Un murmullo como el aleteo de una mariposa se sentía en toda la habitación…
¿En la habitación… o en mi propio interior? ¡Y de pronto sucedió!
Fue como un estallido, tan violento que me sentí obligado a incorporarme en la cama…
Y una voz cuya procedencia no podía precisar… una voz armoniosa, suave, muy suave,
como un susurro del alma, pero enérgica a la vez, se dejó oír: ‘¡Hombre, conócete a ti
mismo!’. (extracto de las palabrasde Galté en el libro titulado Pensar- sentir y actuar equilibradamente, uno de los pocos, si no el único texto escrito que no tiene estricta relación con su profesión en el derecho)
Era muy niña cuando escuché hablar de Galté a mi tío abuelo Eduardo Chiorrini, entusiasta de la parasicología y junto al cual había fundado la Sociedad Chilena de Parapsicología el año 1962. Era niña, pero bebía las palabras que surgían de la boca de este tío misterioso, enjuto y erudito que casi no se alimentaba más que de café, cigarrillos y libros y que por regalo, siempre nos llevaba un libro usado especialmente elegido para cada uno de sus sobrinos. Era abogado, filósofo de la Universidad Católica, uno de los maestros de más alto grado en la masonería y dictaba charlas en innumerables lugares sobre temas parapsicológicos como la telepatía, telekinesis y otras tantas que se me han olvidado. No hablaba de fenómenos mágicos sino de hechos paranormales con una explicación científica del por qué sucedían. Las audiencias lo escuchaban embobadas y más aún, cuando sabían de su estrecha relación con Jaime Galté, el abogado, el médium más famoso de Chile y cuya fama trascendió las fronteras. Galté, el serio y docto abogado, integrante de la élite chilena y que fue consultado por personajes tan disímiles de nuestro país como Carlos Ibáñez del Campo o Salvador Allende Gossens.
Jaime Galté, el abogado, el médium más famoso de Chile y cuya fama trascendió las fronteras.
Galté, nació un 24 de mayo de 1903, fue profesor titular de derecho procesal en la Universidad de Chile entre los años 1942 y 1962, y obtuvo el título de profesor
Extraordinario. Se incorporó a la Francmasonería en 1937, recibiendo la Luz masónica en la Logia “Deber y Constancia” N°7. Obtuvo el grado de Maestro Masón y contribuyó a la creación de la Logia Prometeo, de la que fue miembro hasta el 1 de noviembre de 1965, día en que desgastado por su oficio de médium murió, hace 55 años. Recién había cumplido 62 años.
De cierta manera, en la vida de Galté -como asevera Sergio Salinas, su biógrafo- “se encarnaron dos espíritus que sintetizan lo mejor de la ciencia (Dr. Halfanne) y lo mejor de la espiritualidad (Mr. Lowe)”. Pero la vida de Galté es una síntesis de lo mejor de ambos mundos concordando en un principio básico: el humanismo. Su capacidad innata de médium le permitió “transmitir” en su cuerpo a dos espíritus, Halfanne y el maestro Lowe, un filósofo y humanista que, con sus mensajes deleitaba a los miembros de la Sociedad Chilena de Parapsicología que se reunían todos los domingos a estudiar los fenómenos extrasensoriales. Testigos de aquello aseguran que la voz que salía por la boca de Galté era muy extraña y de marcado acento británico.
Jaime Galté comenzó a tener las primeras canalizaciones de Mr. Lowe en el año 1927, y lo que le sucedió lo resumió como “los fenómenos que me corresponde protagonizar, los siento, los veo, los sufro, pero no los puedo explicar. Son para mí incomprensibles”.
Jaime Galté entraba en trance y se “convertía” en el doctor Halfanne, escribía con una letra distinta a la suya y firmaba las recetas como si fuera el otro. Lo increíble es que la mayoría de las veces sus diagnósticos eran certeros. En una oportunidad le prescribió a un paciente unas vacunas en etapas de experimentación en el Instituto Pasteur de Francia y en otra, como en el caso de una tía de Michelle Bachelet, prescribió sulfas que todavía no existían en Chile.
