Harriet Taylor Mill. Un matrimonio de iguales en la era victoriana

por Cristina Wormull Chiorrini

En apenas un par de días volveremos a conmemorar el Día internacional de la mujer trabajadora y es oportuno recordar a una de las precursoras del feminismo, una adelantada a su tiempo, la escritora, filósofa y defensora de los derechos de la mujer -en plena era victoriana- que fue Harriet Taylor Mill, “la persona más admirable que haya conocido”, según palabras de John Stuart Mill, su esposo, el notable filósofo utilitarista.

Harriet Taylor Mill nació como Harriet Hardy un octubre de 1807, en plena era victoriana, en el seno de una familia extremadamente conservadora formada por el cirujano Thomas Hardy y Harriet Hurst, ama de casa. Harriet fue una de los siete hijos de la pareja y recibió educación en casa de acuerdo a las costumbres imperantes, preparándola para ser una buena madre y esposa.  Solo salió de su hogar para casarse en 1826, apenas cumplidos los 18 años, con John Taylor quien le llevaba diez años y había sido elegido por sus padres como esposo por ser un industrial bien posicionado económicamente. La pareja tuvo tres hijos: Herbert, Algernon y Helen. La pronta maternidad no impidió que Harriet siguiera autoeducándose y escribiera poemas y ensayos que mantenía en reserva.

Apenas cuatro años después, cuando aún no había nacido su tercera hija, Harriet conoció a John Stuart Mill un prometedor filósofo de 24 años, finamente educado y que asistía a la congregación de South Place (hoy conocida como Conway Hall Ethical Society) donde participaba activamente Harriet. En el mismo lugar, se haría amiga de otra mujer genial como fue la música y compositora, Eliza Flower.  La conexión entre Taylor y Mill fue inmediata e intensa y se estableció algo muy inusual para la época:  una estrecha amistad, vista con malos ojos por el marido, y también por la sociedad que la observaba escandalizada. Harriet Taylor que ya escribía una serie de artículos inéditos sobre los derechos de las mujeres, la ética, la tolerancia y el matrimonio comenzó a vivir separada de su marido y durante toda la década de 1830 y la mayor parte de la del 40, mantuvo su relación intelectual con John Stuart Mill.  Así, la separación de los Taylor solo fue interrumpida casi veinte años después por el hecho de que a su marido le diagnosticaron cáncer y ella volviera junto a él para cuidarlo en 1849. John Taylor murió apenas dos meses después y al año siguiente, Harriet Taylor y John Stuart Mill se casaron después de dos décadas de amistad y estrecha correspondencia en la que intercambiaron ideas y pensamientos sobre los derechos de hombres y mujeres, sobre el feminismo y diversos temas de carácter social.

Muchas mujeres son esposas y madres solo porque no tienen otra opción, otra salida para sus sentimientos y actividades, John Stuart MillThe Subjection of Women, 1869.

La viudez había convertido a Harriet en una mujer rica e independiente y dicha independencia, al menos la legal, la mantuvo cuando se casó con John Stuart Mill quien, mostrando una actitud verdaderamente revolucionaria para la época, renunció a los derechos sobre su esposa como mandaba la ley, lo que provocó muchas mofas entre sus pares que lo tildaban de débil y no ponerse los pantalones como correspondía. 

Aunque en el siglo XIX ya muchas mujeres habían sentado las bases de los derechos de su género, aún quedaba mucho camino por recorrer, un sendero que no había sido fácil y que no lo sería en el largo andar hasta el siglo XXI donde si bien se han conseguido grandes avances, todavía se mantienen resabios patriarcales. En aquellos tiempos, las mujeres no solo no podían votar, también estaban subyugadas legalmente a sus maridos y los alcances de su educación seguían siendo una extensa fuente de debate. Es en ese tiempo que John Stuart Mill, defensor de los derechos de todos los individuos, junto a un puñado de hombres, se atrevió a defender los derechos de ellas y a reconocer que parte de su obra estuvo fuertemente influenciada por el pensamiento de su amada y admirada esposa: Harriet Taylor Mill, pensadora y feminista. El matrimonio de John y Harriet fue un matrimonio excepcional, de iguales, contra las normas legales de su tiempo.

