Guiones de cine: escenas que destacan dentro del film

por Karen Punaro Majluf

Cuando recordamos escenas de cine, la mayoría de las veces lo hacemos por su espectacularidad, por la gran actuación, porque detonan el desenlace o porque son una imagen gloriosa de un final. Pero ¿qué pasa con el guión? Cuatro diálogos que tras ver el film nunca pude olvidar.

Closer

Film de 2004 dirigido por Mike Nichols que cuenta la historia de desamor, infidelidad y profunda melancolía entre cuatro personajes que pasan de ser parejas a amantes moviéndose en el borde de la mentira.  

En la siguiente escena, Dan (Jude Law), quien ya se encuentra emparejado con Alice (Natalie Portman) -y está interesado en la fotógrafa que le tomó la imagen de la portada para su primer libro, Anna (Julia Roberts)- le habla a un médico (Clive Owen) en un chat erótico haciéndose pasar por una mujer.

DAN: ¿Como estás?

LARRY: Bien.

DAN ¿Entras aquí a menudo?

LARRY: Es mi primera vez.

DAN: ¡Una virgen! Bienvenida, ¿cómo te llamas?

LARRY: Larry, ¿y tú?

DAN: Anna.

LARRY: Encantado de conocerte.

DAN: Me gustan los penes.

Inmediatamente se produce un corte en la conversación. Mientras Larry comienza a excitarse, Dan se mantiene en su cama escribiendo, con el pijama puesto, los lentes en la punta de la nariz y con actitud de redactar un texto periodístico.

LARRY: No pierdes tu tiempo.

DAN: ¿Quieres tener sexo?

Larry se levanta y cierra la puerta con llave.

LARRY: Sí. Descríbete.

DAN: Rubia, boca grande, tetas épicas.

La escena es interesante porque contrapone las actitudes de ambos personajes, Dan no tiene un interés erótico en Larry, sino más bien hacerlo caer en una trampa para que se reúna con Anna y piense que ella es una casquibana. Este diálogo es el detonante de la trama de la película, pues obliga a la fotógrafa a conocer al médico, con quien se casa aun cuando mantiene un romance con el escritor, lo que provoca –primero- la victimización de Alice y luego la lleva a mostrar su verdadero rostro…

Río Místico

Film de Clint Eastwood del año 2003 que narra en dos tiempos una única trama: tres amigos en los años ’70 se ven enfrentados al secuestro de uno de ellos (Dave), quien quedó con secuelas en su personalidad. Veinticinco años después, la hija de Jimmy es asesinada y él cree que el culpable es su amigo de infancia.

La escena que protagonizan Jimmy (Sean Penn) y Sean (Kevin Bacon), hablando sobre Dave (Tim Robins) es un diálogo de respuestas implícitas donde ambos saben el crimen que perpetró Jimmy, pero que se mantendrá oculto y que el gran castigo será seguir viviendo con la culpa de haber cometido un error, y de haber acusado y ajusticiado a un inocente.

SEAN: ¿Cuándo fue la última vez que viste a Dave?

JIMMY: La última vez que vi a Dave…

SEAN: Si, a Dave Boyle.

JIMMY: Fue hace 25 años en el asiento de ese auto.

SEAN: Jimmy, ¿qué hiciste?

JIMMY: Gracias por encontrarlo Sean, lástima que no fue antes.

SEAN: También le enviarás a Celeste Boyle 500 al mes. Algunas veces creo que los tres nos metimos en ese auto y todo esto es un sueño Jimmy… En realidad, seguimos siendo niños de 11 en un sótano, imaginando lo que nuestras vidas serían si escapábamos.

JIMMY: Tal vez así es, quién lo sabe.

El texto se cierra retornando al pasado, a aquella tarde en que Dave fue secuestrado; y, si bien Jimmy y Sean lograron huir físicamente, sus mentes quedaron presas desde ese día y para siempre, al igual que Dave.

El secreto de sus ojos

Cinta argentina ganadora del Premio Oscar a la mejor película extranjera en 2009. Dirigida por Juan José Campanella, cuenta la historia de Benjamín Espósito (Ricardo Darín) quien se obsesiona con un brutal crimen cometido en plena dictadura militar y que lo lleva a tratar de convertirlo en una novela cuando se jubila del poder judicial.

El caso del asesinato de Liliana Colotto (Carla Quevedo), detonante de la trama, es resuelto por dos agentes judiciales y el guiño para atrapar al asesino, Isidoro Gómez (Javier Godino) se traduce en este diálogo magistral que lidera el personaje de Guillermo Francella, Pablo Sandoval.

SANDOVAL: Vení. (Chaparro lo sigue) Te presento al escribano Andretta. Atenti, escribano en serio. Es mi asesor técnico.

BORRACHO: Le doy mi tarjeta.

SANDOVAL: Primera carta de nuestro amigo Gómez. (Lee) «Primero el tipo no me quiso pagar, pero después se dio cuenta de que no es lo mismo Malano que Silvestri» (mirada al borracho).