Galté atendía gratuitamente a cualquiera que le solicitase los servicios y nunca negó su ayuda a nadie, ni aun gravemente enfermo al final de sus días. Después de unos años, Galté podía trabajar mediumnicamente a distancia. Recibía el nombre de la persona enferma y sus síntomas. Se desdoblaba y se dirigía en espíritu, a la casa del paciente, acompañado del Dr. Eric Halfanne, quien era obviamente quien hacía las curas. El fallecido escritor chileno Miguel Serrano también acudió una vez a Galté por una parálisis psicosomática y, una vez tratado, su mal desapareció. Se dice que Serrano intentó agradecerle a Galté por sus servicios, ya que lo vio venir, pero éste desapareció de su vista en la habitación. El hecho comprobado es que en ese mismo momento Galté se encontraba a muchos kilómetros de distancia.
Galté atendía gratuitamente a cualquiera que le solicitase los servicios y nunca negó su ayuda a nadie, ni aun gravemente enfermo al final de sus días.
Entre las anécdotas más interesantes de Galté está la relacionada con el naufragio del Itata que ocurrió a cientos de kilómetros de distancia de Santiago y sobre el cual tuvo un sueño donde un tripulante le informaba dónde estaban ciertos bienes que deseaba tuviera su viuda. Galté siguió las indicaciones y pudo orientar a esa mujer. Hay que recordar que en esos tiempos las comunicaciones no son lo que conocemos hoy y que cuando él supo estos hechos, nadie los conocía aún en Valparaíso o Santiago.
Muchos testigos aseguran que no sólo el espíritu del doctor Halfanne se encarnó en Galté, pues a veces, cuando éste entraba en trance se sentaba al piano y tocaba con verdadera maestría obras de Chopin, pese a que no sabía tocar instrumento alguno. También se dice que pintaba y tenía visiones proféticas del futuro.
se sentaba al piano y tocaba con verdadera maestría obras de Chopin, pese a que no sabía tocar instrumento alguno.
Según Miguel Serrano, Jaime Galté no era un ser convencional, sino que un “mutante”, es decir, “personajes que nacen adelantados a su tiempo con uno o más órganos psíquicos que el resto de la Humanidad. En la evolución ellos se anticipan en siglos. Sirven tal vez, de algún misterioso modo, al avance del conjunto. A lo mejor ellos pertenecen a una Humanidad diferente. También es posible que haya más de una Humanidad.” Pero ésta no deja de ser una teoría de Serrano.
Se cuenta que cada vez que Jaime Galté entraba en trance, sufría un gran desgaste físico y emocional, lo que fue haciendo mella en su organismo. Pese a que no sentía dolencia alguna, una vez el doctor Eric Halfanne le anunció que sufriría una enfermedad incurable: cáncer. Galté guardó el secreto de su mortal enfermedad y sólo lo anunció cuando llegó el día de su muerte, el 1 de noviembre de 1965: “Hoy es el día”, les dijo a sus cercanos.
Se cuenta que cada vez que Jaime Galté entraba en trance, sufría un gran desgaste físico y emocional, lo que fue haciendo mella en su organismo.
Sin duda alguna Galté fue un personaje que marcó toda una generación en Chile y se puede discutir incansablemente acerca de cuán ciertas o no fueron sus “encarnaciones”. Sin duda, los escépticos dirán que nada de esto es posible, pero es indudable que uno no puede evitar preguntarse ¿Y si fuera cierto? Como en el título del documental que Silvio Caiozzi realizó sobre su vida. Porque lo único cierto es que todos morimos algún día y que las preguntas que nos planteamos sobre qué sucede después de la muerte, solo son respondidas por hipótesis o más interrogantes y la posibilidad de que alguien como Galté haya sido “puente” con ese mundo desconocido no dejará nunca de interesarnos.
Sin duda, los escépticos dirán que nada de esto es posible, pero es indudable que uno no puede evitar preguntarse ¿Y si fuera cierto? Como en el título del documental que Silvio Caiozzi realizó sobre su vida.
3 comments
Me interesa mucho la parapsicología , el artículo sobre Galtes, muy interesante! Había leído y sabía de él !
Me encanto
Que interesante me fascinan esos temas