¡Hasta siempre poeta! Genio y figura…

por Fernando Villagrán

Erick Pohlhammer no quería lágrimas a la hora de su partida. Se fue temprano y ya no está en condiciones de impedirlas en tanto(a)s que lo quisieron durante su intenso transitar marcado por las buenas vibras que transmitió generosamente, incomodando a tontos graves.

Supo hacer ruido con su premiado talento poético, pasión futbolera y desconcertantes ocurrencias. Aprovechó a concho el arbitrario tiempo que brinda el destino a sus transeuntes pasajeros.

En estos días se han multiplicado las palabras de cariño y reconocimiento por lo que sembró con humanidad desatada.

Quizás esperaría que alguien recordara algunos de sus versos dedicados hace años a la propia partida, en tiempos que nadie la imaginaba …

No vaya a mi funeral con cara de funeral

Vaya a mi funeral como se va en Tour Bus al mar

Vaya a mi funeral como se va a un carnaval

Como se va a ver a un marino a la Escuela Naval (…)

Cuando uno estira la pata no se lleva nada

Ni siquiera la suela usada de una alpargata

Váyase en radiotaxi por Avenida Matta

Si se desvía en el camino no venga nada(..)

La juvenil poesía de Pohlhammer fue atrevida desde tiempos de la dictadura.

El año 1978 inauguró las páginas de la revista “La Bicicleta” con sus versos de “Los Helicópteros

hasta que llegaron los helicópteros

y los helicópteros se establecieron desde allí hasta siempre

girando y sumbando como tábanos

de acero los helicópteros

girando sobre nuestros cerebros

que desde allí en adelante

se limitaron a recordar las épocas previas

a los helicópteros

épocas llenas de esperanzas aquellas

épocas que si bien

hasta que llegaron los helicópteros con su zumbido

que se inflitró hasta siempre

en las estructuras cerebrales de las generaciones posteriores a las nuestras

posteriores a las generaciones anteriores

que intentando llevar a cabo la esperanza

fueron sorprendidos por el ronquido de los helicópteros

 poniéndose término así

a una visión de la vida de la historia y de las cosas

distinta a la llegada de los helicópteros

imponiendo estos

lo que sería denominado por los historiadores venideros

como “el sistema de rodaje de los helicópteros concéntricos”

que no fue otra cosa que

el continuo ir – venir -ir- venir -ir- venir

de los helicópteros

en torno a un mismo círculo bajo el cual

nacieron vivieron y murieron el resto de las generaciones.

¡Buen viaje Erick Pohlhammer!

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