La esfera que le corresponde a cada ser humano es la más amplia y elevada a la que puede aspirar. Cuál es ésta no puede determinarse sin una completa libertad de elección. La emancipación de las mujeres, Harriet Mill,1851

Y hay que insistir en lo notable de su relación dentro de un sistema económico y social que no dejaba a las mujeres más alternativa que el matrimonio y bajo él, los abusos extremos de la dignidad humana permitidos por la costumbre y la ley. La posición real de las mujeres casadas en la época de Mill se parecía a la de las esclavas en varios aspectos y legalmente no tenían existencia alguna. Por ejemplo, una vez casadas, la posición legal de las mujeres quedaba subsumida bajo la de sus maridos (es interesante al respecto, leer el libro de Francisca Solar, El buzón de las impuras, situado en el 1863, en Chile, para tener una absoluta claridad de la situación de las mujeres en la sociedad dentro y fuera del matrimonio)

 Su posición –la de las mujeres- es como la de los inquilinos o trabajadores que votan en contra de sus propios intereses políticos para complacer a sus terratenientes o empleadores; con el añadido único de que la sumisión se les inculca desde la infancia, como la gracia y el atractivo peculiares de su carácter”. Harriet Taylor Mill

En este marco, el ensayo más sustancial y atribuible a Harriet Taylor Mill apareció en la Westminster Review en julio de 1851 bajo el nombre de John Stuart Mill (¿cómo iba a aparecer firmado por una mujer?):  El derecho al voto de la mujer que defendía la igualdad absoluta entre los sexos como requisito previo para el progreso de la sociedad. Las mujeres debían gozar, afirmaba el ensayo, de “igualdad en todos los derechos, políticos, civiles y sociales, con los ciudadanos varones de la comunidad”. Si esto fue entonces, vanguardista para un hombre, era impensable que una mujer fuera la autora.

“La libertad no consiste en hacer lo que se quiere, sino en poder hacer lo que se debe.” Harriet Taylor Mill

Harriet Taylor Mill y John Stuart Mill escribieron en conjunto numerosos trabajos y vivieron una existencia erudita a partir de su matrimonio en 1851 y durante los 7 años siguientes, defendiendo la regulación de la educación de las niñas, el voto femenino y la igualdad real de los sexos.  

El año de su matrimonio, 1851, Taylor Mill escribe La esclavitud femenina; la emancipación de las mujeres, donde plantea que la liberación total conducirá a una mayor felicidad de las mujeres, aunque ellas mismas no experimenten frustración por su posición de sometimiento.  Cita numerosos ejemplos sobre la opresión con que se sometía a las mujeres, como algunas en India o en el mundo musulmán en que no les importa estar en purdah (encerradas) y les resulta chocante salir, pero que igualmente deberían ser liberadas porque “¿Cómo sabe el objetor que las mujeres no desean igualdad y libertad?”, pregunta Taylor. Resultaría demasiado simple suponer que si, así, lo desearan, lo dirían: La esclavitud femenina… es hoy día, una obra fundamental del feminismo.

Harriet, quien tenía grandes problemas de salud y que había ido perdiendo la movilidad de sus piernas progresivamente desde 1841, murió a causa de una congestión pulmonar (probablemente sufría de Tuberculosis) en Aviñón, Francia en 1858, lugar donde el matrimonio había viajado tras la jubilación de John Stuart Mill. 

John Stuart Mill, ayudado por su hijastra Helen –que se convirtió en una reformista feminista- continuó trabajando por sus ideales y poco después de la muerte de su esposa publicó Sobre la libertad, un ensayo dedicado a Harriet Taylor Mill: «la amiga y esposa cuyo exaltado sentido de la verdad y el derecho fue mi mayor incentivo«.  

En 1869, diez años después de la muerte de Harriet, publicó El sometimiento de la mujer (The subjection of women), una obra inspirada por el pensamiento de Harriet, donde defiende la igualdad política total entre los sexos, afirmando que ninguna sociedad puede aspirar a acercarse a la justicia si la mitad de su población está sometida. Aun así, fue mejor el ensayo de Taylor Mill de 1851 TheEnfranchisement of Women, donde los puntos de vista sobre el matrimonio y la vida familiar se acercan más a la equidad de roles. 

Lo que ahora se llama la naturaleza de las mujeres es algo eminentemente artificial: el resultado de la represión forzada en algunas direcciones, de la estimulación antinatural en otras”. John Stuart Mill

Sus repetidas palabras y reconocimientos al papel de su esposa preservaron la reputación de Harriet para la posteridad y permitieron su tardía revalorización. 

La influencia de Harriet Taylor Mill es evidente en las obras de su marido, especialmente en El sometimiento de la mujer, así como en el sufragismo activo tanto de Mill como de su hijastra Helen Taylor. Y cada vez se reconoce y celebra más su influencia en el pensamiento feminista y la reforma social, al igual que la filosofía humanista que sustentaba la vida y la obra de Taylor Mill.

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1 comment

Albina Sabater Villalba marzo 6, 2025 - 6:54 pm

Excelente artículo. No conocía a Harriet Taylor Mill, pero sí la obra de su segundo marido, John Stuart Mill, como uno de los primeros autores «pro-feminismo».
Esto significa que, pese a la inspiración y razones lógicas que ella le proporcionó, fue él quien se hizo más famoso.
¡Qué ironía!
Felicitaciones, Cristina, y gracias por mostrarnos la historia de esta mujer valiente y adelantada a su época.

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