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Deja en la puerta de la casa tus sandalias de labrador.
Tus botines que saben de victorias y derrotas.
Tus elegantes zapatos de taco alto.
Deja en la puerta de la casa tus bototos de constructor.
Tus zapatillas de majestuosa bailarina de ballet.
Tus zuecos de chica rebelde.
Deja en la puerta de la casa tus mocasines de conquistador.
Tu reluciente calzado de viejo tanguero.
Tus botas que caminan bajo la lluvia.
Deja en la puerta de la casa tus calcetas de artesano.
Tus calcetines de alegre liceana.
Tus coquetas medias caladas.
Entra con los pies desnudos como aquella primera vez.