Un espectro camina acongojado por la plaza Brasil. Murmura palabras ininteligibles. Una oscuridad pegajosa lo envuelve. Lleno de un miedo incontrolable transpira y corre desesperado, pero no puede arrancar. Está clavado en el pavimento. Lo van a asaltar… ¡Me voy a morir! Un ruido violento lo salva. Lanza un grito. ¡Qué pesadilla! Las bolas de acero chinas siguen ahí. La delincuencia y los campamentos también.
Tiempos “opacos” para el poder Judicial. Caóticamente opacos para la política y el pueblo ciudadano. Un caos “que viene de la Moneda misma”. Ciega a su vibración caótica y pulsátil. Celulares que se hacen translúcidos, para volverse sospechosamente opacos. Opacos, descubiertos y protegidos por el panóptico digital del control comunicacional económico que todo lo ve. El discurso sombrío del poder y la corrupción como oscuridad visible invisibilizada.
La Moneda “es o está un poco woke”,(confesó dudosa en una entrevista, la filósofa Susan Neiman), con un hábitat sin hogar de un presidente muy woke, pero con un wokismo líquido o débil, sin sustancia. Vive resguardado por un segundo piso con algunas y algunos ministros (as) wokistas identitarios(as) acérrimos (as), reaccionarios y reaccionarias. Estaríamos en tiempos de guerra woke identitaria y monádica, monadas como únicos sustentos cerrados originarias de la realidad y los cambios. En lucha contra un neoliberalismo conservador lleno de “proto fascismos” de izquierdas y derechas polarizados y polarizadores.
La izquierda de hoy parece no ser más que el reflejo de una fragmentación identitaria propia del espíritu de nuestros tiempos. Las esencias y entidades colapsan y ceden paso a un devenir errante, más que a la fijeza y estabilidad. Emergen devenires y procesos con altas probabilidades de inestabilidad fragmentaria caótica favorecidos por sus mismos creadores. Vivimos aún en un tiempo prisionero del devenir y también del “sustrato”. (Lo que subyace en los fundamentos; el ser y las esencias). Nos dirigimos a un tiempo liberado de sus restricciones. Un tiempo “hiper- caótico capaz de crear y destruir incluso el devenir, produciendo sin motivo fijación y movimiento, repetición y creación. Un caos racionalista que paradójicamente es más caótico que cualquier caos anti racionalista” (según el filósofo Quentin Meillasoux).
El tiempo del “peut etre”, (el quizá).
¿Será ese y este el tiempo de la IA? ¿De la post política y la post democracia? ¿Tiempos de monstruos y pesadillas post humanas? ¿Tiempo de un nuevo estallido social? ¿De violencia y muertes? ¿Tiempos de una nueva izquierda? ¿Tiempos de una nueva derecha? ¿De un nuevo “absoluto de la facticidad”? ¿De la realidad sin conciencia humana? ¿De un nuevo realismo sólo materialista? ¿Vivimos en un “Hiper -caos independiente de nuestra subjetividad?” ¿Con un Dios que no existe aún?
“Peut etre”. Podría ser…O puede ser…O pudo ser y no ser… Una pesadilla hiper caótica en un mundo sombrío y lleno de miedo y desesperanza… ¡Alto! ¡No más!
Prefiero terminar con el Filósofo Byung-Chul Han:
“Solo a través de la esperanza recuperaremos una vida que sea algo más que mera supervivencia. Solo la esperanza amplia el horizonte de lo que tiene sentido, lo que vuelve a avivar la vida, a darle alas, a inspirarla, solo la esperanza nos brinda futuro”.
Recomiendo cambiar el nombre de la plaza Brasil, por la plaza Esperanza.
Feliz Pascua de Resurrección.
Citas de Quentin Meillassoux en “Hiper-caos”, y de Byung-Chul Han en “La tonalidad del pensamiento”.