La resaca empozada en el alma de la política

por Antonio Ostornol

Hay momentos en la vida de nuestra política donde pareciera que, como escribió el gran poeta peruano, César Vallejo, “la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma…”. Cuando escucho a las distintas dirigencias, más o menos de derecha o más o menos de izquierda, referirse a los acontecimientos de las diversas coyunturas que enfrentamos como país, me queda la impresión de que están muy dolidos, que han acumulado demasiadas afrentas, que han vivido permanentemente agredidos y que todo lo sufrido debe ser cobrado siempre, en cualquier momento y circunstancias. Sé que las generalizaciones son injustas y distorsionan la realidad. Pero un resumen rápido de las posiciones asumidas por los distintos sectores y verbalizadas por sus principales representantes (de preferencia parlamentarios) pareciera darme la razón. Y la pregunta esencial que se levanta es una sola: ¿se puede hacer política desde la “resaca empozada en el alma”?

Después de un verano caliente, donde la temperatura fue mucho más que el simple registro de los termómetros y la tragedia de unos incendios que año a año nos acercan sin clemencia a la imagen del infierno, y un verano asesino, donde hubo crímenes de la más diversas categorías, vale la pena detenerse en lo que algunos investigadores sociales describirían como la “respuesta espontánea de los sujetos frente al estímulo”. En este caso, los sujetos serán representantes políticos y los estímulos, dos de los principales acontecimientos del verano: los incendios en la región de Valparaíso, y el secuestro y asesinato del teniente venezolano.

 

Más allá de la catástrofe, que debe ser investigada a fondo, rápidamente en algunos sectores de la izquierda empezó a circular la tesis del incendio premeditado con fines perversos. En la cosmogonía izquierdista, la conspiración solo podía estar motivada por los intereses espurios de los grandes grupos inmobiliarios que necesitaban a cualquier costo limpiar de tomas las quebradas de Viña para apropiarse de dichos suelos. Por supuesto, más allá de que la inmensa mayoría de los incendios forestales son obra humana, intencional o accidental, el único argumento de fondo es la “lógica del beneficiado”, es decir, imaginar quien obtendrá beneficios de un acontecimiento de esta naturaleza. Y en este caso, como ya “se sabe” que el capitalismo es depredador, la conclusión es obvia: tiene que haber habido una conspiración inmobiliaria para obtener terrenos en forma trucha. De esta manera, la creencia se ajusta al diseño teórico de una sociedad capitalista.

Este mismo hecho, visto desde una perspectiva de derecha, se centraba en la inoperancia de un estado que, por añadidura, en estos días se encuentra dirigido por movimientos políticos jóvenes, que viven fuera de la realidad, que nunca le han trabajado a nadie y que no conocen el valor del esfuerzo para alcanzar los logros en la vida. Bajo esta caricatura, ciertamente se asume que están desconectados del mundo real y viven en el imaginario de sus propias ideologías. Incluso hubo quienes decidieron presentar querellas contra ciertas autoridades públicas solo a días de haber ocurrido la tragedia, cuando sobre la realidad solo había conjeturas y la gran mayoría del país estaba convocado a un gran acto de solidaridad. Al igual que con las teorías conspirativas que mencione un poco antes, en estas opiniones y acciones lo que primaba era el encuadrar la realidad a un cierto diagnóstico de lo que se cree dañaría al gobierno y a quienes lo apoyan.

En ambas teorías, la realidad se reduce a su mínima expresión. A pesar de que los expertos han explicado muchas veces el carácter multivariado de una tragedia como esta, a quienes desde la política se hacen eco de las teorías conspirativas pareciera no importarles el déficit habitacional, el crecimiento inorgánico de las ciudades, la violencia del cambio climático que produce eventos catastróficos cada vez más intensos y frecuentes, la falta de recursos del estado al cual se le niega sistemáticamente posibilidades de mayor recaudación de impuestos, los diez años de estancamiento en el crecimiento económico del país con una fuerte caída de la productividad. Se levantan las críticas como si no hubiese habido un estallido social del cual ningún actor político puede hacerse el “pan de huevo”, como si no hubiésemos vivido una pandemia ni hubiésemos tenido una serie de retiros desde la AFP que nos condujeron a vivir dos años de inflación como no la vivíamos hace décadas y un ajuste acelerado de la economía. ¿Los dirigentes de los diversos partidos políticos del país no ponen sobre la mesa estas realidades y no les piden a sus cuadros técnicos que los ilustren respecto a estos fenómenos? De verdad, ¿les importa resolver el problema y proveer un mejor país a los chilenos? ¿O solo tienen sobre la mesa el escenario que más daña a sus adversarios?

