El próximo año 2024 se cumplirán 70 años del estreno de la obra “Noche de Reyes” de William Shakespeare, con guion de León Felipe, montada por el Teatro Experimental de la Universidad de Chile, en la Sala Antonio Varas. Fue su primer estreno. Desde aquel entonces, el teatro de Morandé 25 iba a cobijar al primer elenco universitario hasta estos días. Desde ese entonces, ha sido el espacio de lo que es hoy el Teatro Nacional Chileno (TNCh). Así de importante es para la cultura nacional.
En mi memoria de niño, de la “Noche de Reyes”, solo guardo la imagen de “mi tío” Roberto Parada vestido con un colorido ropaje medieval, (que a mis ojos era un militar) en una amena conversación con mi padre en el pasillo del pasaje del Banco Estado, propietario del Antonio Varas. Nunca entendí, hasta años después, que algo importante tenían que hablar por el apuro del tío Roberto para volver a escena.
De esa jornada fundacional estaban en el escenario grandes teatristas como Jorge Lillo Humberto Duvachelle, Agustín Siré, María Maluenda, Rubén Sotoconil, entre otros, en un elenco de más de una veintena de actrices y actores. En escena ya se asomaban jóvenes promesas como Shenda Román, Mario Lorca, Marés González, Alicia Quiroga, Delfina Guzmán, Coca Melnick, Fanny Fischer, María Cánepa y Gustavo Meza, estudiante de la Escuela de Teatro, hoy gran director, dramaturgo y formador de actores, premio nacional de las Artes de la Representación en el 2007, que me confesó su incomodidad de actuar ese día con calzas en su debut de “paje” en las tablas profesionales.
La Noche de Reyes es parte de una epifanía, de la duodécima noche, en versión británica, de la visita de los Reyes Magos al nacimiento del Niño Jesús, que se inscribe como una revelación o aparición religiosa en la celebración litúrgica cristiana.
Sin embargo, a 70 años, la Noche de Reyes, la epifanía real no ha funcionado en el Teatro Nacional Chileno. La Noche de Reyes pareciera ser un fantasma.
No tan solo por la versión de comedia y de un trío amoroso que le dio Shakespeare y León Felipe al simbolismo religioso, sino porque los Reyes Magos han fallado en esta parte de la historia.
El Incienso no le ha rendido la gloria a la magnitud que tiene el Teatro de todos los chilenos; ni menos ha recibido la humanidad de la Mirra y, desgraciadamente, el Oro no ha traído el financiamiento que requiere la dignidad de un teatro nacional.
En una entrevista en un diario, antes que fuera elegido director del Teatro Nacional Chileno, Ramón Griffero había denunciado que “no existía teatro nacional” y que “era un nombre falso”.
Sin embargo, el propio Griffero mostró entereza y empeño cuando estuvo a cargo del TNCh y lo sacó adelante con la colaboración de los trabajadores del teatro. Tal como ha venido sucediendo con destacados y talentosos directores.
Estando ya a cargo, en una conversación en pandemia, vía zoom, confesaba su vergüenza en un encuentro internacional de teatros nacionales, al declarar que Chile solo tenía unos 15 empleados en su planta profesional y que debía arreglárselas como pudiera.
Los teatros nacionales de la región tienen una planta de cientos de profesionales, técnicos, administrativos y empleados. La Cultura y el Teatro son un tema de Estado en todas partes.
Lo cierto, es que el Teatro Nacional Chileno -bautizado así por la dictadura- sobrevive con las mismas butacas de 1954, cuando se estrenó Noche de Reyes: 70 años. Su iluminación parpadea con las mismas luces de los noventa y sus camarines, por su mal estado, no dejarían dormir a Víctor Jara, como lo hacía cuando era estudiante de teatro de la Universidad de Chile.
No obstante, los actuales responsables del Teatro Nacional Chileno siguen por la huella de la vieja escuela de los fundadores. “La función debe continuar”, como enseñara Roberto Parada, en plena actuación en el Teatro Ictus, de cuando la primavera se rompía de verdad ante la noticia del asesinato de su hijo José Manuel.
El Teatro Nacional Chileno, en la Sala Antonio Varas, ha montado centenares de obras teatrales en estos venideros 70 años. Millones de asistentes han asistido y siempre sus entradas han sido las más baratas de la taquilla teatral. Hoy la entrada más cara es de siete mil pesos -las menos que se venden-, la mayoría se acoge a la tercera edad y a la condición de estudiantes, que pagan cinco y cuatro mil pesos.
El Estado tiene aquí una esquina de encuentro, donde confluyan las veredas y no existan bandos. Chile tiene una oportunidad para tener el mejor teatro -una selección nacional- con conjuntos estables en el Teatro Nacional Chileno, que terminen con la censura de las grandes obras (que no se pueden dar por sus grandes montajes) de Shakespeare, Isidora Aguirre, Beckett, Egon Wolf, Bernard Shaw, de Antonio Acevedo Hernández, Bertolt Brecht, de Lope de Vega, de tantos clásicos. Es tiempo que las nuevas generaciones conozcan que existen temporadas de meses y no como hoy, que se reducen a los estrenos de un par de días y que solo unos pocos tienen la oportunidad de ver las obras teatrales.
La Imagen-Chile tiene aquí la oportunidad de tener la mejor compañía del país girando por Latinoamérica y por el mundo. Los colegios y las Regiones de todo Chile merecen recibir en sus teatros a los grandes clásicos universales y nacionales. El nuevo teatro, las propuestas de las y los nuevos autores necesitan tener un referente que los encumbre al reconocimiento de la dramaturgia nacional.
El Teatro Nacional Chileno es “la roja de todos”.
El anuncio, que regala la vida, es la celebración esta vez de La Noche de Reyes y sus próximos 70 años. El Teatro Nacional Chileno requiere la voluntad y la decisión de un Estado Cultural: del compromiso de los poderes del Ejecutivo, Legislativo, Judicial…y del Banco Estado.
Chile no necesita Reyes Magos. Necesita construir una soberanía cultural con todos.
Fotografías: René Combeau. 80 años de un viaje. Teatro Nacional Chileno.
2 comments
Una vergüenza lo que pasa con el Teatro Experimental de don Pedro de la Barra… lo que está indicando que la dictadura sigue estando con nosotros, y no nos quiere soltar… hay que recuperar el Teatro de la Universidad de Chile y darle el financiamiento anual que requiere… ahora !!!
Totalmente de acuerdo, ya que se ha hablado tanto de democracia hay que tener claro que el arte para todos es la base de un estado democrático.