Cuando un país se reduce a un Estado Policial y el miedo es el que rige las políticas de Hacienda en el descontento, ese país está destinado a rendirse a su crecimiento y a morir de sombras. “La muerte es un trámite”, escribe Diego Muñoz Valenzuela en su última novela. La democracia y el buen vivir mueren de mudez y desencanto.
Eso dicen los noticieros, aunque los portonazos sean menos y las cárceles alcancen su récord de hospedaje en 50 mil delincuentes. Los políticos ponen todas sus fichas a más policías y algunos se atreven a apostar al Estado de Sitio.
Los resultados de las últimas elecciones explican el mal vivir y la desazón. Se cierran las calles del pensamiento y de las ideas. Se prohíbe soñar y menos reivindicar lo que hasta ayer eran mejores pensiones. Con equivocaciones de izquierdas y de derechas se canta la Dulce Patria. “¡Más carabineros!” responde el coro oficial, como interpela la obra “Utopías demodé” de la compañía teatral Ártica y las Magnéticas en su cantata de ironía al país.
La esperanza pareciera que es lo primero que se pierde.
Entonces, Federico García Lorca inaugura una Biblioteca en septiembre del año 1931 en Fuente Vaqueros, Granada. En un acto republicano y fundacional nos explica dónde amanece: “Cultura, porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz. No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan, sino que pediría medio pan y un libro”.
“Como Corporación Letras de Chile – le replican los escritores y las escritoras – creemos en el valor de las palabras y en que un mundo mejor es posible, en el que primen la igualdad y la inclusión, donde las ideas diferentes aporten al crecimiento global y no a la eliminación de quienes piensan distinto, donde el respeto a los derechos humanos y al entorno vital sea parte central de la vida”… en una invitación a volver a los mil días en el corazón, haciendo referencia a la conmemoración de los 50 años del Golpe.
A lo que Lorca responde: “Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social”.
“Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, -arremete el poeta- que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?
A lo que responde David Hevia, presidente de la Sociedad de Escritores, SECH: “Espero sinceramente que las autoridades lean este texto… el Informe Estadístico ISBN 2022, que acaba de aparecer, muestra que si el número de libros publicados en 2021 ya era por sí mismo miserable, con apenas 8.531 obras para todo el período, las cosas siempre pueden ser peor, bajando ahora a 8.288… los títulos de literatura caen 11,26%, y que, en ese marco, la baja en narrativa es de 6,7%, mientras que en ensayo el revés es de 14,5% y en poesía el declive es de 30,3%…La tragedia es mayúscula en otros frentes estratégicos. Así, los títulos de filosofía publicados caen un 22,7% respecto del año anterior, al tiempo que los de ciencias puras se hunden un 15,8%, seguidos de cerca por los de educación, donde el descenso es de 13,6%”.
“¿Hablemos de descentralización? El 78,4% de los registros corresponde a la Región Metropolitana. ¿Hablemos de concentración? Dos editoriales acaparan 1.225 títulos publicados; los ministerios de Educación y las Culturas, las Artes y el Patrimonio, en cambio, no suman más que 68… ¿Hablemos de la inclusión, ya que tanto se menciona el concepto en los discursos de unos y otros? Libros publicados en Braille durante 2022: 1”. (Sí. Leyó bien: uno). Por mientras en Francia, en el mismo periodo, se vendieron 335,5 millones de ejemplares.
“¡Libros! ¡Libros! -grita Lorca desde Fuente Vaqueros– Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: ‘amor, amor’, y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras”.
Lo que Chile necesita es construir una solución a sus problemas a través de la construcción de un Estado Cultural, que no se hará, por cierto, en este gobierno. No obstante, en este gobierno debiera comenzar su fundación.
Por de pronto, se debe escuchar a las voces de los trabajadores de la cultura, las demandas de las comunidades de los territorios, de las pymes de las artes y de los patrimonios. Terminar con el fastidio de la concursabilidad ministerial y de las asignaciones millonarias a “corporaciones sin fines de lucro” donde el Estado no puede realizar siquiera auditorías. Terminar con el centro de la injusticia, del rol de la subsidiaridad en la solución de los problemas de la organización y la difusión cultural.
Las Artes, las Culturas y los Patrimonios son espacios de encuentros de todos los chilenos, que no puede articular -convocar- ningún Estado Policial.
La oportunidad está en organizar un Tren de la Cultura -como lo propuso una actriz del Teatro El Riel- para conmemorar los 50 años del Golpe Militar. Un imaginario con las actividades de miles de organizaciones de cada barrio, de cada ciudad, de cada organización social. Que cada población levante una estación imaginaria con la belleza de las bordadoras, serigrafistas, de los cantores y cantoras, de los teatristas, de los escritores leyendo en casa de los vecinos, como sucede en el Barrio Yungay. Un tren que tengan muchas estaciones de un Chile Cultural.
“Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, -señala Lorca– uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: ‘Cultura’. Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz. Y no olvidéis que lo primero de todo es la luz”.
Al cierre de esta edición, la noticia deja perplejo a la audiencia nacional: El Ministerio de las Culturas, las Artes y los Patrimonios renunciaría a dar su Cuenta Pública por temor a que sus propios trabajadores protestarían en contra de las autoridades de dicha entidad. Pareciera que alguien apaga la luz.
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Excelente y triste a la vez