En el caso del secuestro y homicidio del teniente Ojeda, podríamos hacer un análisis similar. La derecha se movió en dos direcciones: una, culpabilizar al gobierno de la situación, llegando a insinuar que gracias al pacto que el subsecretario Monsalve firmó con su contraparte venezolana para reglar el tema migratorio, el gobierno chileno le habría provisto al venezolano la información necesaria para que pudiese ubicar al opositor político refugiado en Chile y secuestrarlo; y, por otra parte, comenzó a denunciar que nuestro gobierno ocultaba información al no informar acerca de la investigación que la Fiscalía y las policías llevaban adelante. Por supuesto, todo lo afirmado por diversos personeros de la derecha no tiene ningún asidero en información sustantiva y solo obedece al impulso irrefrenable de aprovechar cualquier coyuntura para golpear al gobierno. Poco o nada importa resolver este crimen, identificar a sus verdaderos responsables y hacer justicia. Más importante es utilizar el momento para ganar unos pocos puntos políticos.

Desde la otra vereda, que en este caso estuvo bastante aterrizada, solo se escucharon algunas voces fugaces y débiles en el sentido de que este secuestro (todavía no se sabía del asesinato) podría estar digitado desde muy al norte, o sea, desde la CIA y el gobierno norteamericano. ¿Defender al régimen de Maduro como gato de espaldas o cuadrar la información con el dogma de la perversidad del imperio? Lo que está claro es que estas teorías se construían desde un prejuicio al cual debían rendirle culto: solo los afanes de desprestigiar a Venezuela podían explicar este hecho. ¿Qué fue, exactamente, lo que pasó? Al día de hoy no lo sabemos. Sería mejor profundizar en las investigaciones, hacerlas todo lo profesional que nuestros recursos lo permitan y luego, con los antecedentes en la mano, imputar las responsabilidades. 

Eso sería bueno para Chile, para nuestra convivencia, para nuestra sociedad. Pero siento que buena parte de nuestras dirigencias políticas siguen ancladas a una resaca que les ha empozado el alma. Unos porque no tenían lugar en la política y tuvieron que abrirse paso a codazos, esgrimiendo argumentos espurios que con el tiempo les ha resultado cada vez más difícil sustentar; otros, porque su gobierno de mayoría, con las gerencias a tope en el gobierno, fue uno de los más catastróficos de nuestra historia recientísima; algunos porque fueron desplazados y sus años de gloria ya no le importan a nadie; y todavía están aquellos que se quedaron anclados en un pasado que para la mayoría de los chilenos les parece prehistórico, y que ellos siguen nostalgiando, ya sea porque en el fondo de sus corazones honran al general asesino y su obra, o porque sobreviven creyendo que aún las utopías son realizables.

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5 comments

Elisa Neumann marzo 8, 2024 - 10:12 pm

Interesante y agudo comentario…solo decir que si bien algo de aquello está en la izquierda, la reacción más odiosa y venenosa viene de la derecha …

Si hay que investigar, pero es sabido que los incendios forestales se han reducido drásticamente cuando se prohíbe construir en territorios siniestrados. Ley que se rechazo con el apoyo unánime de la derecha. Incluido el voto de Pamela Jiles, que usufructa de su detención y vota siempre con la derecha.

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Patricia Requena Gilabert marzo 9, 2024 - 1:38 am

Hola compañero.. acabo de leer el artículo y me parece de primeras, una mirada cercana a lo que pienso, en cuanto a los » líderes». Andan dando vueltas y vueltas sobren .. con cambios de jugada, de jugadores. y todo para quedar en cero.. empatados… Y todo por ese empozamiento… que creo, no solo del alma sino de las capacidades de pensar con perspectiva y sentido de comunidad.. Ya solo priman.. el «como voy».
Nunca creí que haría está generalización.. («todos»)… pero como la élite es la que está en el poder político, claro, vale ese «todos». Patético resultado que nos ayudas a hacer con tu análisis. Gracias… .

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Patricio marzo 9, 2024 - 1:54 am

Bastante real el análisis de nuestro Chile actual.
Me parece muy acertado que surjan comentarios por esta red democrática y progresista que instala Toño
Sobretodo ahora carentes de medios de nuestras posiciones políticas.
.

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Luis Prato marzo 9, 2024 - 12:10 pm

Muchas gracias Sr. Ostornol por tan lucido análisis. Leer su columna siempre es una posibilidad de repensar nuestra realidad que la mayoría de las veces es difícil de comprender. Se agradece tan cuidada escritura y aquilatado punto de vista.

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Patricia Hidalgo marzo 11, 2024 - 10:59 pm

Buena reflexión y aguda mirada. Gracias Antonio, aporta a enriquecer nuestra visión de la actualidad.

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