La bella y la bestia. Gioconda Belli y Daniel Ortega.

por Cristina Wormull Chiorrini

¡Ah, Nicaragua
vos sos mi hombre
con nombre de mujer!
Me gustás.
Me gustás en toda tu extensión de selva,
de valle y montaña.
Me gusta tu calor y cómo reverbera el sol en tus caminos.
Me gusta tu enorme pecho verde y erizado
donde oigo tronar magma y volcanes.
Me gusta el rubor que respira tu cielo
cuando llueve y empapa.
Me gusta esa manera en que me has poseído,
llenándome de grama, de dolor y de risa
de los pies hasta el pelo.
Estoy enamorada de vos,
perdidamente enamorada
y si te he dejado no es por mucho tiempo,
no es para olvidarme de limas y cadenas,
no es para olvidar lo que no hay que olvidar.
¡Yo estoy con vos, mi Nicaragua
                                             mi hombre
                                             con nombre de mujer.


La lluvia ansiada ha llegado y esperándola cavilaba sobre la extraordinaria poeta y escritora nicaragüense Gioconda Belli merecedora de múltiples reconocimientos en su país y el mundo. Concentrada ahora en una dura confrontación al megalómano (trastorno de la personalidad, caracterizado porque la persona tiene ideas de grandeza, y miente, manipula o exagera algunas situaciones o a las personas, a fin de conseguir sus objetivos) Daniel Ortega y su mujer/bruja Rosario Murillo, los gobernantes de Nicaragua que, a través de 7 períodos presidenciales, han llegado a ser los dictadores, los nuevos colonizadores del país, como los llamó en un artículo reciente la poeta que, junto a otros tremendos representantes de la lucha por reconquistar la democracia, se encuentran actualmente en el exilio.

Gioconda Belli quien publicó sus primeros poemas en 1970 y apenas dos años después obtuvo el Premio de Poesía “Mariano Fiallos Gil”, el más prestigioso de su país, por su poemario Sobre la grama, inició así una extensa carrera literaria que ha acumulado publicaciones y reconocimientos a través del mundo transformándose en una de las escritoras de habla hispana más leída en Europa y las Américas.

Gioconda Belli, militante por 24 años del Frente Sandinista de Liberación Nacional durante su lucha contra la dictadura de Somoza, fue mensajera clandestina, transportó armas, viajó por el mundo obteniendo recursos y divulgando la lucha sandinista; y fue integrante de la Comisión Político-Diplomática. Durante años, se exilió en México y Costa Rica y participo en el gobierno de los sandinistas hasta que se retiró en 1994 por serias discrepancias con la conducción. 

Sin embargo, para Belli, este último tiempo ha sido tanto o más duro que aquel de la lucha contra Somoza, también para todo aquel que se oponga a la continuidad del gobierno de Ortega. Éste prácticamente ha eliminado, ya sea acosando o encarcelando, a todo aquel que pueda representar la más mínima amenaza a su gobierno, con excusas del todo inverosímiles para la opinión nacional e internacional.  Es más, Gioconda Belli, presidenta del Centro Pen Nicaragua se vio obligada a salir fuera del país y a “dormir” a la institución para evitar la persecución de sus integrantes.

Lo anterior no ha sido obstáculo para que Belli siga escribiendo y denunciando los horrores que están ocurriendo en Nicaragua y desenmascarando ante las audiencias la verdadera personalidad de Ortega: «Daniel Ortega nunca fue lo que parece que fue. Era un personaje torvo, hosco, no hablaba mucho. Lo pusieron como dirigente de la Junta de Gobierno porque era donde amenazaba menos a los miembros de esa Junta, que tenían unos egos bastante grandes. Buscaron a una persona que pudiera garantizar que no se iba a quedar con el poder; lo que es la ironía de la vida». Esta declaración de Gioconda Belli me recuerda a ese otro mediocre personaje, dictador de Chile:  Augusto Pinochet Ugarte, de quien nada se temía porque no se le creía capaz y, sin embargo, otra ironía de la vida, ya vimos el régimen del horror que impuso a sangre y fuego.

