas por el Partido Demócrata se ha achicado de 47 puntos en 2018 a 33 puntos ahora, y entre los hombres latinos ha bajado de 29 a 8 puntos.

Aunque los que causan más ruido electoral son los votantes que se identifican como demócratas o como republicanos, la mayoría de los estadounidenses se define más como liberal, moderado o conservador, y los más moderados son los votantes independientes.

En la encuesta de CNN la preferencia de los independientes moderados por el Partido Demócrata sobre el Partido Republicano ha menguado de 26 a 15 puntos.

Por su parte un estudio del Centro Pew encontró que se ha intensificado desde 2016, cuando Donald Trump ganó la elección presidencial, la hostilidad entre quienes se identifican como afiliados o allegados a uno u otro partido político, lo cual hace más difícil el diálogo, la negociación, y los compromisos que se requieren para gobernar. Porcentajes cada vez más altos de demócratas y de republicanos opinan que los miembros del otro partido son más inmorales y más deshonestos.

Y, a su vez, la proporción de estadounidenses que tienen opiniones desfavorables hacia ambos partidos ha subido del 18 % en 2018 al 27 % actualmente.

Donald, el perdidoso

Aunque era candidato para nada el gran perdedor en los resultados complejos y todavía incompletos de estas elecciones de medio término ha sido Donald J. Trump, ex presidente de Estados Unidos tres veces repudiado por la mayoría de los votantes.

Durante la temporada de elecciones primarias del Partido Republicano y, una vez dirimidas esas disputas, las campañas para la elección general, Trump prestó su respaldo a unos 300 políticos que competían por puestos a distintos niveles, desde legislaturas y gobiernos estatales, al Congreso de Estados Unidos.

Siendo que las primarias de cualquier partido movilizan más a los afiliados entusiastas y militantes, el movimiento leal a Trump conocido como MAGA (Make America Great Again), logró victoria tras victoria al punto de intimidar a la dirigencia más tradicional del Partido Republicano. Senadores, miembros de la Cámara de Representantes y políticos a todo nivel han optado ya sea por proclamar su lealtad a Trump o a moverse con cautela para evitar su ira.

El tema central del trumpismo es que la elección presidencial de 2020 fue fraudulenta, Joe Biden es presidente ilegítimo, y en 2024 Trump será coronado con el triunfo para restaurar la “América” blanca y cristiana que la gente añora.

Los resultados parciales de las elecciones de medio término indican que varios de los políticos más prominentes que recibieron la bendición de Trump resultaron perdedores, lo cual quiebra la noción de que la adhesión a Trump es requisito para sobrevivir políticamente.

Uno que ya no se ha molestado en cortejar a Trump y emerge como posible contendiente por la candidatura presidencial de 2024 es el gobernador de Florida, Ron DeSantis. A pesar de que Trump, celoso y con su habitual gusto por los nombretes, le ha bautizado “DeSanctimonousm”, DeSanctis fue reelegido esta semana.

Todo lo cual señala al Partido Republicano que el Trumpismo es un callejón sin salida y, probablemente ha ahuyentado a muchos votantes sólo por el factor Donald, por lo cual es tiempo de atender a un electorado más diverso y joven.

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