BORRACHO: Año 64 Racing debuta en cancha de Almagro y cae derrotado 1-2, con Malano como centrojás. Pero a partir de la fecha 5 lo reemplaza Silvestri que brilla durante el resto del torneo. Malano pasa a Tigre como parte de pago por Milanesi.

SANDOVAL: Escribano le dicen Platón porque vive de la Academia. «Ya te voy a traer, vieja. Y vamos a hacer flor de yunta. No es lo mismo Ferreti que Ferreti más García».

BORRACHO: Ferreti y García, backs centrales del Racing campeón del ‘66.

SANDOVAL: «Quedate tranquila vieja, en eso soy como Pontorieri». Escribano…

BORRACHO: (entrecierra los ojos para rememorar) Racing 61’. Espora. Zapata y Moyano. Salvatierra, Chávez y Manuri. Testa, Malano, Pontorieri, Carlino y Posadas. SANDOVAL: Escribano, ¿para usted Racing qué es? 

BORRACHO: Una pasión, querido.

SANDOVAL: ¿Por más que haga cinco años que no sale campeón?

BORRACHO: Una pasión es una pasión.

 Hasta acá se plantea que el asesino es un apasionado del fútbol y de Racing Club. Sin embargo, el texto que detona los hechos que llevan a lograr atraparlo vienen de la mano de Sandoval.  

SANDOVAL: ¿Entendés, Benjamín? El tipo puede cambiar de todo. Puede cambiar de cara, de casa, documento, de trabajo, de vida, de amigos, de familia. Pero hay una cosa que el tipo no puede cambiar… No puede cambiar de pasión.

 La Nana

Esta cinta chileno-mexicana del 2009 ganó el Festival Internacional de Cine de Cartagena, el Critics Award, el Golden India, el Festival de Cine de Sundance, entre otros premios internacionales; además de ser nominada a los Globos de Oro el 2010. Su director, Sebastián Silva se basó en su experiencia personal para contar la historia de Raquel (Catalina Saavedra), quien en el día de su cumpleaños número 41 se reconoce agotada y al borde del colapso emocional y físico tras llevar 23 años atendiendo una casa ajena, por lo que su patrona, Pilar (Claudia Celedón), decide contratar a una segunda nana, lo que desata una guerra doméstica.

RAQUEL: Sonia, tiene que traer la ropa sucia.

SONIA: A mí nadie me dijo que tenía que traer la ropa sucia.

RAQUEL: Bueno, tiene.

SONIA: Oiga, ¿en qué quedamos? Yo recibo las órdenes directamente de la señora Pilar, no de usted, ah…. Voy a buscar la ropa sucia, pero que le quede claro…

RAQUEL: Me queda claro. ¡Disculpe Sonia!

Este diálogo se da luego de que Pilar se negara a despedir a Raquel, quien se ha vuelto insoportable para la familia. Por ello, para salvar la situación, contratan a Sonia (Ana Reeves). La conversación entre ambas nanas continúa luego que Raquel le lleve unas bebidas a los adolescentes de la casa y, tras mucho tiempo recibe un gesto amable.

SONIA: ¿Pa´qué hace tantos esfuerzos por esos ingratos? Haga su trabajo y va a ser más feliz…

RAQUEL: Estoy feliz.

SONIA: Con cabros ajenos… Antes que se dé cuenta crecen, se van y si te visto no me acuerdo. Cabros de mierda.

RAQUEL: Yo los quiero y ellos me quieren. Soy de la familia yo.

El conflicto de Raquel es sentirse parte de una familia que solo la considera como lo que es, la empleada del hogar, la encargada de limpiar y cocinar; pero que como lo ha hecho por más de dos décadas los sentimientos se confunden para ella y la llevan a colapsar.

¿Director v/s guionista?

Cuando se habla de la importancia del director y del montaje en el cariz que toma una película, queda en duda cuál es el rol que tiene el guionista, pues si bien es el encargado de crear los diálogos; quien dirige es el gestor de darle sentido a esas palabras, con la toma, el plano, la continuidad, la música y  el montaje.

André Bazin, en su texto Qué es el cine, indica que “el cine ideal lo haría un novelista, si es que fuera cineasta”. Tomando esto como base, quien escribe es el alma del proyecto, es quien idea la esencia de la película, pero que sin embargo se debe «enfrentar» a una serie de puntos de vista, ajenos a la creación privada frente al computador, de quienes interpretan las palabras según sus experiencias y deseos. 

Las cuatro películas seleccionadas, si bien cuentan con actuaciones magistrales y una dirección exquisita, también poseen un guión excepcional con escenas que destacan por sus palabras, por lo que detonan en la trama y por la conexión que logran con el espectador… Palabras que, aunque hubiesen sido leídas en un texto narrativo, habrían tenido el mismo efecto: impactar. 

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