Ortega y Murillo, la pareja del horror

En el marco de esta persecución desatada por Ortega hacia sus oponentes, hace dos años la policía ocupó y clausuró el canal de televisión 100% Noticias. El edificio fue confiscado por el gobierno, pero el medio sigue funcionando en todas sus plataformas digitales. Hace pocos días, la policía allanó el diario La Prensa, mediante un sorpresivo despliegue que involucró a media docena de patrullas y numerosos efectivos antimotines, que cortaron el servicio de Internet y energía eléctrica en sus instalaciones. A los periodistas y trabajadores que se encontraban en el edificio se les prohibió usar sus celulares. La policía informó que investiga al diario por “defraudación aduanera y lavado de dinero, bienes y activos en perjuicio del estado de Nicaragua y la sociedad nicaragüense”. Los mismos cargos le fueron imputados al gerente general de La Prensa, Juan Lorenzo Holmann Chamorro, quien fue trasladado en la madrugada del sábado 14 a la sede de la Dirección de Auxilio Judicial (fuente: Ojo en Nicaragua). Y estos son solo dos ejemplos para ilustrar la situación de los medios perseguidos y acorralados por Ortega.

Los principales medios de comunicación de Nicaragua han eliminado la firma de sus periodistas en los artículos para protegerlos ya que son numerosos los perseguidos, encarcelados o que han tenido que optar por el exilio para resguardar sus vidas.  Varios miembros de la familia Chamorro, incluido Juan Sebastián Chamorro, aspirante presidencial han sufrido una represión desembozada, al igual que todos los candidatos que pudieran tener alguna opción en las próximas elecciones de noviembre donde Ortega se presenta por octava vez y sin competencial real a ser reelegido como presidente ya que antes de oficializar su candidatura -reafirmando de hecho la reelección indefinida- Ortega ordenó la detención de 31 líderes opositores.  Entre ellos se encontraban los siete precandidatos presidenciales con más fuerza para competir con el mandatario y su esposa.

“los precandidatos que habían acordado correr sin dividir el voto están desaparecidos, exiliados o bloqueados… entonces no podemos hablar de elecciones cuando la oposición está secuestrada”. (Victoria Cárdenas, esposa del economista y opositor encarcelado Juan Sebastián Chamorro)

Gioconda Belli vive autoexiliada desde hace meses en Estados Unidos y no volverá a Nicaragua ya que es probable que la detengan bajo la acusación de traición a la patria y se ha convertido así en una voz que clama en el desierto denunciando una y otra vez los abusos de Ortega y Murillo, amén de las desquiciadas declaraciones que hace la vicepresidenta Rosario Murillo, como portavoz de Ortega, ya que éste no habla en público.  Así nos impactamos con la rimbombante declaración y decreto que impide que los nicaragüenses puedan ser premiados en países extranjeros sin consultar previamente a las autoridades de Nicaragua … De no creerlo, puro realismo mágico y sería cómico de no ser tan feroz la imposición.

«No hay nada de izquierda en el gobierno de Daniel Ortega»
Gioconda Belli

Gioconda Belli quien publicó en 1988 su primera novela, La Mujer Habitada, la historia de una mujer que vuelve a su país y encuentra tanto el amor como la lucha por la libertad y por la que obtuvo el Premio Anna Seghers de la Academia de las Artes de Alemania y a la que  en 2018 PEN International le otorgó el galardón alemán Hermann Kesten por su compromiso con los derechos de la mujer y la justicia social, y  un año más tarde distinguirla con el premio Oxfam-Novib PEN Internacional por la libertad de expresión, ha tenido el coraje de seguir peleando contra Ortega con grandes costos.

Su lucha ha sido y será larga, pero su voz femenina es de una fuerza que traspasa fronteras y se ha instalado como la mayor defensora del pueblo nicaragüense bajo el dominio de Daniel Ortega otrora un revolucionario, luchador contra una de las dictaduras más sanguinarias de nuestra América, como fue la de Somoza, pero que ha devenido en un dictador tanto o más cruel que aquel a quien combatió y derrotó.  Quizás le convendría recordar que por más que se intente acallar las voces que claman justicia, más tarde que temprano, resurgen con fuerza y que su poder llegará a un final que, habitualmente no es generoso con los dictadores.

Gioconda Belli ganó en 2008 el Premio Biblioteca Breve de Novela por “El infinito en la palma de la mano” y el pasado año, el Jaime Gil de Biedma de Poesía por “El pez rojo que nada en el pecho”.

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2 comments

Maria+del+Pilar+Clemente agosto 19, 2021 - 8:37 pm

Fuerte historia, bello poema y una gran poeta. Gracias Cristina.

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Ana María Vieira agosto 21, 2021 - 4:13 am

Admiro a Gioconda Belli por su obra y su personalidad. Gracias Cristina por traerla a este espacio con tu pluma versátil y aguda.
El poema que citas al comienzo es bellísimo y refleja la tragedia del pueblo nicaragüense y la fuerza del amor sin límites de la autora

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