El oráculo y los líderes de opinión.
Hace unos días, un par de septuagenarios se preguntaban en un café de Ñuñoa, si en la televisión chilena había -como antes- líderes de opinión. En ese instante recordé que cuando adolescente veía un programa que daban los domingos en la noche: “A esta hora se improvisa” conducido por Jaime Celedón y donde participaban, entre otros, José Tohá, Claudio Orrego y Jaime Guzmán. Tres personas que, a pesar de dimes y diretes, nadie puede negar que eran líderes de opinión.
El primero de ellos fue asesinado por el Ejército en el Hospital Militar, el segundo murió de una enfermedad en los años 80 y el tercero fue baleado por un grupo de extrema izquierda, a la salida del Campus Oriente de la UC.
Han pasado los años – 50 para ser exactos – y estos 3 personajes siguen siendo parte de la discusión política. La hija de uno de ellos es ministra del Interior, el hijo de otro es gobernador de la Región Metropolitana y los hijos del tercero han ocupado importantes cargos en el aparato público durante la dictadura y también en democracia (Recordemos que Coloma es presidente del Senado)
En esos años la TV era un oráculo y no era raro escuchar a diversas personas decir, como último argumento para desarrollar sus ideas, “la tele dijo”. La TV era parte del inconsciente colectivo.
Eso ha persistido años y, durante largo tiempo, hemos visto personajes representativos de nuestros días, icónicos héroes que se transformaron en habitantes de nuestra vida cotidiana. ¿Quién no conoció a un Compadre Moncho, una Pía Correa, una Gertrudis y un Don Goyo?
El filósofo Humberto Giannini dice que será con los iconos de la cotidianidad con lo que nos estudiarán los arqueólogos del futuro
Quedé intrigado con el misterio de mis vecinos de mesa, sin embargo, ellos se fueron y no pude escuchar su respuesta. La pregunta quedó instalada en mis sesos y mollera y, con el pasar de los días, sigo pensando una respuesta.
Preguntas colaterales
La pregunta original, como siempre, tiene interrogaciones asociadas o secundarias. La primera de ellas es: ¿Qué es un líder de opinión? Revisando la Internet, descubro varias definiciones. Entre las que me aparece está la de Paul Félix Lazarsfeld, (1901-1976) físico y matemático austriaco que dice:
Es una persona u organización que tiene la capacidad de ejercer influencia sobre las actitudes o la conducta de otros individuos, en virtud de que es percibido como una autoridad o una fuente confiable de información, noticias, o reflexiones; y cuyos puntos de vista son tomados como modelo por un grupo social o una comunidad en particular.
El mismo autor continúa:
No se debe confundir a los líderes de opinión con aquellas personas que ejercen cargos o puestos de cabecilla (tales como jefes de empresa o jefes de Estado), ya que estos tienen un poder sobre sus subordinados.
Luego de esta definición, cabrá preguntarse, si el problema es que en Chile no hay líderes de opinión o no hay opinión. Siempre es más fácil decir que no hay opinión, que todos los demás son ignorantes y nada de lo que ellos digan es importante. Las cosas no son así, basta pararse en la cola de SAPU, un supermercado o un banco para darse cuenta que opinión no nos falta. Ahora bien, son muchos los que prefieren que esa opinión no se perciba. ¿No vaya a ser cosa que la escuchen y la crean?
Debido a lo anterior, aparece otra pregunta en la investigación: ¿Cómo se enfoca esa opinión? Ese trabajo es más concienzudo y requiere de una estrategia comunicativa.
Antes de responder estas preguntas, no debemos olvidar que los pobres aparecen en la TV sólo en las noticias de delincuencia, catástrofes o en los concursos de programas generosos.
Todo vale
Respecto de estrategias comunicativas, conviene revisar la televisión abierta y ver sus estrategias que, entre otras cosas, no tienen nada de nuevas. El mejor ejemplo de manipulación comunicativa es lo ocurrido con la Teletón. En un país completamente dividido, con servicios de seguridad deteniendo y torturando a opositores, el animador más popular de Chile nos une a todos para apoyar a los niños discapacitados. (El fin justifica los medios, decía Maquiavello) Hoy la Teletón sigue, miles de niños han alcanzado movilidad y Don Francisco ha tenido el apoyo desde Pinochet hasta Boric.
Hoy la manipulación continúa y su objetivo no es unir a un país fracturado (Ojo: no es que Chile no lo esté) De hecho dos canales de televisión, están enfocados en una lucha de reality. ¿Cuál de los dos ganará? Pregunta fundamental, mucho más importante que anticipar el resultado del plebiscito de diciembre (Hay que reconocer que este proceso plebiscitario también se ha transformado en un reality) Respecto a la lucha televisiva un periodista lleva a su programa una noticia exclusiva micho más importante que Hamas y Netanyahu juntos. La reseña dice: “a una conocida animadora e influencer le van a pagar $20.000.000 mensuales por participar en dicho programa” El mensaje es claro, si quieres ser exitosa y ganar millones debes trabajar en televisión y participar en programas con alto rating.
Estas pericias comunicacionales han llevado a la pantalla a personajes que se creen líderes de opinión y hacen cualquier cosa para ser famosas o famosos. Un periodista se metió hasta la cintura en un pozo de agua servida para demostrar su empatía y mostrar que solidarizaba con los pobres. No importa preguntarse dónde se construyen las casas de los más necesitados, lo transcendental es conseguir rating.
El lugar común se apodera de nuestras pantallas y se puede decir cualquier cosa, para conseguir un par de minutos de exposición. Una periodista de cobertura nacional, luego de mostrar a un menor de 5 años colgando de un 4to piso, concluye que había que cuidar a los niños. Jamás se preguntó qué cuidados puede tener ese niño que vive con su mamá y sus hermanos en un departamento de 2x 2 y cuál es el sistema al que puede recurrir una madre pobre en una comuna pobre. La culpa siempre será de la madre.
¿No sería mejor que la TV ofreciera cursos de planificación familiar y/o educación sexual?
La TV ha transformado en rostro a un periodista que debió huir del país por estafar a varios y hacerse el leso con la pensión alimenticia -lo mismo que un candidato que obtuvo cerca de 900.000 votos en la última presidencial – mientras en otro canal se luce cierta exalcaldesa que se gastó plata de educación en peluches.
Nos quieren convencer de que lo importante es saber si tal futbolista tuvo o no tuvo relaciones con tal modelo o si es verdad o mentira que se vio a un cantante en un motel todo el fin de semana con una promotora de bikinis.
El problema parece ser que eso es, realmente, lo que importa.
Conclusión.
Es cierto que hoy la TV no es el MCM más relevante. Las redes sociales entregan, a cada minuto, informaciones que se expanden de inmediato. Basta que alguien diga que Chile será sede del mundial 2030, para que reinventemos el Rock del mundial (Hoy sería el rap del mundial)
De estas redes no debemos olvidar que Umberto Eco, lamentó que Twitter y Facebook permitan que la opinión de los «necios» tenga relevancia en la opinión pública. El escritor y pensador italiano arremetió contra las redes sociales, pues considera que estas le dan espacio a «legiones de idiotas«.
Luego de formularme varias veces las preguntas, me confirmo una vez más que la televisión es el reflejo del país y que, por lo tanto, debo correr donde estén los septuagenarios vecinos de mesa para darles un listado de líderes de opinión.